El colectivo militar Anemoi quiere manifestar su entusiasta apoyo a las Marchas de la Dignidad, que confluirán en Madrid el próximo 22 de marzo, como genuina expresión de una decidida y soberana voluntad democrática de los ciudadanos para modificar definitiva y radicalmente sus condiciones de existencia. El colectivo Anemoi reconoce la importancia capital de la […]
El colectivo militar Anemoi quiere manifestar su entusiasta apoyo a las Marchas de la Dignidad, que confluirán en Madrid el próximo 22 de marzo, como genuina expresión de una decidida y soberana voluntad democrática de los ciudadanos para modificar definitiva y radicalmente sus condiciones de existencia.
El colectivo Anemoi reconoce la importancia capital de la participación en esta movilización de una enorme variedad de movimientos sociales, representantes de las legítimas preocupaciones de una inmensa mayoría de la población: desempleados, hipotecados, estafados por la banca, exiliados económicos, alumnos y docentes, personal sanitario y pacientes, todos ellos ahogados en penurias, inmigrantes hostigados y privados de derechos, pensionistas, trabajadores precarios de todo orden, mujeres a las que se niega el control de su propio cuerpo, científicos abandonados a su suerte, etc., a quienes el sistema político imperante no solo no resuelve sus problemas, sino que los agudiza en un descarado y criminal trasvase de fondos públicos en favor de las rentas más altas que hacen de España el país de la Unión Europea con mayor desigualdad, después de Letonia.
Anemoi exhorta a sumarse a estas movilizaciones a todos los ciudadanos conscientes, a los activistas de los distintos movimientos sociales y a los militantes y afilados de partidos políticos y sindicatos que no quieren mantener por más tiempo su lealtad a un consenso político diseñado a la medida de los intereses de los más poderosos.
Las marchas del 22 de marzo serán la ocasión de mostrar, a través de tantos actos de desobediencia civil como sea imaginable, la frontal oposición del pueblo español a continuar en esta política de sometimiento suicida a los dictados del capital.
En la convicción de que las actitudes violentas no conducen más que a un mayor sufrimiento para todos, Anemoi quiere advertir de que, tan contundente como sea la manifestación de protesta, ha de adoptar siempre formas de expresión pacífica. En este sentido, exhorta a los participantes a extremar su vigilancia y no dejarse arrastrar por actos de provocación que conducirían a situaciones irreparables. Al mismo tiempo, manifiesta el derecho de las personas a defenderse de las agresiones emprendidas contra ellas, vengan de donde vengan.
Anemoi hace un llamamiento a todos los componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para que pongan el mismo empeño en proteger los derechos a la libre expresión de ideas y a la manifestación pacífica como ponen habitualmente en la defensa de la propiedad o de la integridad física de las personas. Deben entender que la protesta legítima y pacífica lleva implícito algún grado de molestias o perturbaciones de la actividad cotidiana, que hay que sacrificar en alguna medida si se quiere que el sentido de las protestas llegue a sus destinatarios. El uso del espacio público para manifestarse es tan legítimo como para transitar o ejercer actividades comerciales.
Anemoi hace un llamamiento también a los profesionales de las fuerzas armadas para que contemplen con simpatía esta expresión espontánea de ira popular, reconociendo que, en definitiva, los intereses legítimos del pueblo son sus mismos intereses. Al mismo tiempo, les exhorta a acallar con rotundidad todo intento de desacreditar esta noble acción y, llegado el caso, a neutralizar todo intento de desbaratarla por la fuerza.
Las marchas del 22 de marzo han de ser una contundente muestra de unidad popular e invadir las carreteras de todo el estado y las calles de Madrid en una incontenible marea ciudadana que suponga un primer paso en la larga y difícil marcha que nos espera para lavar a nuestro país de tanta indignidad y miseria.
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