«Un matrimonio y su hija de 10 días han sido desahuciados este miércoles de la casa en la que vivían desde 2010 en La Rinconada (Sevilla). Se trata de una vivienda protegida en régimen de alquiler cuya legítima adjudicataria la había vendido ilegalmente a una segunda persona, y esta a su vez la había vendido […]
«Un matrimonio y su hija de 10 días han sido desahuciados este miércoles de la casa en la que vivían desde 2010 en La Rinconada (Sevilla). Se trata de una vivienda protegida en régimen de alquiler cuya legítima adjudicataria la había vendido ilegalmente a una segunda persona, y esta a su vez la había vendido a la familia desahuciada por una denuncia de la primera adjudicataria. Ante esta situación, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de La Rinconada han ofrecido al matrimonio y a su hija recién nacida una vivienda social para, al menos, los próximos seis meses. También han inscrito a la familia en el registro municipal de demandantes de vivienda para que puedan optar a la adjudicación definitiva de un inmueble del parque público». Hasta aquí la entradilla de la noticia publicada en El País el 24 de junio de 2015, día de San Juan.
El gancho de la noticia para el diario es el bebé de 10 días y puede ser lógico. Pero tal vez se podría aplicar al hecho aquello de que entre todos la quieren matar (a la bebé, en este caso) y ella solita puede morirse con esta cadena de despropósitos. La crisis y la naturaleza vil de los seres humanos provocan que alguien venda su vivienda a otros creyéndose que, a pesar de que se la ha entregado la Administración, es suya. Pero los segundos compradores también se apuntan al negocio y la venden a unos ignorantes nuevos inquilinos ante el enfado de los primeros beneficiados. ¿Cómo pensamos construir el socialismo u otro tipo de sociedad más equilibrada con este tipo de personas?
Luego llega el banco, aplica su legislación antediluviana y manda a los guardias que menuda profesión tienen, los pobres: defender los intereses de segmentos sociales que no son los suyos y tener que «tragar» para poder comer y pagar la hipoteca todos los meses, no sea que se queden sin trabajo y sus compañeros los tengan que desalojar a ellos. Con tal de que eso no les ocurra, agachan la cabeza y «tiran» a la calle a una bebé de 10 días. ¡Qué valientes son dándole mamporrazos a los demás -sobre todo si van desarmados y son débiles- para no recibirlos ellos!
En medio de todo este trágico «circo» está la bebé de 10 días a la que no dejan ni mamar tranquila. Y, al fondo, un sector financiero sin escrúpulos que chupa del dinero público con la complicidad de los partidos del sistema -«la casta» que decía aquél antes de descafeinarse- que hacen poco o nada para que los bancos den, al menos, tanto como reciben.
Le voy a preguntar a los militantes, votantes y simpatizantes del PP una cosa clara, evidente y sencilla. Ya sé que muchos ciudadanos no merecen llamarse como tales como es el caso de los «comerciantes inmobiliarios» que han aparecido antes (aunque la «izquierda» los defienda porque son sus potenciales clientes electorales, aquí todo el mundo vende algo). Pero, ¿cómo pueden ustedes dormir tranquilos apoyando a un partido como el PP, tan cristiano él, tan crítico con las «aventuras radicales», tan opuesto al régimen venezolano y similares que precisamente no permiten estas tragedias y estos abusos aunque puedan albergar defectos varios?
A esta gente no se la puede llamar ni fascista por respeto al fascismo. Son peores. Porque los fascistas les daban viviendas a la gente, no se las arrebataban. Y los comunistas también. Queipo de Llano lo mismo fusilaba a «los rojos» que entregaba pisos a los obreros y aún se conservan esas viviendas. Fidel Castro ha hecho más por la gente humilde en un país tercermundista que estos sepulcros blanqueados que te apuñalan por detrás y que han unido en sus ideales la tendencia franquista (pero sin el Fuero de los Españoles ni el Fuero del Trabajo) con la neoliberal y además ni siquiera con dignidad sino entregándosela a Alemania y Estados Unidos, esperando recibir a cambio el premio de los traidores a su patria y a sus raíces.
¿No quería Aznar que constara en la llamada constitución europea la raíz cristiana de Europa a través de la obra de Carlomagno? ¡Qué forma tan vergonzosa de utilizar una religión que proclama la caridad con los de abajo! ¡Qué manera de desoír las palabras del Papa para luego, si viene a España, organizarle un recibimiento por todo lo alto con el dinero público! El Papa debería de una vez denunciar estas barbaridades pero con nombres y apellidos que uno se cansa de tanto ver nadar y guardar la ropa.
Esta gentuza del PP y sus adláteres no tiene piedad ni de una niña bebé de 10 días y eso hay que aprenderlo para no tener piedad con ellos, no se puede aplicar comprensión a los tiranos vestidos de demócratas, de católicos y de justicieros cómplices con quienes desprecian a los seres humanos, empezando por los bebés. Díganme, ¿qué entienden ustedes por derechos humanos o por caridad, mayordomos de la economía numérica? ¿Qué entienden por dignidad nacional y española, capataces del país que ha convertido en un infierno al mundo árabe y ahora nosotros pagamos sus desmanes? ¿Para qué le sirve a un bebé de 10 días una urna o una falsa y burda democracia si no tiene asegurada su existencia como ser humano?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.