«No tendrían que negar la posibilidad de un gobierno si no pueden hacerlo ellos»; «Las actitudes inmovilistas y las liquidacionistas estrechan el margen para propuestas de reforma muy necesarias»; «Vivimos un final de ciclo. No sabemos ni adónde vamos ni quiénes somos. Falta un proyecto reformista para España»; «Podemos actúa desde posiciones parecidas a la […]
«No tendrían que negar la posibilidad de un gobierno si no pueden hacerlo ellos»; «Las actitudes inmovilistas y las liquidacionistas estrechan el margen para propuestas de reforma muy necesarias»; «Vivimos un final de ciclo. No sabemos ni adónde vamos ni quiénes somos. Falta un proyecto reformista para España»; «Podemos actúa desde posiciones parecidas a la de sus aliados en Venezuela, pero lo oculta de manera oportunista. Son puro leninismo 3.0»; «Los dirigentes de Podemos -respecto a sus votantes- quieren liquidar, no reformar, el marco democrático de convivencia y, de paso, a los socialistas». Son frases extraídas de la entrevista publicada el 28 de enero al expresidente del Gobierno, Felipe González, por el diario El País.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, suele calificar al dirigente del PSOE como «mayordomo» del archimillonario mexicano, una de las principales fortunas del mundo, Carlos Slim. El politólogo Manolo Monereo recuerda en un acto organizado por el Frente Cívico-Valencia, titulado «Cambio político y movimientos sociales, ¿qué hacer?», que González fue el político que convenció a Juan Carlos de Borbón de que debía abandonar el trono, ya que el auge de Podemos apuntaba a cambios en la política española. Se inauguraba, de hecho, un nuevo escenario, con posibilidades para el advenimiento de la República, según trasladó González al entonces monarca.
Así, abunda Monereo, «Felipe González es el hombre que representa al régimen, mejor que la derecha y la oligarquía». Durante muchos años el dirigente andaluz ha encarnado este rol y no sólo por la relación con el GAL, la corrupción o las conexiones con los «bajos fondos» de la economía mundial. González ha marcado la divisoria entre «izquierda» (que se asociaba al PSOE) y «derecha» al demandar una y otra vez («a veces sólo, en otras ocasiones con Alfonso Guerra», matiza el politólogo) el voto «útil» contra el PP. De ese modo se ponía freno a un posible crecimiento de IU y a que se forjara en España una mayoría electoral de izquierdas por un acuerdo entre el PSOE e Izquierda Unida. El exsecretario general del PSOE se convirtió, así, en el gran bastión del bipartidismo y el régimen del 78. El sistema electoral maquinado en la Transición resultó uno de sus grandes aliados.
En el escenario político actual, los poderes económico y político no coinciden exactamente en sus estrategias, por tanto, se presenta una coyuntura muy singular y abierta, que el autor de «Por Europa y contra el sistema euro» analiza en un reciente artículo del periódico «Cuarto Poder» y en el acto del Frente Cívico en la Sociedad Coral El Micalet de Valencia. Hoy, «el capital financiero quiere las cabezas de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez». Rajoy fiaba su futuro a unos próximos comicios dentro de tres meses, en los que las encuestas internas le auguraban un súbito crecimiento. «Pero en ese caso saldría perjudicado Ciudadanos -explica el escritor andaluz-, partido creado por el poder económico para contrarrestar el avance de Podemos». Por esta razón se está planteando un golpe de estado dentro del PP o la liquidación del actual presidente del Gobierno en funciones.
Por otro lado, «Pedro Sánchez no es tan enemigo de Felipe González como se afirma». Además, «ha salido como triunfador después de cosechar los peores resultados de la historia del PSOE». Sánchez se ha visto obligado a dialogar con Podemos para «neutralizar» a esta formación, y evitar así que el régimen se siga «desangrando» por la izquierda. Sin embargo, Pablo Iglesias observó la «jugada», apunta Monereo, y planteó una oferta al PSOE incluso con ministros y vicepresidencias de Podemos. «Desde entonces se habla otra vez en España de crisis, nubarrones y amenazas bárbaras». En este punto crítico de desarmonía entre política y finanzas, el gran desafío es «trabajar con el sujeto popular y pasar de seis a ocho millones de votos, aunque nuestra debilidad reside en que no haya agitación en la calle; sin embargo, esta movilización puede producirse también por una convocatoria electoral». Es un momento político abierto a todo tipo de nuevos escenarios: «La oportunidad que tenemos ahora va a durar muy poco, es más, la coyuntura te puede situar en lo más elevado o lo más bajo en cuestión de meses». Y no faltan razones para la esperanza: «El bipartidismo, y los poderes económico y mediático, también se equivocan, de lo contrario ganarían siempre y no habría situaciones revolucionarias».
