Cronopiando De nuevo otra autoridad española, un democrático alcalde de Villanueva del Pardillo, pueblo de la comunidad de Madrid, llamado Juan González Miramón, del Partido Popular, se convierte en noticia. No porque se dedicara, como otros colegas suyos, a intercambiar votos por vales de comida, o se diera a la labor de falsificar votos por […]
De nuevo otra autoridad española, un democrático alcalde de Villanueva del Pardillo, pueblo de la comunidad de Madrid, llamado Juan González Miramón, del Partido Popular, se convierte en noticia. No porque se dedicara, como otros colegas suyos, a intercambiar votos por vales de comida, o se diera a la labor de falsificar votos por correo, o usurpara el cargo, o copiara su programa electoral de otro partido. En este caso, el alcalde de Pardillo llega a las primeras páginas de los medios por haberse subido el sueldo hasta casi equipararlo, por ejemplo, con el del presidente de gobierno. Y todo ello, en el primer día de trabajo de un ayuntamiento de apenas 14 mil habitantes y que, en relación a las finanzas, al decir de su propio alcalde, «está chungo».
No todos en Pardillo son hijos de la onomástica y, generoso el alcalde, a pesar de la crisis que le angustia, además de subirse el salario hasta los 83.300 euros al año, también ha decidido sustantivos aumentos para los cuatro tenientes de alcalde de la localidad, así como crear seis cargos llamados «de confianza» a 30 mil euros al año para cada lealtad. El ayuntamiento contará desde ahora con un asesor jurídico, un responsable de protocolo, otro responsable de relaciones institucionales, un supervisor de Servicios Generales… y no se descartan nuevos cargos, supervisores y «pardillos».
El alcalde ha justificado su aumento con una sentencia que, no dudo, cause jurisprudencia: «porque yo lo valgo». «Se trata -aclara Miramón- de una subida para toda la Corporación acorde con lo que yo creo que vale mi esfuerzo y las responsabilidades que vamos a asumir».
Es tan penoso el deterioro de los sindicatos obreros que hasta un simple alcalde de un discreto pueblo les da lecciones en política salarial. Y no me explico a qué están esperando esos sindicatos amarillos para reivindicar aumentos a partir de los mismos requisitos que le han servido al alcalde de Pardillo para hacer realidad el sueño de todos: cobrar lo que valemos.
Ni siquiera ha tenido necesidad, tan sacrificado servidor municipal, en agregar a sus incuestionables merecimientos, la promesa de más horas de trabajo en el ayuntamiento de Pardillo, de más y mayores sacrificios en aras de mejor atender el interés de la comunidad. Ya ha dicho el alcalde que se propone suprimir buena parte de las actividades del ayuntamiento, incluso, plenos o la convocatoria de comisiones, para «evitar que algunos cobren dietas de más». Al alcalde no lo van a coger de pardillo, faltaría más. Y tampoco al regidor de Villalbilla, pueblo de 7 mil habitantes de la comunidad de Madrid. Va a ganar 72 mil euros al año.
El problema no se limita a la comunidad de Madrid. En todo el estado español acaba de terminar la última gran zafra de pardillos y los resultados cosechados, además de buenos, auguran mejorar sus excelencias dentro de algunos meses, cuando de nuevo se vuelva a convocar a los pardillos y estos elijan a sus impresentables.