El grupo Bidea Helburu, que acaba de editar el libro ‘500 ejemplos de no violencia, otra forma de contar la historia’, impulsa la reflexión sobre la desobediencia civil, hoy. DIAGONAL: ¿Cómo surge la idea de este libro? SABINO ORMAZABAL: En junio de 2008 se realizaron las I Conversaciones sobre la Noviolencia Activa por la transformación […]
El grupo Bidea Helburu, que acaba de editar el libro ‘500 ejemplos de no violencia, otra forma de contar la historia’, impulsa la reflexión sobre la desobediencia civil, hoy.
DIAGONAL: ¿Cómo surge la idea de este libro?
SABINO ORMAZABAL: En junio de 2008 se realizaron las I Conversaciones sobre la Noviolencia Activa por la transformación social y la paz en Donostia. En el texto que elaboramos, Nuestra marcha por la sal, se decía que teníamos que transmitir nuestra propia historia a las nuevas generaciones, ya que hay un bagaje histórico que no es recogido en los textos de historia. Este es nuestro grano de arena a esa necesaria transmisión. Con ello mostramos caminos alternativos no violentos recorridos en la lucha social y política, para ser imitados y mejorados. Se trata de 500 ejemplos llevados a la práctica, 400 de los cuales se realizaron en territorio vasco. Que esos 500 ejemplos supongan 500 ideas para los movimientos sociales.
D.: ¿Ha habido descubrimientos sorprendentes en vuestra labor de documentación?
S.O.: Ya en los siglos XV y XVI encontramos ensayos de no colaboración y prácticas de noviolencia. Pueden leerse asimismo escritos de Luther King sobre la acción directa que mantienen plena actualidad. Y no dejan de sorprendernos personajes como Louis Lecoin, que es encarcelado en las dos guerras mundiales por su compromiso pacifista y libertario, y que, a sus 74 años, realiza una huelga de hambre por la objeción de conciencia.
D.: Las acciones que tuvieron lugar en el marco de la insumisión están muy presentes. ¿Una práctica de desobediencia civil tan potente es posible en el momento actual?
S.O.: ¿Tú crees que quienes pusieron en marcha la campaña insumisa pensaron entonces que iba a tener el recorrido que tuvo? Pepe Beunza, parafraseando a las Abuelas de Mayo, siempre repite que las luchas que se pierden son las que no se comienzan. Campañas de desobediencia civil las ha habido y las hay, pero tienen mayor o menor recorrido dependiendo de cómo se insertan en la sociedad, coyuntura y espacio que pretenden modificar. Dependen de la oportunidad política y de la correlación de fuerzas que se sea capaz de generar.
D.: ¿Qué actualidad tienen las luchas no violentas en un momento político como el que vivimos?
S.O.: No hemos pretendido únicamente transcribir un listado de acciones, sino que planteamos que es preciso repensar la acción política por la transformación social; que la noviolencia activa es una filosofía y una herramienta adecuada a los cambios que vivimos, y que es preciso pasar de la realización de acciones de no violencia a establecer estrategias de acción ‘noviolentas’, que juzgamos más eficaces y necesarias para humanizar y dar coherencia a las disidencias existentes.
D.: Bidea Helburu Taldea, en sus jornadas anuales, ha tratado de abrir puertas ‘novedosas’ en el debate político vasco, en concreto con la cuestión de las víctimas. ¿Cuál es la intención de estos encuentros?
S.O.: Se busca transmitir una variedad de testimonios de la práctica y filosofía noviolentas. Intentamos aportar en positivo, abrir debates, continuarlos. En un primer intento quisimos juntar víctimas vascas de uno y otro lado. No salió bien, por lo que probamos trayendo a la inglesa Jo Berry y a Pat Magee, un irlandés ex preso del IRA que tomó parte en una acción en Brighton en la que murieron cinco personas, una de ellas el padre de Jo, parlamentario torie. Jo fue al encuentro de Pat cuando salió de la cárcel para conocer las razones por las que mató a su padre. Desde entonces mantienen un diálogo, tratando de comprenderse con respeto mutuo.
D.: En tu caso, el proceso 18/98 establecía que se podía pertenecer a un grupo armado «sin saberlo». ¿Cómo se puede superar la inmovilidad que produce la represión?
S.O.: Si alguien lo supiera habría movilizaciones sin descanso. Puedo contar el caso de Piztera Goaz, de Pamplona. A esta gente les han juzgado y les piden dos años y medio de cárcel por una sentada pacífica que obstaculizaba el tráfico. Con la campaña «Yo también lo hice» y acciones imaginativas y no violentas, han implicado junto a ellos a las generaciones anteriores que participaron en variadas luchas sociales y han sabido visualizar que lo que hicieron Rosa Parks, King o Gandhi es lo que ellos vienen realizando cuando demandan locales y espacios autogestionados.
D.: El asesinato de Ignacio Uria por parte de ETA generó una oposición muy fuerte en sectores de la lucha anti TAV. ¿Cómo repercute la violencia armada en los movimientos?
S.O.: Dejando la violencia del Estado a un lado, podemos preguntarnos qué se ha logrado con la muerte de Uria si no es más sufrimiento para sus familiares y allegados, más grietas en el tejido social, mayor criminalización de la oposición y una instrumentalización de la violencia ejercida en favor del proyecto del TAV. Los movimientos sociales que luchan contra las diversas injusticias no pueden generar en esa lucha nuevas injusticias. El camino a recorrer no puede imitar la fuerza de los poderosos, tiene que tener otros valores éticos y otros modelos de ser y estar.
Sabino Ormazábal es miembro de Bidea Helburu (El camino es el objetivo, en vasco)
Fuente: http://diagonalperiodico.net/El-camino-a-recorrer-no-puede.html
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