El grupo permanente de asesores internacionales expertos en la resolución de conflictos, constituido por el Gobierno de Lakua, considera que el proceso no debe darse por finiquitado con el atentado de Barajas, por lo que hace un emplazamiento a la búsqueda de soluciones, a través del diálogo, con la participación de todas las partes implicadas […]
El grupo permanente de asesores internacionales expertos en la resolución de conflictos, constituido por el Gobierno de Lakua, considera que el proceso no debe darse por finiquitado con el atentado de Barajas, por lo que hace un emplazamiento a la búsqueda de soluciones, a través del diálogo, con la participación de todas las partes implicadas en el conflicto. En su presentación ante la opinión pública tras la reunión mantenida con el Consejo Político, Roelf Meyer, en nombre de los cinco integrantes del grupo asesor, afirmó que la acción de ETA «supone una nueva oportunidad para fortalecer el proceso de paz y permitir nuevas negociaciones».
El Gobierno de Lakua (Vitoria) ha constituido un grupo permanente de asesores internacionales expertos en la resolución del conflicto. Está compuesto por Albert Reynolds, ex primer ministro de Irlanda; Roelf Meyer, jefe negociador de la minoría blanca en el fin del apartheid en Sudáfrica y luego ministro con Nelson Mandela; Joanna Weschler, directora de investigación del organismo que examina al Consejo de Seguridad de la ONU; Andrea Bartoli, asesor del secretario general de la ONU; y Harry Barnes, del Centro Carter de Resolución de Conflictos. Los cinco se reunieron ayer con Juan José Ibarretxe, Joseba Azkarraga y Javier Madrazo.
Roelf Meyer actuó como portavoz del equipo y llevó su intervención preparada por escrito. Tras señalar que habían analizado las consecuencias del atentado de ETA contra Barajas del 30 de diciembre y su relación con la situación actual, destacó que la primera conclusión del grupo era que «la bomba supone un desafío, un reto al proceso, pero no significa que sea el final del mismo».
Los expertos valoran que «las encuestas de opinión, tanto antes como después del atentado, muestran que la opinión pública vasca y la española están a favor de una solución pacífica y negociada del conflicto».
Por ello, y en base a su experiencia en distintos contenciosos, sostienen que «no podemos permitir que un solo incidente, como la bomba en Madrid en diciembre o el atentado en Canary Wharf, pueda hacer descarrilar todo un proceso de paz». A continuación, aseguró que «aquellos que defienden que el proceso debe detenerse están actuando de un modo tan contraproducente como el propio atentado».
Tomando unas palabras anteriores de Albert Reynolds, Meyer apuntó que «la violencia no puede resolver un conflicto. El conflicto únicamente se puede resolver a través del diálogo y la negociación».
Finalmente, el equipo de expertos expresó que «el atentado supone una nueva oportunidad para fortalecer el proceso de paz y para permitir nuevas negociaciones».
Con estas premisas, el grupo de asesores lanzó cuatro iniciativas. La primera es la de «dar un enfoque incluyente para la solución del conflicto». Y Meyer explicó que «inclusión significa tener la participación de todas las partes del conflicto».
La segunda iniciativa es la de «conseguir un lugar y un contexto en el que todas las partes puedan tener una representación política».
En tercer lugar, invitan a que «tanto los vascos como los españoles puedan desarrollar su propio proceso interno y que no lo hagan agentes externos».
Por último, los expertos concluyen que «ahora es el momento de concentrarse en construir el propio proceso y no los contenidos del mismo, reconstruir una confianza entre los distintos agentes».
Preguntados por las razones por las que consideran que el proceso sigue vivo, Meyer explicó que el atentado fue algo «contradictorio e inesperado» que generó una «reacción natural e inmediata». Pero a esto superpuso el apoyo de la opinión pública a un final negociado, que elGobierno no ha cerrado la puerta del todo y que ETA «ha dicho que no supone el final del alto el fuego».
Reynolds recuerda la experiencia de Canary Wharf
En febrero de 1996 el IRA puso fin su tregua con una explosión en el barrio financiero de Canary Wharf. Pese al aviso, murieron dos personas. El ex primer ministro de Irlanda, Albert Reynolds, afirmó ayer que supo que algo iba a ocurrir, pero que no pudo hacer cambiar la actitud del Gobierno británico, que se negaba a incluir a Sinn Féin en las negociaciones. Unas semanas después de la explosión comenzaron las conversaciones incluyendo al Sinn Féin. Reynolds se preguntó por qué no se hizo antes. Habló de falta de liderazgo de Major.
La apuesta del lehendakari
Iñaki Iriondo
Al cumplirse un mes del ataque de ETA contra la T-4, Lehendakaritza convocó la primera reunión del grupo permanente de asesores. Es preciso llamar la atención sobre la apuesta que desde el mismo 30 de diciembre ha hecho Ibarretxe por negarse a dar por roto el proceso. Cuando desde tantos ámbitos políticos, incluso desde su propio partido, se escuchan declaraciones abruptas que hablan del proceso en pasado, haciendo recaer la culpa de todo en una parte y desempolvando recetas tan caducas como demostradamente inservibles, el lehendakari pone en primer plano, a través de expertos en resolución de conflictos, un discurso más acorde a lo que dictan las experiencias internacionales. En su intervención de Nochevieja, tras responsabilizar a ETA del atentado, Ibarretxe se preguntó «¿qué hemos hecho los demás?». El primer paso público la manifestación no fue acertado, pero hay que reconocerle al lehendakari que en este mes se ha puesto las pilas se ha reunido con Zapatero, dos veces con Batasuna y más con otros para mantener viva la llama de la solución dialogada al conflicto.