La aparición del cardenal Cañizares en una ceremonia organizada por una de las órdenes más conservadoras de la Iglesia católica, en la que el prelado porta una impresionante y magnánima capa de cinco metros de longitud -que nos retrotrae a los tiempos más antiguos y oscuros de la Iglesia católica- ha suscitado un debate crítico […]
La aparición del cardenal Cañizares en una ceremonia organizada por una de las órdenes más conservadoras de la Iglesia católica, en la que el prelado porta una impresionante y magnánima capa de cinco metros de longitud -que nos retrotrae a los tiempos más antiguos y oscuros de la Iglesia católica- ha suscitado un debate crítico entre fieles y creyentes de la Iglesia católica. Ya no son sólo los habituales detractores, sino que se trata ya de católicos practicantes los que comienzan a mostrar su asombro ante la tremenda arrogancia y «vanidad» que algunos cargos de la jerarquía eclesiástica siguen mostrando en la actualidad.
Del ex arzobispo de Pamplona, pidiendo el voto para la Falange de las JONS, al arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, que parece reconstruir en esta ceremonia una especie de versión de la película «Los Borgia», muchos creyentes no ganan para sustos. La Iglesia católica está reaccionando ante su pérdida de poder e influencia, radicalizando sus rasgos más conservadores y reaccionarios. El ejemplo de Cañizares es solo uno más entre todos los que se están produciendo en los últimos tiempos, en los que los cambios sociales del Ejecutivo progresista están levantando muchas protestas de los sectores más reaccionarios.
Contradicción cristiana
Desde la web atrio.org, lugar virtual de reunión para cristianos de carácter mayoritariamente progresista, se ha criticado la «contradicción» que el tipo de vestimenta portado por Cañizares y estas ceremonias guardan «con el Evangelio de Jesús».
Alarmados
Las fotos, como puede observarse, son un perfecto reflejo de la conducta que el prelado español está llevando a cabo en los últimos tiempos. Los propios cristianos progresistas se alarman ante el hecho de que el cardenal aceptara el ofrecimiento de portar esta vestimenta «sin dudar ni prever consecuencias, pues le gusta ser homenajeado por ese tipo de respetuosos religiosos. Se conoce su predilección por los fervorosos legionarios de Cristo que tan bien le acogen en Roma».
Orden ultraconservadora
No en vano, la capilla en la que tuvo lugar la misa pertenece al Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote, una de las congregaciones surgidas para restaurar la liturgia y la Iglesia anterior al Concilio Vaticano II. Este instituto fue fundado por el cardenal Siri, precisamente el gran perdedor en la sucesión a Juan XXIII y en el Concilio Vaticano II. A Siri se le atribuyen frases como ésta: «Hará falta más de veinticinco años para restaurar el mal que ha hecho a la Iglesia Juan XXIII».
La «vanidad» de Cañizares
Estos cristianos criticaron «el carácter de la satisfacción que demuestra (Cañizares) en las fotografías. ¿Es sólo simple vanidad y deseo de verse engrandecido de forma que pueda superar sus complejos de inferioridad?»
Vuelta al pasado
Lo que está claro es que la capa magna va a traer cola. Un gesto de vuelta al pasado que se suma a las anteriores actuaciones de la Iglesia, en un viaje que, lejos de adaptarse a los tiempos presentes, pretende retroceder a épocas más pretéritas aún.