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Campaña "40 años del asesinato del Che", en Canarias

«El amor, la política y la rebeldía»

Fuentes: Rebelión

«El Che, el amor, la política y la rebeldía» es el título del documental que ayer dio paso al debate Reforma o Revolución, en el segundo de los actos que la Plataforma Canaria de solidaridad con los Pueblos ha organizado como parte de la campaña que, a lo largo de todo este año conmemorará los […]

«El Che, el amor, la política y la rebeldía» es el título del documental que ayer dio paso al debate Reforma o Revolución, en el segundo de los actos que la Plataforma Canaria de solidaridad con los Pueblos ha organizado como parte de la campaña que, a lo largo de todo este año conmemorará los cuarenta años del asesinato del líder revolucionario Ernesto Guevara.

En la actualidad, dicha campaña cuenta con una comisión gestora encargada de planificar y llevar a efecto las actividades que son propuestas en el marco de reuniones quincenales en las que participan, además de los representantes de Plataforma, miembros del Sindicato de Estudiantes de la Universidad de Las Palmas, del Ateneo Popular Jiribilla y también personas a título individual.

Como fruto del trabajo de esta comisión, ya se ha establecido un calendario de actividades que se van a desarrollar a lo largo del presente año y en el que se incluyen encuentros de artistas gráficos, conciertos, proyecciones audiovisuales y charlas-coloquio, que sirvan para profundizar en el conocimiento de los planteamientos políticos del Che, así como para incidir en la necesidad de continuar su lucha.

Igualmente, con el nombre de «Che 40», la comisión gestora de la campaña en Las Palmas ya está elaborando los contenidos de los paneles que integrarán una exposición itinerante sobre la vigencia de las condiciones de vida de los pueblos que llevaron al Che Guevara a mantener altas las banderas de la lucha revolucionaria, la liberación nacional, el trabajo, la autodeterminación de los pueblos y el internacionalismo como pilares de una sociedad de Justicia, opuesta al capitalismo y firme en su capacidad de confrontar con éste y superarlo.

«Así no importa….

(…) la agresividad del imperialismo». Esta afirmación que Guevara hace en uno de los discursos que aparecen en el documental que se visionará hoy, a partir de las 20:00 horas en el Ateneo Popular Jiribilla de Las Palmas de Gran Canaria, pone de manifiesto el papel fundamental que tiene la conciencia creada a partir del trabajo. Un trabajo con el que hombres y mujeres deben identificarse y que, como el propio Che defiende, en otra de las partes de la cinta «(…) es algo que hay que organizar».

El mismo que plasmara el novelista cubano, Jesús Díaz, en Las iniciales de la Tierra, cuando recurre a la figura del líder de la revolución cubana para ponerlo como imagen del sacrificio personal que hay que anteponer cuando se quiere transformar una sociedad y hacerlo de manera definitiva:

«(…)Carlos regresó a su hamaca, Asma sólo necesitaba solidaridad y aire. Le había dado la primera, lo segundo no estaba en sus manos. Asma debía seguir luchando solo con sus bronquios como él con sus pesadillas. ¿Por qué estaba allí aquel hombre?, se preguntó, ¿por qué no regresaba a su casa?, ¿de dónde sacaba las fuerzas para afrontar tras el esfuerzo bárbaro de la Caminata, las pruebas permanentes que imponía la Escuela?, ¿cuál era la fuente de su locura o de su terquedad?

Recordó al Che avanzando hacia los hierros retorcidos en el Muelle de La Coubre, los cuentos sobre sus ataques de asma durante la Invasión, y esta última palabra lo remitió al abuelo Alvaro atravesando con Gómez y Maceo los cañaverales en llamas para traer a Occidente la Guerra necesaria. Sintió vergüenza de sus pesadillas, de sus vacilaciones y murmuró, «No soy un obrero», diciéndose que quizá se trataba de una cuestión de clase,deseando que esa fuera la explicación total del problema para sentirse relevado de su responsabilidad. Pero había algo más, porque dos de los cuatro rajados eran obreros, y si bien en la Compañía casi todos lo eran, también había desempleados, trabajadores por cuenta propia, oficinistas, estudiantes, técnicos e incluso un profesional de renombre, El Doctor, un ingeniero que, según Kindelán, era comunista. «¿Y tú», le había espetado Carlos la noche de la confesión. Kindelán se rió de la tensión implícita en la pregunta y le respondió que sí, que él también era comunista porque los comunistas estaban locos, ¿se imaginaba querer cambiar el mundo?,¿querer acabar con la miseria, con el hambre y con la descojonación?, locos de a viaje estaban. Carlos sonrió mientras Kindelán seguía hablando, todos en la Escuela eran comunistas, algunos lo sabían y otros no, pero todos querían lo mismo, cambiar el mundo que era una mierda y, además, cambiarlo de a timbales, por eso estaban locos, ¿cómo si no aguantar la lluvia, el frío, la Caminata, las guardias y el carajo y la vela? ¿Prepararse para qué? ¿para una guerra contra los yankis, el imperio más hijoeputa del mundo, que además estaba ahí mismo, a la vuelta de la esquina? Locos de a viaje, hermano, no jodas (…)».