La madrugada del sábado falleció en Sevilla Manuel Prado y Colón de Carvajal, diplomático, senador por designación real, empresario y ‘administrador privado’ del rey Juan Carlos de Borbón durante dos décadas. La revista Forbes (abril del 2003) estimó la fortuna del campechano monarca español en 1.790 millones de euros. En 2009 la Casa Real recibe […]
La madrugada del sábado falleció en Sevilla Manuel Prado y Colón de Carvajal, diplomático, senador por designación real, empresario y ‘administrador privado’ del rey Juan Carlos de Borbón durante dos décadas. La revista Forbes (abril del 2003) estimó la fortuna del campechano monarca español en 1.790 millones de euros. En 2009 la Casa Real recibe 8.9 millones de los presupuestos públicos. Tan notorio desequilibrio de varios ceros entre ambas cifras carece de explicación oficial en el enorme estado de silencio permanente que cuida de determinadas instituciones de la democracia posfranquista, empezando por la «pandilla de vagos», según expresión del senador Iñaki Anasagasti. En este peculiar contexto financiero de la realeza española, Manuel Prado movió los hilos de la fortuna personal de Juan Carlos de Borbón, un individuo -el individuo- con inmunidad penal ante cualquier delito. Y lo hizo con gente tan respetable como Mario Conde, Javier de la Rosa, o los Albertos paseándose por Palacio.
En 2004 Prado y Colón de Carvajal ingresó dos meses en prisión (aunque la Audiencia Nacional le condenó a pasar dos años a la sombra, obtuvo el segundo grado por razones humanitarias). En 2007 el ‘administrador privado’ del rey fue condenado a un año de prisión por un delito continuado de apropiación indebida. En 2008 fue de nuevo condenado por la Audiencia Nacional. Triplete.
Pero con este historial, el delincuente económico de altos vuelos tuvo «una vida dedicada a la empresa», según un titular de la agencia EFE. Para Mariángel Alcázar, hagiógrafa monárquica habitual en las páginas de La Vanguardia, Prado y Colón de Carvajal tuvo «una visión diplomática extraordinaria»; Mariángel se despachaba en seis lineas los entuertos judiciales de Prado en una crónica publicada el domingo en el diario del Conde de Godó. Fernando Seco (Abc de Sevilla) comentaba: «Ciertamente ha sido una persona con luces y sombras, pero eso se ve así porque tenía una proyección pública. Esas mismas sombras y luces las tenemos la mayoría. Tantas como cosas que hacemos bien y tantas como equivocaciones que cometemos. Y él no fue ajeno a esta realidad«. Y como colofón, un tal Miguel Gallego sostenía que «cualquier empresario puede tener problemas con la Justicia, un papel te puede enredar».
Adosadas al coche fúnebre destacaban dos coronas de flores: una enviada por el Senado y otra por Sus Majestades los Reyes. En agradecimiento por los servicios prestados.
Fuente: http://www.linformatiu.com/nc/opinio/tribuna-oberta/articulo/el-administrador-privado-del-rey/