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La subida de tipos de interés en abril aumentará las cuotas de las hipotecas

El BCE complica la crisis en España

Fuentes: Agencias

La inacabable crisis -una genuina historia interminable- sigue deparando sorpresas, y no precisamente agradables. Con la economía española aún en plena pista de despegue, sin levantar el vuelo con claridad, y la crisis fiscal de la periferia europea a flor de piel, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, inició ayer una escalada verbal […]

La inacabable crisis -una genuina historia interminable- sigue deparando sorpresas, y no precisamente agradables. Con la economía española aún en plena pista de despegue, sin levantar el vuelo con claridad, y la crisis fiscal de la periferia europea a flor de piel, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, inició ayer una escalada verbal que se traducirá, muy probablemente, en una subida de los tipos de interés oficiales tan pronto como en abril. Es decir: hipotecas más caras para las familias y más pagos por intereses para las empresas, la banca y los Estados. Eso son muy malas noticias tanto para la economía española, muy endeudada y con una recuperación cogida con alfileres, como para su sistema financiero, en plena reforma. Y en general para los países con más problemas de Europa.

El presidente del BCE da a entender que la subida será hasta el 1,25%.

El alza de tipos es un nuevo obstáculo para la recuperación en España

Las algaradas en el norte de África han provocado una fuerte subida del petróleo y eso se traduce de inmediato en subidas generales de precios en todo el mundo: así de importante es la cotización del crudo. Y nada, nada preocupa más al BCE que la inflación. Trichet, en la recta final de su presidencia, usó en Francfort un desacostumbrado tono explícito para preparar el terreno a un encarecimiento del precio del dinero -en su mínimo histórico, el 1%, desde hace ya 22 meses- y anestesiar las tensiones inflacionistas. En la rueda de prensa habló de «fuerte vigilancia» y «riesgos al alza» sobre los precios. Para el banquero central de Europa eso son palabras mayores: esas dos expresiones siempre han sido sinónimo de una rápida subida de tipos.

Por si quedaban dudas, Trichet las remató en el turno de preguntas. «La posición del Consejo de Gobierno es que es posible una subida de tipos en la próxima reunión», dijo, y dio a entender que hasta el umbral del 1,25%. El presidente del BCE no puede ser más explícito: nunca puede anticipar lo que va a decidir el consejo de gobierno en su próxima cita. Sin embargo, esa claridad es inusual en el habitual lenguaje oscuro, prudente, casi aburrido de los banqueros centrales. Aún trató de dejar otra pista al descartar que sea la primera de una serie de subidas. Sin embargo, en diciembre de 2005 dio a los mercados la misma señal y el BCE -el más ortodoxo de los grandes bancos centrales del mundo- dio comienzo a un periodo de endurecimiento de la política monetaria. Es decir, a una serie de subidas.

El tipo de interés es tal vez el precio más importante de la economía. Un alza provoca aumentos del euríbor -y con ello de las hipotecas- y en general encarece el crédito y obliga a pagar más intereses por el servicio de la deuda, pública y privada. Eso tiene un efecto inmediato en el bolsillo de los consumidores y en la caja de las empresas: menos renta disponible, menos consumo, menos inversión, esas cosas. Y provoca las consiguientes rebajas de precios para tratar de animar el consumo. En tiempos normales, eso sucede con suavidad; el problema es que estos no son tiempos normales. A medida que Trichet iba desgranando el cambio de tono de su discurso, los mercados reaccionaron con vehemencia: el euro registró fuertes subidas y roza ya los 1,40 dólares por unidad (lo que de hecho ya equivale a un endurecimiento de la política monetaria), y las Bolsas moderaron sus subidas e incluso se dieron la vuelta e iniciaron retrocesos en plazas como Madrid y Milán. El efecto en el euríbor -el índice de referencia de las hipotecas y de parte de la deuda privada- se verá desde hoy, aunque ya se apreciaba ayer en los mercados de futuros. La única duda al respecto es el tamaño de la subida.

El BCE elevó las expectativas de inflación a una media del 2,3%, no muy lejos de su objetivo -el 2%-, pese a que esas cifras no incluyen las últimas subidas del precio del crudo. El eurobanco elevó también ligeramente las perspectivas de crecimiento para este año al 1,7%. A primera vista esos datos no dicen mucho. Y sin embargo esconden enormes diferencias entre los países del Norte, que han salido de la recesión comandados por Alemania y muestran ya los primeros signos de recalentamiento con alzas de precios considerables, y un Sur de Europa aquejado de los rigores de la crisis fiscal y una reactivación mucho más lenta.

«El manual dice que tarde o temprano, con tamañas subidas de precios en el petróleo y las materias primas, los tipos tenían que subir. Pero nadie esperaba que fuera tan pronto. Y sobre todo el problema es que la vuelta de los halcones [los consejeros más ortodoxos, menos proclives a políticas tan laxas como las de los últimos meses] coge a España con el paso cambiado, casi en el peor momento, con la banca en pleno proceso de transformación y la frágil salida del túnel», aseguró desde Chicago Santiago Carbó, asesor de la Reserva Federal estadounidense. «Son muy, muy malas noticias para España», abundó desde Londres Julian Callow, de Barclays. «El euríbor lleva meses subiendo y el movimiento del BCE complica más las cosas. No entiendo cómo eso no ha provocado más inquietud en España -ni en Irlanda o Portugal- ante el elevado endeudamiento y sus efectos sobre la economía. Tampoco se entiende cómo el BCE parece pasar por alto esos efectos. Aun así, no es previsible una recaída en la recesión», cerró.

No todo son malas noticias. Trichet reiteró que la subida de tipos es compatible con el mantenimiento de las medidas extraordinarias de liquidez, fundamentales para la banca de la eurozona, que en general sigue sin poder acudir a los mercados para financiarse. La barra libre de liquidez (en subastas a tres meses) durará al menos hasta el otoño: justo la fecha límite para cerrar la reestructuración de las cajas.

Los analistas dan por hecha la subida de tipos. Y, sin embargo, el calendario europeo se acerca a fechas claves que podrían provocar un brusco cambio de planes. «Es poco probable que haya un acuerdo sobre la crisis fiscal que satisfaga a los mercados en la próxima cumbre europea. Si se reeditan los problemas con la deuda soberana y vuelve el contagio hacia países como Portugal y después a España e Italia, el BCE se verá obligado a postergar esa decisión. De lo contrario, sería responsable de una segunda recesión en muchos lugares o, lo que es peor, condenaría a serios problemas a la eurozona con los mercados de deuda», apuntó Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters.