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Entrevista al realizador argentino Tristán Bauer

El Che continúa empujando por una construcción más justa de la sociedad

Fuentes:

Rodeado de la mayor expectativa se esperaba el estreno del documental Che, un hombre nuevo en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Fotografías, videos, cintas grabadas con su voz, anotaciones del puño y letra de Ernesto Guevara, materiales celosamente guardados por años en archivos familiares o en poder del ejército de Bolivia, […]


Rodeado de la mayor expectativa se esperaba el estreno del documental Che, un hombre nuevo en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Fotografías, videos, cintas grabadas con su voz, anotaciones del puño y letra de Ernesto Guevara, materiales celosamente guardados por años en archivos familiares o en poder del ejército de Bolivia, salían en él a la luz pública por primera vez. Su realizador era ya bien conocido por el público cubano. Cuatro años atrás había obtenido múltiples lauros con el largometraje de ficción Iluminados por el fuego, pero algunos en La Habana recordaban aún más atrás, al joven que en 1994 realizara un memorable documental sobre Julio Cortázar. Luego del estreno de su más reciente obra en el cine Yara, los ojos enrojecidos de muchos jóvenes, cubanos y latinoamericanos, recitaban junto a la voz del Che, «hay golpes en la vida tan fuertes/ no sé…», esos mismos jóvenes cuya opinión sobre el documental tanto le interesa a Tristán, porque llegaron al mundo luego de instaurado el mito del Guerrillero Heroico.

Este es un proyecto de hace más de diez años, ¿cómo nació la idea, de qué modo llegaron los primeros materiales a sus manos?

Es difícil definir un momento específico, nací en el año 59 con el triunfo de la Revolución Cubana y eso me marcó para siempre. Desde muy pequeño la figura del Che me pareció impresionante y después que terminé Iluminados por el fuego tuve la certeza de que quería concluir la realización del documental sobre el Che en el que llevaba trabajando tanto tiempo. Muchas personas me ayudaron, por supuesto Aleida March, un sobrino del Che, Taco Guevara; pero el Che es alguien que me acompañó de alguna manera toda la vida y no hay un solo punto, es como una sucesión de ideas; no es en vano que hayamos estado tanto tiempo con la película entre las manos, generalmente un cineasta está dos, tres años con una película y este ha sido un proceso de más de 12 años.

¿Qué sintió cuando comenzó a ver los materiales de archivo?

Cada vez que a nuestras manos llegaba un original -que podía ser una libretita, un archivo del ejército, una fotografía, un rollo de filmación, una palabra escrita en un papel, una cinta magnética-, sentíamos una profunda emoción, era como ir encontrando las piezas de un rompecabezas. Estábamos seguros de que queríamos hacer una película narrada fundamentalmente desde la palabra y las ideas del propio Che, no con entrevistas que contaran cómo había sido ni cómo lo habían conocido. Sin duda, el hallazgo de encontrarnos con cada uno de esos materiales nos daban esta sensación de doble emoción: por su descubrimiento, y por la posibilidad de construir la narración dramática que soñábamos.

Además de los materiales de archivo, en el documental hay filmaciones en Cuba, Argentina y Bolivia, ¿cómo imbricar estos escenarios y momentos históricos diferentes recogidos durante más de diez años y darles una coherencia en una obra de cien minutos?

Fue una tarea difícil, pero es la tarea que tenemos siempre los cineastas cuando hacemos la biografía de un hombre y tratamos de concentrar su vida en 90 ó 140 minutos. Siempre constituye una suerte de fragmento; pero en todo caso esta es nuestra mirada, construida con esa diversidad de materiales, y creo que justamente el trabajar con materiales tan diversos le da finalmente la unidad. Están reunidos materiales actuales, otros de archivo hechos por periodistas y camarógrafos profesionales, tomas realizadas por el papá o por el sobrino del Che, fotografías, palabras escritas en libretitas, revistas y todos estos elementos construyen una narración que apunta a aproximarse a un hombre de la dimensión extraordinaria del Che.

Cuando estrenaba Iluminados por el fuego hace unos años hablaba de la función social de la obra cinematográfica y cómo un audiovisual podía destapar un tema silenciado por el poder durante mucho tiempo. A partir de la manipulación que ha sufrido esta figura desde la derecha, ¿es esta la misma línea editorial que sigue Che, un hombre nuevo?

No sé si será de ese modo tan preciso, pero sí estoy seguro de que es una película que abre puertas, descubre nuevos pensamientos, nuevas miradas e interrogantes. Es una película que viene desde el audiovisual a enriquecer mucho la mirada hacia el Che, pues aparecen allí cosas desconocidas para la mayoría, y me parece lindo que así sea. Generalmente los materiales de esta índole aparecen en investigaciones periodísticas bajo la forma de la palabra, y en este momento del mundo, cuando la imagen tiene tanta potencia, cuando el audiovisual tiene tanta fuerza, que todas estas ideas, reflexiones y documentos nuevos aparezcan a través del documental me parece muy hermoso.

