Hace algo más de un mes, Suso Vega, diputado del BNG con el que tengo relación de amistad y buena sintonía política desde hace algo así como 30 años, me telefoneó para confirmarme algo que ya daba por supuesto: que habían decidido aplazar unas conferencias que querían que yo dictara por aquellas tierras. No estaban […]
Hace algo más de un mes, Suso Vega, diputado del BNG con el que tengo relación de amistad y buena sintonía política desde hace algo así como 30 años, me telefoneó para confirmarme algo que ya daba por supuesto: que habían decidido aplazar unas conferencias que querían que yo dictara por aquellas tierras. No estaban para charlas genéricas sobre los medios de comunicación, en medio del fregado electoral que se les venía encima.
Remitidas las conferencias para tiempos venideros, aproveché la llamada para pedirle a Suso que me hiciera un rápido pronóstico electoral. Contestó con la modestia y la prudencia que les son proverbiales, pero no pude dejar de recordar ayer aquella conversación porque lo sucedido finalmente en las urnas se ha atenido casi milimétricamente a sus predicciones. Me dijo: «Doy por hecho que subirá el PSdG, porque se beneficiará del efecto Zapatero y del peso que le confiere ser el representante privilegiado del Gobierno central; bajará el PP, aunque no creo que tanto como algunos le auguran, y bajará el Bloque, porque en las anteriores elecciones rentabilizamos el pésimo momento por el que atravesaban los socialistas, y eso ha cambiado». «¿Quién ganará, entonces?», le pregunté. «Si lo que quieres saber es si puede perder Fraga, la respuesta es sí. Puede perder. Pero no des por hecho que va a perder, ni mucho menos. Para mí que estará en un pañuelo». Y añadió, profético: «No me extrañaría que el voto de la emigración americana acabe teniendo una importancia decisiva».
Sin el menor ánimo de disimular mi ignorancia, retomé el interrogatorio: «¿Y que cabe esperar del voto de la emigración? ¿Es favorable al PP?». La respuesta de Suso es digna de ser retenida, a la vista de la perspicacia que acreditó hasta ese punto: «Oscila entre el PP y el PSOE, según los casos. Esta vez el PSOE puede beneficiarse de que es el partido que manda en Madrid y, en consecuencia, en las embajadas, en los consulados y demás delegaciones oficiales de España en América Latina. A quien no beneficia en nada, eso tenlo por seguro, es al Bloque. En las elecciones europeas, el PSOE logró muy buenos resultados en el voto procedente del otro lado del Atlántico. En las anteriores autonómicas, en cambio, con Aznar gobernando en Madrid y Fraga en Galicia, fue el PP el que se llevó el gato al agua. Vete a saber. En todo caso, lo que sí está demostrado es que ese tipo de voto por correo es manipulable.»
Como Suso no sabía hasta qué punto el voto de la emigración podría llegar a ser clave en estas elecciones, no entró en mayores detalles. Tampoco yo se lo pedí, entre otras cosas porque iba conduciendo y, aunque usaba el ya tan famoso bluetooth, la señal telefónica era tirando a mala.
Ahora resulta que el único escaño que podría cambiar de signo es uno de los de Pontevedra, donde el PSOE ha aventajado al PP en 8.160 votos. Ignoro que análisis hará Suso Vega de lo que puede suceder de hoy en siete con ese escaño, pero me da, siguiendo su hilo conductor, que lo más probable es que lo conserve el PSdG. Lo que tendrá como resultado la victoria electoral de los socialistas y el Bloque, con Pérez Touriño como presidenciable.
Lo cual podrá suceder por un solo escaño, o por unos pocos cientos de votos, pero, si sucede, cambiará muchas cosas. En la política general y en la gallega en particular. Porque a los clientes y deudos del PP les dará igual haberse quedado sin chollo por unos cientos de votos o por muchos miles. Lo único que les importará es haberse quedado sin chollo. Y tenerse que buscar otro, o el mismo pero con diferente patrón.
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