En 1967 un psicólogo y escritor norteamericano, Martin Seligman acuñó el término de indefensión aprendida. Para Seligman la indefensión aprendida, es una condición psicológica en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil. Seligman, […]
En 1967 un psicólogo y escritor norteamericano, Martin Seligman acuñó el término de indefensión aprendida. Para Seligman la indefensión aprendida, es una condición psicológica en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil.
Seligman, experimentando con animales descubrió que cuando a un animal se le aplica un castigo del cual no puede escapar, el animal «aprende» su indefensión y renuncia a toda tentativa de librarse del sufrimiento recibido. Esto se comprueba cuando poco después recibe un nuevo castigo, pero esta vez se le permiten todas las posibilidades para escapar, sin embargo el animal ha aprendido a ser indefenso: ni intenta librarse del castigo.
El resultado de la indefensión aprendida es que el sujeto permanece pasivo frente a una situación que le es dañina incluso cuando dispone de la posibilidad real de cambiar estas circunstancias y acaba entrando en una forma de resignación o depresión particularmente grave.
Antes del 15M miles de personas y especialmente trabajadores y jóvenes estaban sin duda en estado de indefensión aprendida. Por razones inexplicables para muchos, se han quedado sin trabajo, sin casa y la miseria les asalta o cuando menos merodea. Han ido «aprendiendo» que su suerte es «independiente de cuanto hagan». Es posible que puedan escapar de esa situación pero después de algunos intentos fallidos, han llegado a la conclusión que no hay solución para ellos. Por eso las estadísticas de la depresión y sus síntomas aumentan y por eso la resignación parece atenazar a amplios sectores de la propia clase obrera.
El movimiento del 15M fue la mayor expresión de que se podía romper el círculo vicioso de la indefensión aprendida. Miles de personas entreveían el resquicio de una puerta por la que escapar, el entusiasmo prendió y el movimiento se fue para arriba, incluido el reciente 15 de Octubre.
Y ahí aparecieron las elecciones generales y miles de personas saben que ganará el PP, que puedes votar mas a la izquierda, pero seguirán los partidos de siempre y que por esa vía se mantendrá el sistema y el régimen de siempre y el movimiento vuelve a sentir que los resultados finales son «independiente de cuanto hagan» y para muchos será de nuevo un intento fallido que corroborará que «no hay solución».
Las reglas del juego que este sistema y este régimen (con la ayuda decisiva y constante de los dirigentes de la izquierda institucional y las direcciones de CCOO y UGT) ha impuesto, pretenden precisamente generar ese estado sicológico en el que las personas aprendamos a creer que estamos indefensos, que no tenemos ningún control sobre la situación en la que nos encontramos y que «ellos» son la única solución. Es tanto el empeño en que aprendamos ese estado de indefensión y de convicción en la inevitabilidad de las cosas, que hasta se ha hecho común afirmar: voy a votar a este o aquel «con la nariz tapada«.
Volviendo a Seligman, hay que reiterar por tanto que esa indefensión es «aprendida» y romper el círculo vicioso de esa indefensión exige romper las reglas del juego.
El día 20N no está en juego quién ganará, porque gane quien gane ganará la banca y venga el gobierno que venga lo hará con las gigantesca tijeras de los recortes y gobernando al dictado de la troika (BCE, la UE y FMI). El 20N es un plebiscito, un referéndum amañado en el que pretenden legitimarse como «representantes del pueblo» frente a los que les gritamos desde las calles que «no nos representan«. Un plebiscito amañado en el que pretenden sostener sus reglas de juego, frente al «desorden» de las protestas en la calle, de las huelgas.
Pero se puede romper esta forma de determinismo, se puede escapar de esa indefensión aprendida dándole la vuelta a este fraude orquestado. Si millones de personas damos la espalda a este referéndum fraudulento yendo a dar un voto nulo o no yendo a votar, el día 21 habrá tantos o cuantos diputados del PP, del POSE de CIU… pero podremos decirles con toda la autoridad moral y política: que no nos representan y habremos desmantelado así su fraude y el futuro se seguirá dirimiendo en el único lugar posible y más favorable para los explotados y oprimidos/as, en la lucha y en la calle.
El 20N hay que romper las reglas del juego, si votas vota nulo.
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