Arturo Fasana, el contable de la Gürtel y gestor de la cuenta Soleado, realizó al menos una visita al Palacio de la Zarzuela en el verano de 2008. Su presencia en el complejo real era reservada, por lo que no figuraba en la agenda oficial. Pero esa confidencialidad fue rota por el propio bróker helvético. […]
Arturo Fasana, el contable de la Gürtel y gestor de la cuenta Soleado, realizó al menos una visita al Palacio de la Zarzuela en el verano de 2008. Su presencia en el complejo real era reservada, por lo que no figuraba en la agenda oficial. Pero esa confidencialidad fue rota por el propio bróker helvético. A la salida de palacio le esperaba un automóvil Audi A8, de color azul oscuro, y su conductor no era otro que Andrés Bernabé, el chófer de Francisco Correa, con quien había concertado una cita ese mismo día. A partir de ese momento, Fasana quedaba retratado ante uno de sus clientes, que utilizaba sus servicios en Ginebra.
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El fiduciario helvético, a través de Rhone Gestión, tenía una amplia cartera de empresarios españoles a quienes, por medio de un entramado societario, les garantizaba opacidad para colocar su dinero en paraísos fiscales. De esa manera, mediante sociedades instrumentales, sorteaba los controles de la Agencia Tributaria.
Ese viaje a Madrid de Fasana no era el único que realizó a lo largo de 2008. En el registro de entradas y salidas por aeropuertos españoles, que figura en el sumario, el contable de la Gürtel se trasladó a España en aquel año al menos una docena de veces. La última visita a la capital fue el 4 de diciembre, y la última a territorio español, al aeropuerto de Elche-Alicante, el 11 de diciembre. Entre julio y septiembre de 2008 viajó a España en tres ocasiones. Una de ellas, al aeropuerto de Palma de Mallorca, el 31 de julio. Otros desplazamientos a lo largo del año fueron a Barcelona y Pamplona.
No obstante, el documento aportado por la Policía al sumario no es determinante para aclarar los movimientos de Fasana por España. El Confidencial ha conseguido una copia de uno de los billetes de avión del financiero suizo, que utilizó en un vuelo Ginebra-Madrid el 22 de abril de 2008, cuyo viaje no figura en la relación policial.
La escena de Fasana saliendo de las instalaciones de palacio y subiendo al coche de Correa no fue inmortalizada por la Policía por cuestión de días. En esas fechas del verano de 2008, los agentes del grupo XXI de la sección de blanqueo de la UDEF empezaban a pisarle los talones a Francisco Correa, en una investigación secreta abierta por el juez Baltasar Garzón. Su chófer, Andrés, comenzaba a ser vigilado día y noche.
La Operación Limousine y el padre de Artur Mas
Pero Arturo Fasana todavía no se había convertido en uno de los objetivos de la UDEF. Su nombre aparece por primera vez en las pesquisas policiales a raíz de la conocida como Operación Limousine contra una red de españoles que evadía impuestos a través de Liechtenstein. Entre los investigados se halla el padre del presidente de la Generalitat, Artur Mas.
La Policía allana el despacho del fiscalista Ramón Blanco, en julio de 2008, y se lleva varias cajas repletas de documentos. De su estudio, los expertos establecen los vínculos entre Blanco, Correa y Fasana.
Sin embargo, el comisario Olivera, jefe de la UDEF, y su hombre de confianza, el inspector Manuel Morocho, comienzan a vigilar a Correa a partir del 8 de agosto de ese año, cuando solicitan a Garzón el pinchazo de uno de los móviles del jefe de la trama Gürtel.
El turno no le llega a Fasana hasta nueve meses después. Tras la gran redada de febrero de 2009, la policía orienta su punto de mira hacia el fiduciario suizo. En el registro de uno de los pisos de la red en la calle Martínez Campos de Madrid, los policías se hacen con un pendrive con una hoja de cálculo titulada: «FAFA. RAN». En ese archivo figura el dinero que Correa tiene en Suiza. Fafa es el apodo que utilizan varios miembros de la Gürtel para referirse en clave a Fasana, como se refleja en numerosas conversaciones telefónicas grabadas por la policía. El seudónimo Fafa era fruto de una broma de Alvaro Pérez, El Bigotes, que se refiere al sexo femenino con esa jerga. Después, fafa sirvió para acuñar el sobrenombre del fiduciario suizo que, por supuesto, desconocía las risas que se traían a su costa los hombres de Correa.