Monereo parte de una premisa que considera inapelable: el régimen del 78 se halla en una crisis irreversible, pero puede evolucionar hacia algo todavía peor. Ante una realidad política crítica, espiga entre las declaraciones de políticos del bipartidismo, que en ocasiones ofrecen pistas. Por ejemplo, la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, ha afirmado que es necesario organizar una «segunda transición política». La cuestión es quién la dirige. De inmediato, la expresidenta de Castilla-La Mancha apeló a las fuerzas «constitucionalistas».
Habría, por tanto, que huir de las «rastas» y los «piojos» (en referencia a los diputados de Podemos), según palabras de otra veterana política del PP, Celia Villalobos. Sólo hay una batalla real, señala el miembro del Frente Cívico, «y lo demás es retórica, monserga y literatura». Por un lado, la opción de una nueva restauración borbónica, «como siempre que se produce una crisis de régimen en España». «La monarquía constitucional en este país no es como la de Suecia o Dinamarca, aquí el rey gobierna, manda y se corrompe como nadie», critica el autor de «De la crisis a la revolución democrática». «Ha sido uno de los reyes más corruptos de la historia de España y se ha ido de rositas, nos ha dejado a su hijo». La alternativa se plantea, así pues, en términos de ruptura democrática y Proceso Constituyente.
El político conservador Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón dejó caer otra pista en torno a las claves políticas en una tertulia radiofónica, en la que compartía micrófono con Santiago Carrillo. Explicó la relevancia del sistema electoral diseñado en la Transición por «los que mandaban», recuerda Manolo Monereo. Una de las piedras angulares fue el sistema electoral, después constitucionalizado, en el que se consagraba el bipartidismo político, aunque imperfecto (se requería el apoyo de CIU y del PNV) mientras se dejaba fuera al adversario (el PCE y el PSUC). «Esto ha permitido desde 1978 la reproducción del sistema, más que por la Ley D’Hondt, por los efectos en la representación electoral de las circunscripciones provinciales».
¿Qué rol desempeña, en el actual contexto, la Unión Europea? «Sin el golpe de estado de la UE ningún estado se hubiera mantenido durante más de seis meses, además, hoy los golpes no los perpetran los ejércitos sino los bancos». Pero sobre todo la Unión Europea representa una garantía de «estabilidad», como reconocía Luis María Ansón en un artículo publicado en El Mundo el 15 de octubre de 2015. «Se desmorona el régimen», advertía el exdirector de ABC, y ante esa realidad que desbordaba a Rajoy, el periodista se felicitaba por la firmeza que demostraba la UE y la solidez del euro. «Nos queda Europa» y, gracias a ello, en España no se reproduce el contexto social de los años 30. El estado español se halla, para alivio de Ansón, alineado con las 15 potencias económicas del mundo e integrado en la supranacionalidad europea.
Ante el actual galimatías de posibles pactos, guiños, declaraciones, gestos, posicionamientos que apuntan hacia lo contrario de lo que se afirma, Manolo Monereo propone centrarse en que hoy existe un conjunto de fuerzas políticas que le están «disputando el gobierno al poder». «Esto es hoy lo decisivo, somos el pueblo parte activa, y esto va más allá de Podemos, Ada Colau o las Mareas Atlánticas; estamos movilizados y dando la batalla a la resignación, que es el gran mal de este país». En otras palabras, «sálvate de manera individual que colectivamente cada vez vivirás peor», predica el sistema. También ha participado en el acto del Frente Cívico-Valencia la activista y exresponsable de confluencias de IU, Lara Hernández, quien ha hecho hincapié en que tras las elecciones del 20 de diciembre «ha quedado delimitada la frontera del conflicto». «Ha surgido una alternativa por la izquierda que se enfrenta al poder económico», remata.
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