El domingo, 6 de enero de 2008, la Guardia civil informaba que dos personas, que portaban pistolas envueltas en celofán, habían sido detenidas en Arrasate a las 13 del mediodía en un control policial de los GAR. «El País» adelantaba que se trataba de dos jóvenes navarros y que no opusieron resistencia. Al día siguiente, […]
El domingo, 6 de enero de 2008, la Guardia civil informaba que dos personas, que portaban pistolas envueltas en celofán, habían sido detenidas en Arrasate a las 13 del mediodía en un control policial de los GAR. «El País» adelantaba que se trataba de dos jóvenes navarros y que no opusieron resistencia.
Al día siguiente, lunes, se supo que uno de ellos, el lesakarra, Igor Portu, estaba en la UCI del hospital Donostia con múltiples golpes, un pulmón perforado y neumotórax. Por encanto el «no opusieron resistencia» se trocó ahora, en boca del ministro español del Interior -Alfredo Pérez Rubalcaba-, en que «las lesiones fueron consecuencia del uso de la fuerza para reducir a los jóvenes cuando intentaban huir. En cualquier caso se trataba del uso de la fuerza reglamentaria». Y adelantaba que el otro detenido, Mattin Sarasola, «también estaba lesionado». Era la tesis del gobierno socialista: de Zapatero y su ministro. Los demás socialistas, en palabras de Patxi López, se hallaban fuera de cobertura.
Un runrrún se apodera de la calles de Arrasate, que se hace denuncia en el juzgado de Bergara mediante un testigo ocular, que presenció la detención de Igor y Mattin: la detención no se produjo a las 13 sino a las 10 y ante la escuela Erguin de Arrasate. Él, que paseaba al perro, vio cómo la guardia civil les colocó los grilletes a los dos jóvenes y les introdujo en el coche celular. No hubo ni forcejeos, ni intentos de huida, ni uso de la fuerza reglamentaria. La versión de Zapatero, Rubalcaba y El País era, de nuevo, una mentira política intencionada y taimada. ¿Cuándo va a ser castigada con pena grave de cárcel e incapacidad de ostentar cargo público la mentira grave y descarada de un cargo público con efecto grave en los ciudadanos?
Igor y Mattin, tras días de incomunicación y, por tanto, desconocedores de la versión del testigo y, también, del compañero coinciden en el relato: comienzan cinco largos días de tortura, iniciándose ya in situ, en el río Aramaio de Arrasate, aislando la zona y prohibiendo el paso de la gente. Se está en territorio nacional y comienza el Guantánamo en Arrasate: la bolsa, la tortura salvaje, los desmayos de angustia, la cabeza en el agua hasta provocar la asfixia, los golpes, el disparo de ejecución solitaria simulado, los desmayos de agotamiento y sofoco, las sesiones de cabeza en el agua, de trago forzoso, la bañera, los golpes… Un relato internacional de sadismo, como el conocido y padecido en Irán, USA, Palestina o en el Chile de Pinochet, está ocurriendo en la España de Franco, de Aznar y Zapatero. Pero no, esta vez no se les murieron en el potro de tortura como Mikel Zabaltza de Orbaitzeta en 1985 en Intxaurrondo o en 1983 Mikel Arregi en una comisaría de Madrid. Me quedé anonadado cuando supe que el sabio Joan Mari Torrealdai, a sus 60 y pico años, no se atrevió a denunciar hasta cinco años después las torturas sufridas por los funcionarios del estado español. Por supuesto, ningún socialista vasco pidió el cese del ministro de Interior.
Los socialistas, también los vascos, no sólo callaron ante la tortura en Arrasate sino que cuando hablaron lo hicieron para mentir, para desorientar de modo descarado, para esconder lo hecho y ordenado por ellos, tal como lo viene haciendo a menudo el PSOE desde la creación del GAL. Porque no lo olviden, el PSOE creó el GAL -aquel grupo de muerte- desde el gobierno. Y si el franquismo no fue condenado judicialmente en el estado español tampoco lo fue el GAL con condena judicial seria, ni hubo retracto por su parte. Ante las ejecuciones sacaron pecho. Rodríguez Zapatero, cuenta, quedó entusiasmado oyendo hablar a su presidente Felipe González, y en 1983, siendo él ya secretario de organización de su partido en León, no levantó la voz ante el GAL de su partido y de su presidente. Y ante la tortura estatal en Arrasate no hubo ni mociones de denuncia, ni petición de destituciones, ni distanciamientos de partidos con consecuencias graves y determinantes ante una tortura de gobierno, ante una vieja tortura de ultraje e inhumanidad, de desprecio por los derechos humanos. Se da como un hecho normal la tortura gubernamental en el estado español. No, esta vez – que podía muy bien haber ocurrido como ocurrió otras veces- no murió en sus manos ni Igor ni Mattin.
Ésta es su democracia, Sr. José Luis Rodríguez Zapatero y señores socialistas. Una democracia de tortura y violación. La del GAL, señores jueces y policías. La de mirar a otra parte cuando los abertzales veníamos gritando por las calles desde años «PSOE, GAL berdin da«. ¿Sr. José Luis Rodríguez Zapatero, es usted un defensor de los derechos humanos o un criminal de la Edad Media, un viejo torturador sonriente de la Europa colonizadora? ¿ Y qué hacen ante la tortura esos engolados y circunspectos profesores del derecho constitucional español y de ética? ¿Cuál ha sido y es su aportación ante esa vieja lacra de los gobiernos españoles, esa lacra tan constitucional y pegada a su esencia, que muchos venimos padeciendo en este pueblo año tras año, década tras década? Porque yo he cumplido los sesenta y conocí desde niño la tortura en esta tierra, la tortura que, al principio, otros me contaron y luego yo la he sentido, como otros muchos, en mi propio cuerpo y en el de muchos amigos y amigas, conocidos y conocidas.
