El doctor Manuel Atienza Rodríguez (Oviedo, 1951) es uno de los más célebres catedráticos de la Filosofía del Derecho en España. Su obra y su pensamiento han influido notablemente en la renovación de la teoría jurídica en el mundo hispano. Ha sido nombrado siete veces honoris causa. Fue Vicepresidente de la Asociación Internacional de Filosofía […]
El doctor Manuel Atienza Rodríguez (Oviedo, 1951) es uno de los más célebres catedráticos de la Filosofía del Derecho en España. Su obra y su pensamiento han influido notablemente en la renovación de la teoría jurídica en el mundo hispano. Ha sido nombrado siete veces honoris causa. Fue Vicepresidente de la Asociación Internacional de Filosofía Jurídica y Social, y actualmente es director de la revista Doxa Cuadernos de filosofía del Derecho en la Universidad de Alicante, donde se dedica a la docencia. Es autor de varios cientos de artículos y libros reconocidos en España y Latinoamérica.
Como experto de la argumentación jurídica y la bioética, Manuel Atienza ha publicado varios textos sobre filosofía, jurisprudencia y moralidad del aborto. Su artículo ¿Es el aborto un derecho? refleja la base de su pensamiento. Muy alejado de la posición de la Iglesia Católica y del «actual cinismo político», Atienza defiende la Ley de plazos vigente sobre el aborto. Opina que la llamada Ley Gallardón tan solo refleja «la búsqueda de intereses políticos» ya que si se llega a aprobar supondrá «una vuelta atrás ilógica en materia de derechos».
Pasillos largos, solitarios, luctuosos, componen la estructura de la vieja Facultad de Derecho en la Universidad de Alicante. Una gran placa dorada preside la segunda planta: «Filosofía del Derecho», reza. Al fondo, una puerta de madera repleta de carteles sobre congresos, seminarios y charlas cubre la entrada del despacho. Dentro, el ambiente es ecléctico y solemne. Cientos de libros de Derecho y Filosofía visten las estanterías de la dependencia. Una gran mesa sustenta decenas de apuntes, textos, diccionarios, libros y manuales relacionados con la jurisprudencia. En medio de esa disposición anárquica pero paradójicamente ordenada, tan solo destaca un pequeño cuaderno solitario de Jueces para la Democracia. Así es espacio de trabajo de Manuel Atienza, un célebre catedrático en Filosofía del Derecho que ha contruibuido decisivamente a que su Departamento se convierta en uno de los más reconocidos a nivel mundial.
Con un aspecto sencillo y elegante, Atienza explica que desde bien pequeño se ha visto influido por los textos de Platón, uno de los grandes maestros de la dialéctica y la argumentación. Dos disciplinas que ha trabajado y estudiando durante años hasta convertirse en un reconocido maestro. Formó su base ideológica a finales del Franquismo, donde lejos de verse influenciado por la moral que imponía la Iglesia Católica en aquellos años, se vio identificado con una corriente ideológica renovadora: la filosofía marxista. A pesar de que esa época formara parte de otra etapa de su vida, defiende que «si la gente hubiese leído a Marx, no se dejaría engañar en muchas cosas en las que hoy en día se les están engañando».
A pesar de verse influido por una gran cantidad de filósofos y escritores, el profesor mantiene una postura crítica y escéptica propia de Descartes. Escribió en 1982 la obra Marx y los derechos humanos, donde puso de manifiesto algunos déficits morales de la ideología marxista. De esta crítica surgió la postura que actualmente defiende: «la articulación entre Marx y Kant hubiera sido la mejor», dice. «Es una auténtica desgracia que no cuajaran una serie de proyectos y pensamientos que trataron de juntar a Marx con Kant; el marxismo con la democracia«.
Así, partidario de un «socialismo democrático» y pensador a contracorriente, se configura la estructura ideológica del ovetense. Amante del buen periodismo, de Kapuscinski; viajero, cercano a Latinoamérica y conocedor de sus culturas jurídicas. Partidario de desobedecer las leyes injustas y de formar ciudadanos críticos. Influido por los grandes de la retórica; Aristóteles, Platón, los cuales le han ayudado a convertirse en una referencia europea en materia de argumentación jurídica. Escribió la obra El derecho como argumentación, que supuso un pequeño punto de inflexión en el continente. Propuso una concepción diferente del derecho siguiendo las tradiciones anglosajonas; un derecho basado en las disciplinas clásicas de la Antigua Grecia aristotélica. Lógica, retórica, dialéctica, sumando una concepción moderna de ciudadanos capaces de argumental racionalmente las decisiones de la vida común.
Interrupción voluntaria del embarazo
En el año 2009 el doctor Manuel Atienza escribió un artículo sobre el aborto en la revista El Notario del Siglo XXI titulado «Sobre la nueva regulación del aborto», donde se manifestaba a favor de que las mujeres tuvieran derecho a abortar en los tres casos que actualmente permite la Ley: por peligro de la vida de la madre, por violación, o por malformaciones del nasciturus. En el texto se oponía frontalmente a la moral «ilógica» que defiende la Iglesia Católica, y a los que legislan en contra del derecho de abortar: «El castigo penal injustificado no sólo es un mal absoluto, sino una forma de atentar contra la dignidad humana». Manuel González-Meneses, notario de Madrid, escribió en esa misma revista con el objetivo de contradecir la argumentación de Atienza. Expuso los clásicos argumentos antiabortistas que dieron pie a un largo debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Desde ese momento el profesor, como experto en argumentación, se interesó por explicar en sus artículos la concepción del aborto como un auténtico derecho que debe estar amparado por la Ley.