En una presentación de algunos fragmentos del documental en Argentina, Carolina Scaglione, su coguionista, afirmaba que este tiene la meta de «dar contenido a la imagen del Che». La figura de este hombre ha sido recurrente en la filmografía latinoamericana, visto tanto a través de documentales, como de largometrajes de ficción, pero ustedes querían tener «una mirada más profunda, reflejar no solo al guerrillero, sino también al pensador»…

Eso es muy cierto, porque muchas veces tenemos la imagen del guerrillero y realmente el Che fue un hombre de una entrega extraordinaria, un verdadero luchador; pero más desconocidas eran todas las reflexiones, sus análisis políticos y económicos, casi como si quisiera construir una concepción filosófica de una revolución latinoamericana socialista.

Es apasionante ver cómo desde niño, desde joven, empieza a escribir y a buscarle en sus cuadernos filosóficos el sentido y la comprensión a palabras como «amor», «capitalismo», «diablo». Se ve su escritura de joven, de adolescente, y cómo esta escritura continúa a lo largo de su vida. Siempre en sus diarios de viajes están presentes reflexiones que después se profundizan y transforman en otros diarios, en libretas y a veces hasta en libros, algunos publicados y otros no. Esto continúa a lo largo de su vida, una mirada crítica permanente, un análisis crítico, donde detrás de esa acción, y lo de la acción es muy claro en toda su vida, hay un pensamiento que se torna reflexión y palabra. Hemos trabajado mucho con esto, hemos puesto mucho la lupa en todos estos materiales, y la construcción del documental está relacionada también con el hombre de acción; pero en paralelo con el hombre de pensamiento y de reflexión profunda.

Sin embargo, no es solo el hombre de pensamiento el que usted intenta mostrar, también se ve el Che íntimo capaz de recitarle poemas a su esposa. ¿Cuánto cree que pueda impactar al público este Che humano?

Creo que muchísimo. En la película aparecen escritos íntimos, esa cinta profundamente conmovedora de la despedida a su mujer. Siempre voy a tener un agradecimiento inmenso hacia Aleida porque gracias a su generosidad y su amor abrió para todos nosotros, a partir de una película, las cartas y esta cinta «tan íntimamente mía», dice el Che, tan íntima de los dos. Sí, aparece también esta mirada y lo hace bajo su palabra escrita y dicha por él y también por algunas filmaciones familiares que van a cautivar a todos.

Hay otro momento del documental muy impactante, cuando describe con bastante anticipación su propia muerte…

Es impresionante. Es un texto escrito en el Congo cuando se entera de la muerte de su madre donde hace una reflexión sobre la suya propia. En él dice algo así como «apareceré en el Life con una mirada fija, porque a la muerte se le teme», y cuando uno lee esas palabras y ve que la revista Life publicó la foto con esa mirada descrita por él años antes hablando de su propia muerte, es algo tremendo.

¿Qué otros momentos dentro del documental tienen para usted esa fuerza?

Para mí en lo personal todo. El Che es un modelo de hombre y lo que hacemos en el documental es reflexionar en 120 minutos sobre esa vida. Tanto aquel niño que está en Altagracia jugando con un triciclo o montándose en un perro, aquel adolescente que anda en bicicleta recorriendo la Argentina o en motocicleta por el mundo, aquel que decide tener una hija junto a su compañera, que sube al Granma, decide tomar las armas, ir al África, a Bolivia, son momentos que aparecen plasmados en la película, fundamentalmente a través de su imagen, de su voz, de su fotografía, narrado en primera persona y son todos momentos muy fuertes. Algunos pueden parecer que no tienen trascendencia como su viaje a China, pero cuando se ven las imágenes se descubre la imagen de un Guevara desconocido, son momentos fuertes, interesantes, cautivantes.

Creo que este documental es una aproximación al hombre porque así está concebido. En todos los momentos que podemos lo hacemos desde él mismo, los testimonios directos que él dejó, sus entrevistas, sus palabras escritas, sus discursos grabados… hay como una cercanía en la percepción.

Usted decía que el Che marcó a la humanidad; pero muy especialmente marcó a América Latina, luego de más de diez años de investigaciones, ¿cuánto marcó el Che a Tristan Bauer?

No solo durante esos diez años, me marcó desde antes y por eso me sumergí allí. Es una ratificación de la dimensión política de ese hombre, de su lucha por la transformación, no solamente escribiendo estos pensamientos, si no llevando estos pensamientos a la acción y trabajando permanentemente por la Revolución. Esta es una palabra que atraviesa su vida, la revolución, la transformación, el cambio, la justicia. Cuando me aproximo al Che no lo veo como a alguien del pasado, ni siquiera del presente, sino como alguien del futuro; lo veo como alguien que logró imaginar un modelo distinto para los países definidos en aquel momento como el Tercer Mundo y buscar posibilidades reales de transformación y de cambio.

Vengo de hacer entrevistas a casi todos los Presidentes de América Latina y cuando estoy frente a Evo, frente a Correa, Chávez, Lula, encuentro que las ideas del Che están presentes en todos ellos. Ver cómo después de tantos años de su desaparición física ese pensamiento no solamente va creciendo, si no que es asumido por los presidentes constitucionales y democráticos de nuestra región y se fortalecen sus ideas de esperanza y transformación es muy rico. No es un personaje varado en el pasado y a quien evocamos como alguien fijo y detenido en un tiempo lejano, el Che continúa empujando permanentemente hacia delante por una construcción más justa de la sociedad.

  http://www.lajiribilla.cu/2009/n449_12/449_13.html