Es muy significativa la violencia empleada ayer contra una manifestación pacífica que tenía previsto en Gijón el boicoteo a la actuación de un grupo de música y danza israelí en el Teatro Jovellanos de esa ciudad, espectáculo al que hubiese querido asistir de no pertenecer esa compañía al país que esta cometiendo desde hace varias […]
Es muy significativa la violencia empleada ayer contra una manifestación pacífica que tenía previsto en Gijón el boicoteo a la actuación de un grupo de música y danza israelí en el Teatro Jovellanos de esa ciudad, espectáculo al que hubiese querido asistir de no pertenecer esa compañía al país que esta cometiendo desde hace varias semanas una atroz matanza contra la población civil de Gaza. La contudencia de la actuación policial denota hasta qué punto los largos tentáculos del Estado de Israel atenazan la libertad de reunión y expresión allí donde los ciudadanos hagan uso de ese derecho democrático para protestar contra la auténica masacre que se está llevando a cabo estos días contra el pueblo palestino.
Según el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, la acción de protesta ha sido duramente reprimida por efectivos de la Policía Nacional. Tras diversos forcejos, han resultados heridos José Montes Estrada, Churruca, excoordinador de IU en Gijón, y su mujer, Suni. Los hechos se produjeron cuando su compañero de partido, el que fuera consejero de Agricultura del Principado, Manuel García Fonseca, El Polesu, leía un comunicado denunciando la masacre que desde hace dos semanas está asolando la franja de Gaza. Según Churruca, sin previo aviso y «con el tolete del revés, me arrearon en la frente. Se me encharcó toda la camisa de sangre. Creo que hubo más agredidos, aunque no sé de qué grado».
El ataque ocasionó a Montes una brecha en la frente que no requirió puntos de sutura, aunque reconoció haber perdido bastante sangre. «Se trataba de una concentración pacífica. Había familias con guajes, gente de toda condición, pacífica. Fue una agresión a traición. No avisaron ni nada. Sin duda alguna, unos valientes muchachotes estos esbirros del Imperio», ha comentado Montes Estrada minutos antes de presentar denuncia contra la Policía Nacional.
«Desde el Comité de Solidaridad siempre queremos manifestaciones pacíficas pero no siempre lo logramos», contaba tras el enfrentamiento María Aurora Álvarez, la responsable de la entidad convocante de la protesta.
Su organización había pedido ya hace un mes al concejal de Cultura del Ayuntamiento, Carlos Rubiera, la retirada del espectáculo al entender injustificable una colaboración con Israel en un momento tan complicado para la población palestina. «Esta es la segunda vez que el Ayuntamiento colabora con Israel, la primera fue en el Festival de Cine. No estamos en contra de los cantantes sino lo que ellos representan, que es el Estado de Israel», argumentaba Álvarez insistiendo en que «cuando se reúnen 500 personas puede haber 10 que se descontrolen pero nosotros desde luego que no buscábamos esto».
Ante los exaltados ánimos los agentes de la UPR pidieron el refuerzo de los funcionarios de la UIP -conocidos popularmente como los Antidisturbios-, que llegaron desde la Jefatura de Policía de Asturias.
Sheketak, que pone en escena el espectáculo Rhythm in Motion, volverá a actuar el viernes y el sábado a la misma hora. El Comité de Solidaridad con la Causa Árabe tiene previsto repetir las protestas junto a la entrada del Teatro Jovellanos ambos días. Al mismo tiempo, se ha convocado una concentración el próximo miércoles a las 20.00 horas en el Náutico.
El comité ha querido denunciar también el apoyo de los Ayuntamientos de Oviedo y Gijón, que prestan espacios públicos y otorgan subvenciones a asociaciones sionistas, así como el apoyo de los Premios Príncipe de Asturias.
Como resultado de la labor informativa llevada a cabo por los manifestantes, casi un centenar de personas se abstuvieron de asistir a la primera función del espectáculo, a pesar del interés que les movió a acudir esa tarde al teatro con intención de hacerlo. Es de esperar que la sensibilidad del público gijonés incremente esa ausencia en los próximos días, porque no se puede estar celebrando una función artística israelí mientras el Estado de ese país masacra mujeres y niños ante el silencio y/o la indiferencia de los Estados más poderosos del planeta. ¿Qué nos queda a los ciudadanos si no podemos exponer en las calles de nuestras ciudades nuestra rabia ante tamaña barbarie o somos apaleados por ello?