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Sales y soles

El arte del palabreo

Fuentes: Gara

Ojalá fuera tan fácil como entrar en una palabrería y enseñar la punta de la lengua o vaciarnos la cabeza. Las palabras deberían tener su tienda en cada barrio, como el pan nuestro de cada día. Ahora que abundan las expresiones huecas, lo políticamente correcto, la prostitución del lenguaje, se hace imprescindible apostar por la […]

Ojalá fuera tan fácil como entrar en una palabrería y enseñar la punta de la lengua o vaciarnos la cabeza. Las palabras deberían tener su tienda en cada barrio, como el pan nuestro de cada día. Ahora que abundan las expresiones huecas, lo políticamente correcto, la prostitución del lenguaje, se hace imprescindible apostar por la artesanía popular de los vocablos.

El Instituto Cervantes lanzó en marzo un curioso concurso a través de su página web. Por un lado, los internautas podían elegir su palabra favorita del castellano. Hoy, Día del Español, anunciarán la ganadora. Por otro, en una sección denominada «Ficcionario», proponían nuevos vocablos. Acariñar, mezcla de acariciar y dar cariño. Buenito, dícese de alguien bueno y bonito. Obesionado, persona obsesionada con la obesidad… Al final, han sido cerca de dos mil nuevas palabras y, entre ellas, Tastasearse, un término que al parecer se utiliza mucho en Colombia y nace de la onomatopeya (tas tas) del sonido que hacen las bolas de billar al chocar. Tastasearse sería algo así como estrellarse al encontrarse de improviso dos personas.

Aquí, puestos también a palabrear, a inventar vocablos, el tastaseo tiene que ver, mejor dicho, oír, con las ondas libres de Tas Tas, radio comunitaria que celebra esta noche, con una fiesta-concierto en Bilbao, sus primeros 18 años. Una emisora pegada al suelo, hecha de gente, autogestionada, sin ánimo de lucro ni truco. Una radio que suena lo que sueña. Felicidades Tas Tas y que tastaseemos muchos más.

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