El caso de Arrasate no es un caso aislado, es larga maroma trenzada por gobiernos criminales como el de Rodríguez Zapatero o el de Franco, el de Felipe González o el de Aznar. Respecto a la tortura siguen siendo lo que eran, quizá torturadores más refinados y mendaces, con la misma policía y los mismos tribunales: sumisos, agentes de tortura y violación. Somos muchos en este pueblo los que denunciamos violaciones aquí y en otros pueblos, no somos de esa » izquierda » cobarde, que se acojona y cierra los ojos ante la tortura de su gobierno y saca pecho y denuncia con ahínco y aspaviento la vulneración de los derechos en el Tibet, no somos de esa gente que aplaude y hasta poetiza sobre la violación en su propio país, de la que con frecuencia son colaboradores. ¡Miserables!
Me viene a la memoria el escrito «Revuelo y verdad» del dramaturgo Alfonso Sastre denunciando la tortura policíaca, como él decía «uno de los grandes horrores de la historia de España, hoy desdichadamente vigente» y a la que tantos años de su vida dedicó su compañera de sueños y libertad, la gran Eva Forest, pero no para abonarla sino para exterminarla, para recuperar a las gentes de sus heridas y zarpazos de indignidad, de violación y muerte. Arrasate es hoy, de nuevo, denuncia del terror gubernamental socialista, y respuesta de ETA ante un estado terrorista de largos años y de tan malas consecuencias. Y yo no voy a condenar a ETA ante un gobierno abiertamente terrorista. Porque con mi condena no quiero apoyar ni, tampoco, justificar o dar alas a un gobierno criminal de años, que padezco y sufrimos. ¡Antes de exigirnos denuncia y condena dejen definitivamente de torturar desde el gobierno, renuncien a la violación grave de los derechos humanos! ¡Devuélvanos la libertad y los derechos arrebatados a base de cárcel, tortura, chantaje y sangre! Somos un pueblo, que ansía vivir en paz. Es verdad, Arrasate es clarificación de nuestro pueblo, explicación de la transición. Es reflejo de aquel «atado y bien atado», legajo miserable de Franco y prórroga de su tortura. Arrasate es el plato que se nos sirve y pone delante. «Estamos ante una vergüenza histórica».
Estremecen los relatos de los torturados, hoy los de Igor y Mattin en Arrasate, ayer los de Gorka Lupiañez, antesdeayer los de Unai Romano…, pongan miles sin temor a equivocarse. Yo no condeno a nadie que se rebela ante un estado terrorista, como no condeno a Hamas ante Israel. Por la historia y la literatura sé que la mentira y la tergiversación de los gobiernos españoles ante sus hechos sanguinarios, de tortura y guerra, el silencio de sus patriotas, de sus escritores, de sus cineastas, de sus telediarios… han sido y son legendarios y de vergüenza. A toro pasado todos lucharon contra la barbarie, todos fueron luchadores por la democracia, todos estuvieron en contra de Franco y participaron en el mayo del 68. Y desde su ayer rebelde -en gran parte mendaz- quieren justificar su cobardía en el presente. Denuncian las torturas lejanas y cierran los ojos ante las torturas de su gobierno, ante «sus» torturas. ¿Saben qué hicieron los jueces españoles ante las torturas del dictador Franco? Lo mismo que han hecho ante las torturas de los gobiernos de Felipe González, de Aznar y Zapatero. ¡Mirar a otra parte y silbar, denunciar después de muchos años lo ocurrido en el Chile de Pinochet, quizá tratando de justificar su silencio ante su comportamiento cobarde y silente aquí, ante las denuncias de tortura en el país por parte de su gobierno, en el que los torturadores cobraban y cobran pensiones por su vileza y eran y son, en algunos casos, condecorados por sus servicios! ¿Y luego quieren que condenemos a ETA? ¿Para qué, para seguir viendo la paja en ojo ajeno y no la viga en el suyo, para ingerir los desmanes de nuestros gobiernos con patatas por pura cobardía? La pacata Amnistía Internacional viene denunciando la tortura desde años en el estado español y el gobierno de turno la usa como papel de water.
Dice Reyes Mate, el otrora crítico serio y hoy profesor de investigación del CSIC: «Lo de Arrasate es un test. Sería una pena, empero, que se mantuviera activo el único consenso que merece ser denunciado. Me refiero al acuerdo implícito de todos los partidos en no dar significado político a la existencia de víctimas. Atenderlas, sí; significado político, no, dicen… El significado político se deriva de lo que la víctima es objetivamente. Es la respuesta a los daños personales, políticos y sociales que lleva consigo el acto violento o, dicho de otra manera, es entender esos daños como injusticias que reclaman una respuesta política y no sólo económica o sentimental«. De acuerdo, Sr. Reyes, sólo que en el test de Arrasate también entra usted, y mire, y repase lo que ha escrito sobre la vieja tortura gubernamental, que tan a diario venimos padeciendo los abertzales en Euskal Herria, también con los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero, entre otras la tortura de muerte ejecutada en enero en Arrasate contra Igor y Mattin por un estado en el que usted es funcionario cualificado. Y quizá también usted se avergüence.