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Recreando el fin de la escena familiar descrita por El País

Educación paternal

Fuentes: Rebelión

El País publica1: «Zapatero también se ha referido a la actuación del Rey durante la Cumbre Iberoamericana, que mandó callar a Chávez cuando el presidente trataba de exigirle respeto para las instituciones españolas. En este sentido, ha comentado que no fue consciente del impacto que tuvo el gesto de don Juan Carlos hasta que regresó […]

El País publica1:

«Zapatero también se ha referido a la actuación del Rey durante la Cumbre Iberoamericana, que mandó callar a Chávez cuando el presidente trataba de exigirle respeto para las instituciones españolas. En este sentido, ha comentado que no fue consciente del impacto que tuvo el gesto de don Juan Carlos hasta que regresó a casa y, nada más entrar por la puerta, su hija mayor le dijo: ‘Papá, ¿por qué no te callas?’. Según el presidente, ambos se echaron a reír.«

Conociendo ya las aptitudes pedagógicas del ilustre defensor de todos los españoles (poderosos) -aun si probadamente han cometido acciones deleznables-, ante cualquier acusador extranjero que provenga de un país no poderoso, según se revelaron en la XVII Cumbre ¿Iberoamericana?, la tierna escena familiar muy bien podría haber sido sabiamente aprovechada por el didáctico padrazo… Este es pues un curso posible.

La Pequeña: -Papito, ¿es lo mismo «colaborar» que «competir»?

El Presidente (con mirada comprensiva y tono magistral): -No, cariño. Todos quienes participan en una competencia son competidores. Ellos luchan entre sí por alcanzar preeminencia, por ver reconocida su superioridad sobre los otros competidores. En la colaboración también intervienen varias personas (y en eso se parecen, así que eres una chica muy lista por ver semejanzas), pero allí unos colaboran con otros, ayudan a los otros…

La Pequeña: -Creo haber entendido: si estamos en una carrera, por ejemplo, y un atleta se cae, los otros competidores se alegran, lo dejan atrás y siguen su carrera, pero si hubieran estado colaborando, los otros corredores ayudan al caído para seguir todos juntos…

El Presidente (orgulloso): -¡Ni yo mismo podría haberlo dicho mejor!…

La Pequeña: -Papito, ¿las máquinas pueden más que las personas?

El Presidente (condescendiente): -No, corazón… A veces en el arte aparecen obras que muestran la subordinación de los humanos a las máquinas, pero eso no es así. Por esa razón el género que produce obras que revelan este enfoque recibe el nombre de «ciencia ficción».

La Pequeña: -Pero, yo digo si es una máquina muy, muy buena.

El Presidente (con paciencia y amor infinitos): -Ni aun así es posible, cariño.

La Pequeña: -Pero si es un auto muy…

El Presidente (enfático): -Los autos menos que cualquier otro artilugio…

La Pequeña: -¿Y si es un auto hecho en España?

El Presidente (deferente): -En España ciertamente producimos autos muy buenos, pero ninguno de ellos puede superar a los humanos.

La Pequeña: -¿Ni siquiera si es un auto español muy especial y preparado?

El Presidente (benévolamente): -Desafortunadamente, no hay un auto que por muy especial, español y preparado que sea pueda competir con las personas…

La Pequeña: -Ya comprendí eso, papito… Ahora dime, ¿por qué tú le dijiste a esos señores de la reunión que querías competir con ellos?…

El Presidente (riendo jubiloso): -¡Entiendo, querida!… En ese caso me refería a competir para hacer cosas buenas, para que gane el que más cosas buenas haga…

La Pequeña (dubitativa): -¿Y no sería mejor colaborar?

El Presidente (algo chasqueado): -Aquí se puede hablar de competir…

La Pequeña (insistente): -Pero, tú en esa misma reunión dijiste que querías que las ambulancias españolas compitieran con los médicos de otros países…

El Presidente (enojado): -Hijita, ¿por qué no te callas?

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1 http://www.elpais.com/articulo/espana/Aznar/Zapatero/eres/presidente/llamas/quieras/elpepuesp/20071113elpepunac_23/Tes