El economista y estadístico José Manuel Naredo y el sociólogo Isidro López hablan sobre la Sareb y sobre el uso social de las viviendas vacías
Según los últimos informes publicados por el Ministerio de Fomento con datos de diciembre de 2011, el número de viviendas de nueva construcción vacías en el Estado español ascendía a 676.038. Para Catalunya Caixa, con datos de junio de 2012, la cifra llegaría hasta 811.000.
El Instituto Nacional de Estadística cifraba el numero de viviendas vacías en el Estado español en 2011 en 3.443.365 inmuebles, una cifra que supone el 13,7% del total de 25,2 millones de viviendas que existen en el país. Otro dato a tener en cuenta es que el 21,4%, de estas viviendas vacías se ubican en edificios construidos en los últimos diez años, durante el auge de la burbuja inmobiliaria. A todas estas casas habría que añadir cerca de medio millón de viviendas sin terminar.
La Sociedad de gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB) popularmente conocida como «el banco malo», posee en estos momentos unas 77.000 viviendas. En julio la agencia Bloomberg publicaba que los 103 millones de euros que tiene presupuestado la SAREB para el derribo de parte de estas viviendas podrían afectar tanto a viviendas terminadas como a promociones de viviendas que no han sido terminadas, según relata dicho informe. Algo que el banco malo se apresuró a desmentir: sólo derribará aquellas que no estén terminadas o «obras en curso con muy poco grado de avance».
DIAGONAL ha tenido la oportunidad de conversar con Jose Manuel Naredo, uno de los asistentes a la presentación de la querella del 15M contra directivos de Caja Madrid. El estadístico y economista crítico declaraba que «la Sareb es una mera agencia liquidadora de la administración que recoge los descartes inmobiliarios de la banca y de sus inmobiliarias, el presupuesto que tiene esta entidad para demoler en principio solo afectaría a una pequeña parte. El gran problema es el oscurantismo. Un tema clave es ver cuál es el patrimonio inmobiliario de este país, y por lo tanto saber cuáles son las viviendas secundarias, cuáles son las viviendas desocupadas, las promociones inacabadas… y una vez recogidos esos datos plantearse qué hacer con todo eso. Es evidente que la ciudadanía tendría algo que decir, sobre todo cuando en la Constitución se recoge el derecho a la vivienda, de hecho uno de los lemas del 15M que se tendría que poner en marcha en este sentido es aquello de casas sin gente, gente sin casas».
Naredo también apunta como referencia para tener un mapa de esta situación al libro Ruinas modernas. Una topografía del lucro de la arquitecta y fotógrafa alemana Julia Schulz-Dornburg en el que realiza un retrato de las miles de promociones de viviendas inacabadas que se extienden por todo el territorio español. Lo que parece apuntar esta obra es que muchas de estas viviendas no serán demolidas, sino que simplemente la ruina y el abandono serán lo que determine su futuro, ilustrando el singular proceso que ha sido en este país la pasada burbuja inmobiliaria.
Desde el Observatorio Metropolitano de Madrid, Isidro López coautor del libro Fin de ciclo y del reciente Paisajes devastados comenta que la posibilidad del derribo de parte de las viviendas que tiene en propiedad la Sareb «es un síntoma de que la vía va a ser la reanimación inmobiliaria y por lo tanto la generación de nuevas burbujas. El problema es de exceso de construcción inmobiliaria, la demolición es una constate en la historia del urbanismo de este país. Asímismo es importante recordar que en el caso español, la burbuja no es solo de precios, como sucedía en otros casos como los del Reino Unido, sino que también es una burbuja que se hincha en base a la construcción implicando una acumulación territorial». También es importante recordar, concluye López, que «la Sareb es propiedad al 50% del Estado y al 50% de las entidades bancarias, de modo que estamos una vez más ante un mecanismo estatal que trata de garantizar el beneficio privado».