A veces la política es como ir en un autobús sevillano en agosto: vas escuchando música, leyendo o hablando a 20º de temperatura… pero en cuanto llegas a tu destino, la realidad te da una bofetada con sus 45º. Cuando se trata del conflicto vasco, dada la gravedad de la situación, todo parece más claro. […]
A veces la política es como ir en un autobús sevillano en agosto: vas escuchando música, leyendo o hablando a 20º de temperatura… pero en cuanto llegas a tu destino, la realidad te da una bofetada con sus 45º. Cuando se trata del conflicto vasco, dada la gravedad de la situación, todo parece más claro.
Si hablamos de Andalucía, está el terreno abonado para los demagogos, revisionistas, reformistas… todos del entorno del capitalismo; porque Andalucía es el modelo que ellos propugnan para Euskal Herria: falta de soberanía (incluso alimentaria, en nuestro caso), usurpación de los recursos naturales por el imperialismo españolista o mundial, ausencia de organizaciones populares, falta de reivindicaciones rupturistas (por no hablar de ese engendro, el «andalucismo españolista»).
Sin embargo, en Euskal Herria existe un problema que todos se empeñan en enmendar: el pueblo vasco está organizado para defender sus derechos e intereses como pueblo. Quienes sentencian que ETA debe abandonar la lucha armada sin condiciones tal vez no sepan lo que están diciendo, o tal vez lo sepan demasiado bien y por eso lo dicen. El conflicto vasco es a la vez armado y político, pero sólo puede ser resuelto mediante la negociación política; eso lo sabe el gobierno español y lo saben los ecos unidos al gobierno español pero que se posicionan como izquierda.
¿Acaso la nariz de Pirritx y Porrotx escondían detonadores a distancia? ¿Acaso el testigo de la Korrika es un cartucho de dinamita disfrazado? Simplista e ignorante hay que ser para decir que el conflicto vasco es la consecuencia de que una organización practique la luche armada. ¿Qué intereses tienen los colectivos políticos que culpan a ETA de la situación actual? Evidentemente intereses políticos, pero también egoístas. Igual que Izquierda Unida demuestra ser el «banderín de enganche» del PSOE para atraer a la izquierda no alineada con ellos, existen otras organizaciones que en la práctica fagocitan fuerzas hacia IU o sus postulados políticos. Sólo en esta clave puede comprenderse el último comunicado de los compañeros de Izquierda Anticapitalista.
Si unos días antes una organización comunista, de ámbito estatal pero comprometida con la autodeterminación, titulaba su comunicado «El gobierno mete el conflicto vasco en un callejón sin salida», ahora Izquierda Anticapitalista replica titulando al suyo «El callejón sin salida de la política represiva y de las bombas». Así, mientras una organización culpa al Estado español de la situación, la otra reparte las culpas y equipara a ambos bandos.
El desafortunado comunicado de Izquierda Anticapitalista contiene expresiones como «el tremendo y antidemocrático cerco judicial, policial y mediático sobre ETA y su entorno político» (el subrayado es nuestro); con semejante expresión, esta organización está asumiendo la teoría de Garzón sobre el «entorno». También sorprenden planteamientos del estilo de «resulta evidente la impopularidad y el rechazo general de las acciones de ETA», máxime en una organización que sólo ha cosechado 19.000 votos en las elecciones europeas, frente a los 180.000 de Iniciativa Internacionalista, la opción abertzale. Hay que recordar que la mayoría de los trabajadores tampoco desea el socialismo, aunque ¿desde cuándo se trata de rebajarse al nivel de conciencia de la gente? Pero hay más, porque con su afirmación de que «el fantasma de Hipercor se halla presente en el recuerdo colectivo», Izquierda Anticapitalista se sitúa a la derecha de la propia Audiencia Nacional, que en su día reconoció (hecho único en la historia judicial española) la «responsabilidad patrimonial» de Estado en ese atentado. Siendo conocido que hubo tres avisos de bomba y que a la policía le interesó más esa gente muerta que viva, ¿para qué azuzar de nuevo este fantasma?
Como hemos dicho, la lamentable situación en Euskal Herria tiene un culpable claro y evidente: el estado español. ETA ha mostrado en varias ocasiones su intención de terminar con la situación, siempre y cuando se den unas condiciones aceptables. Frente a la reiterada intención del MLNV de buscar una solución dialogada que termine con el conflicto, buscando salidas políticas y avanzando en la configuración de un marco democrático, el gobierno español ha sido claro: ETA será derrotada y no habrá un final dialogado. Si no hay diálogo… ¿cómo se derrota a ETA? A base de represión armada, bien sea policial o militar, tanto del ejército como de esa otra fuerza militar que circula por nuestras calles: la guardia civil. ¿El gobierno no quiere que mueran más guardias civiles, políticos o policías? Tiene la solución en sus manos, pero, en lugar de cogerla, la cierra para golpear; y siempre que el gobierno golpee, habrá una respuesta de ETA (por suerte o por desgracia, no somos Alfonso Sastre, y este comentario no será manipulado para decir que estamos amenazando, cuando sólo decimos algo no sólo sabido sino obvio). Este punto, evidente para muchos de nosotros, no resulta comprensible para aquellos que venden sus siglas a ningún precio con tal de estar cerca del poder, obtener sus subvenciones y caricias o jugar a la revolución.
Una cosa está clara: si un Estado imperialista se enfrenta a una nación oprimida, no podemos apoyarlo en su represión, como hace IU. Tampoco el clásico «ni Bush ni Sadam» o «ni Israel ni Hezbollah», que ahora reproducen y actualizan los compañeros de Izquierda Anticapitalista, nos parece la solución. Sólo cabe seguir defendiendo la autodeterminación y el socialismo; y si eso nos sitúa en posiciones incómodas, no será por culpa nuestra, sino de la fascistización del Estado españolista. Mientras tanto, ¿qué hemos de hacer las fuerzas democráticas populares en los diferentes países del Estado? ¿Quedarnos mirando con los brazos cruzados o actuar para que se dé una resolución pacífica y democrática a un conflicto tan lamentable como evidente?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.