En el primer informe sobre Fasana que presentan los agentes al juez de la causa, el 8 de mayo de 2009, ya señalan al contable suizo como una pieza clave «dentro de la estructura de blanqueo de capitales internacional diseñada por la organización de Francisco Correa Sánchez desde el despacho profesional de Ramón Blanco».
Los policías se basan en una serie de pruebas: su nombre se repite en las conversaciones telefónicas intervenidas a los sospechosos, en los documentos obtenidos en los registros de las sociedades de Correa y en «la observación de las comunicaciones de los internos en el centro penitenciario Madrid Soto del Real».
Hasta ese momento el contable de la Gürtel, que carecía de antecedentes policiales en Suiza y poseía una cartera de influyentes hombres de negocios y personalidades españolas a través de la cuenta Soleado , es desenmascarado por los investigadores españoles.
Para obtener su declaración, al margen de las dilatadas y engorrosas comisiones rogatorias, la UDEF concibe un plan: uno de sus agentes se hace pasar por empresario español y concierta una cita con Fasana en uno de los salones del hotel Eurobuilding. Se pretende que el bróker suizo pique el anzuelo y se desplace a Madrid. Para interpretar el papel de falso hombre de negocios se sirve de la copiosa información que dispone de las investigaciones secretas y utiliza como referente el nombre de un importante empresario español.
Fasana cae en la trampa y se presenta en Madrid el 18 de mayo. Curiosamente, en ese viaje, por primera vez no se hospeda en su hotel favorito, el Hesperia de la Castellana, un cinco estrellas que le ofrece comodidad y confianza al ser cliente desde hace años. El contable de Correa se aloja en el Aitana, próximo al Estadio Bernabéu y relativamente cerca del Eurobuilding.
A partir de ese momento, los agentes de la UDEF lo someten a un duro seguimiento durante los días de estancia en la capital. Los policías identifican todas sus llamadas telefónicas por medio de un sofisticado sistema instalado en un pequeño maletín adquirido por el Ministerio del Interior a una empresa israelí. El dispositivo electrónico, que ocupa el espacio de un ordenador portátil, tiene capacidad para detectar todas las llamadas que se efectúan en un radio de unos treinta metros.
El fiduciario suizo en ningún momento sospecha de la celada ni de los seguimientos policiales, de ahí su sorpresa cuando es detenido al ir a tomar el vuelo de vuelta a Ginebra. El millonario, acostumbrado a hospedarse en hoteles de cinco estrellas y a almorzar en restaurantes de lujo, pasa a ser un inquilino de los calabozos policiales de la calle Tacona, en el barrio de Moratalaz. Lo encierran en una sucia celda, sin servicios ni comodidades. Llama la atención su imagen, un día después, cuando comparece ante el juez. Fasana, todo un paradigma de la figura del bróker helvético, conocido como un tipo elegante y atlético, declara ante el magistrado Pedreira con un traje arrugado y sin corbata.
Cuando Fasana se ve acorralado y se percata de la gravedad de los delitos que le imputan, entre ellos el de blanqueo de dinero, pide hacer una llamada. Contacta con el despacho de abogados de Antonio Hernández Gil, en esos momentos decano del Colegio de Abogados de Madrid, para que le asista.
Hernández Gil, finalmente, se excusa y no le asiste judicialmente porque, según él, tiene otros compromisos.
La llamada al hijo del ilustre jurista Hernández Gil -presidente de las Cortes, del Consejo de Estado y del Consejo General del Poder Judicial- no es ociosa. Fasana conoce al letrado desde hace tiempo. El vínculo entre ambos queda constatado en el folio 346 del tomo VIII del sumario de la Gürtel. En un fax, escrito en español, enviado por Fasana a Ramón Blanco, el 16 de septiembre de 1999, se puede leer a pie de página: «Copia: Sr. Antonio Hernández Gil». El contable suizo informa a Blanco -el experto en materia fiscal que más clientes españoles le ha proporcionado- de la inversión en un negocio inmobiliario en Canadá «positivo para nuestro grupo».
Todos estos datos, que aparecen perdidos en el sumario, pueden aportar una explicación a la postura final del Colegio de Abogados de Madrid, que reculó después de anunciar que pensaba sumarse a la querella contra el juez Baltasar Garzón. El letrado Ignacio Peláez denunció al magistrado de la Gürtel por el caso de las escuchas ilegales en el locutorio de la cárcel de Soto del Real.
Fuentes próximas a la investigación señalan que una nueva comisión rogatoria dirigida a la Justicia suiza serviría para levantar el manto del secretismo de la cuenta Soleado. Así se podría conocer el dinero bloqueado y los nombres de sus titulares.