– ¿Qué opina sobre las propuestas que lanza el Gobierno actual para modificar la Ley del aborto?
– Yo creo que el cinismo y la doble moral sobre el aborto es lo que abunda entre nuestros gobernantes. Puro cinismo e intereses políticos.
– ¿Cree que esa doble moral también abunda en los ciudadanos?
– No. La doble moral se suele dar en los que están en posiciones de poder y en quienes tienen una determinada creencia religiosa. Un día se encuentran con que lo que para ellos es intuitivamente razonable, es totalmente contrario a los dogmas en los que creen.
El catedrático en Filosofía del Derecho desconfía de que actual Gobierno legisle correctamente sobre el aborto. Considera que el equipo de ministros actual, y muchos otros políticos, ven un «problema» donde deberían ver un «derecho». Se siente satisfecho de que España haya progresado en materia de feminismo y sexualidad en los últimos 50 años, pero cree que la influencia moral «ilógica» de la Iglesia Católica aún pesa mucho en ciertos sectores de la sociedad. No duda. Está convencido de que, a veces, el cinismo religioso hace que la Iglesia esté más preocupada por un preembrión que por los niños que tienen problemas.
Como viajero y conocedor de las culturas jurídicas de América Latina, cree que la religión es el motivo por el cual la mayoría de países latinos están atrasados en la legislación sobre el aborto. Sus diversos nombramientos honoris causa en Latinoamérica avalan su conocimiento sobre el continente, así como su Tesis Doctoral sobre la Filosofía del Derecho en Argentina. El aumento de la libertad y el desarrollo económico, explica, son dos de los motivos por los que América Latina se está igualando en materia de derechos con Europa.
El debate bioético
Como experto en la bioética, es extraño escucharle decir frases como: «es evidente que la vida humana no es un valor moral absoluto», o «la dignidad de un feto es, lógicamente, inferior a la de su madre». Pero, con la misma sencillez y efectividad que argumenta este tipo de afirmaciones en su obra Bioética, Derecho y argumentación, explica que «cualquiera defiende la legítima defensa, el estado de necesidad o algunas guerras justas». Los argumentos de Atienza suenan sencillos, fluidos, lógicos. Su tono de voz es tranquilo y su postura relajada. Sin poses forzadas ni ostentaciones verbales. En su caso, el hecho de ser uno de los filósofos del derecho más influyentes de España no desemboca en soberbia. El vocabulario que utiliza en sus textos filosóficos es una simple admiración por la retórica clásica. Una retórica que emplea para explicar el polémico tema de la dignidad humana.
¿Cuándo empieza la vida humana en sentido moral?, se pregunta el filósofo. Y, con una clara influencia de la escuela empirista, responde: «si uno tiene una concepción racional -no religiosa- de la moral, entenderá que esto depende de factores biológicos». Según su línea argumental, resulta «ilógico» que se pueda condenar a una mujer por abortar justificadamente cuando todavía no se ha desarrollado el sistema nervioso, las sensaciones y la vida cerebral. «Cosa que hasta el tercer mes no existe», dice. Por lo tanto, «es evidente que no podemos comparar el nivel de dignidad de un feto de diez semanas con el nivel de dignidad plena que tiene su madre».
El filósofo español Fernando Savater escribió: «el aborto será y es un problema personal y, por lo tanto, tiene que ver con la dimensión moral de la persona que tiene que afrontarlo», frase con la que Manuel Atienza está completamente de acuerdo. Aunque sea un férreo defensor del aborto voluntario como un derecho, siempre diferencia la justicia de la moralidad individual. Una cosa es que la legislación vigente contemple la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho, y otra que abortar sea siempre una buena elección: «a veces la mujer puede tomar una decisión moralmente equivocada cuando aborta, pero eso es una cuestión que debe quedar en la conciencia de la mujer, no en la del derecho penal», explica.
El debate sobre la legislación del aborto es un tema que, obviamente, entusiasma al profesor. De hecho, es miembro de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida. Sin embargo, es evidente que su postura crítica tiene una base temática mucho más amplia. La especialización en Filosofía del Derecho no fue una decisión arbitraria. Su espíritu escéptico y desobediente le empujó a cuestionar y debatir todo aquello que considera injusto, incluida la propia legislación.
– ¿Se debe obedecer siempre las leyes?
– Es lógico que no. No se debe obedecer las leyes injustas.
– Entonces, ¿cómo cree que debe comportarse la ciudadanía con la situación de crisis actual?
– Debería formar parte de la sana educación de la gente darse cuenta de que hay que desobedecer y aprender a ser desobediente, y más en la situación actual.
– Pero si los ciudadanos se volvieran desobedientes…
– Si hubiera más desobedientes no estaríamos tan mal como estamos ahora.