El 27 de diciembre de 2012, el clan de los borbones abandonó su oscura Sicav, Labiernag 2000, en busca de nuevos nichos en los que colocar su patrimonio. La hermana del rey Pilar de Borbón y Borbón, que presidía esta sociedad, y sus cinco hijos (Beltrán, Simoneta, Juan, Fernando y Bruno Gómez-Acebo de Borbón) dejaron […]
El 27 de diciembre de 2012, el clan de los borbones abandonó su oscura Sicav, Labiernag 2000, en busca de nuevos nichos en los que colocar su patrimonio. La hermana del rey Pilar de Borbón y Borbón, que presidía esta sociedad, y sus cinco hijos (Beltrán, Simoneta, Juan, Fernando y Bruno Gómez-Acebo de Borbón) dejaron las sillas de mando a un nuevo propietario, Gaspar Coves Selva, dueño de varios bingos en el País Valenciano, tal y como recoge el Boletín Oficial del Registro Mercantil.
Pero los borbones no han sido los primeros en poner tierra de por medio con estas sociedades. Antes que ellos, otros titanes económicos como Amancio Ortega, José María Suescun, Rafael del Pino o la familia dueña de Mango, los Andic, también abandonaron sus Sicav e hicieron las maletas con sus fortunas. Los Andic, por ejemplo, liquidaron en 2012 sus 11 Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV), con las que gestionaban en total cerca de 650 millones de euros.
¿Por qué se ha producido esta espantada? Tras las décadas de 1990 y 2000, en las que hubo un boom de nuevas Sicav, en 2009 se produjo un punto de inflexión. El motivo fue que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) cambió las reglas de juego y forzó a que las cuentas de estas sociedades fueran un poco más transparentes. Salieron a la luz pública los nombres de sus dueños y, desde entonces, cada tres meses se publican informes sobre la actividad de cada una. Este ejercicio de transparencia incomodó a más de uno.
Además de aquel cambio legal, el secretario federal de Política, Economía y Empleo de IU, José Antonio García Rubio, añade otro factor que explica el cierre de grandes Sicav en los últimos meses: el «miedo» a un nuevo cambio de legislación. «Anticipándose, consiguen que no les pillen cuánto dinero tiene cada uno», asegura.
Pero, a pesar de las espantadas, las Sicav siguen siendo el instrumento favorito de las grandes fortunas para colocar su patrimonio porque éstas apenas tributan un 1% y permiten un cierto secretismo sobre sus inversiones. Este trato privilegiado contrasta, por ejemplo, con el de los pequeños accionistas, cuyos impuestos oscilan entre el 21% y el 27%.
Permitir que estas grandes fortunas solo tributen el 1% «es una vía de evasión legal de impuestos que viola la Constitución: no nos hace a todos iguales ante la ley», denuncia Jorge Fonseca, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del consejo científico de Attac España. Sobre el clan de Pilar de Borbón y Borbón, Fonseca añade: «Es inadmisible que quienes tienen que dar ejemplo, como es el caso de la Familia Real, se hayan aprovechado de una figura tan tremendamente controvertida».
Pero, ¿dónde van a parar estos grandes capitales? Entre los diversos destinos, García Rubio apunta a los fondos de inversión, dirigidos por profesionales y sobre los que quien pone el dinero no tiene tanto control. Pero también hay otras salidas. Algunos optan por convertir las Sicav en sociedades anónimas. El impuesto que pagan las S.A. varía en función de su actividad de negocio. Lo normal es un 30%, pero hay múltiples subvenciones y desgravaciones: la media que estas organizaciones pagaron en 2012 fue del 11%. «Si ayudas a la visita del papa o si inviertes en I+D+I, desgravas. Hay muchas formas de rebajar la tributación», explica García Rubio. Uno de los ejemplos más recientes de este baile lo hizo el presidente de Corporación Dermoestética, José María Suescun. Su Sicav Inversiones Siena atesoraba 22 millones de euros de patrimonio en octubre de 2012, cuando su junta general dio el visto bueno para convertirla en una S.A.
Otra alternativa es la que emprendió en 2011 la familia Del Pino, máxima accionista de Ferrovial, que decidió transformar una de sus seis Sicav en la sociedad mercantil Caneeltoo Investments. En ésta, la tercera generación familiar, los nietos del fundador de Ferrovial, empezaron a hacer sus pinitos. Pero la aventura les salió mal y apenas duró un año. Tuvieron que liquidar la sociedad debido a la complicada situación de los mercados. Tributariamente, el cambio a una sociedad mercantil tampoco es beneficioso para sus dueños.
Junto a los Del Pino, las familias Andic y Ortega también fueron en la última década grandes animadores del mercado de las Sicav, debido a sus patrimonios. Un común denominador de todos ellos era el carácter conservador que imprimían sus inversiones en renta fija. La compra de deuda pública española, que se está convirtiendo en un producto jugoso en los últimos años para inversores y especuladores, es uno de los filones que han explotado los últimos dos años.
El respaldo de los grandes partidos
El privilegio de tributar solo el 1% por las Sicav está blindado por los grandes partidos. Pactado entre los estados de la OCDE, los gobiernos lo justifican y defienden alertando sobre una posible descapitalización de la economía. «Dicen que, si se aumenta el tipo impositivo, se corre el riesgo de que las sociedades se domicilien en otro territorio», explica el secretario general del Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), José María Mollinedo. El técnico resta importancia a este argumento, ya que en la actualidad hay fórmulas para colocar las inversiones en otros estados y, sin embargo, no se produce esta desbandada de grandes fortunas: «No veo qué necesidad podrían tener de abandonar un vehículo como las Sicav que está protegido legal y tributariamente».
«Exijamos lo mismo en todos los países y no se lo llevarán», reta Fonseca. «Los gobiernos se pusieron de acuerdo para hacer la reforma laboral y modificar la Constitución… ¿Y no son capaces de hacerlo también para regular las Sicav?», añade.
En general, los cierres, traspasos y conversiones que se están produciendo de las Sicav se deben, según Mollinedo, a la frustrada opacidad de sus dueños: «Tiene razones de confidencialidad. Quieren pasar desapercibidos y no estar en el punto de mira de los medios de comunicación y las redes sociales. En los últimos tiempos, choca bastante ver estos grandes patrimonios».
Fonseca considera las Sicav «paraísos fiscales» dentro de España; y García Rubio plantea fórmulas como el aumento de la tributación al 5% y que ninguno de sus miembros pueda acumular más del 20% del patrimonio de la sociedad. A día de hoy, no hay límite y es frecuente que una sola persona monopolice y domine una Sicav. De las más de 3.000 que tiene registradas la CNMV, el 87,02% tiene un accionista mayoritario. «Tanto en la CNMV como en el Ministerio de Hacienda saben que no son espacios de inversión porque muchas ni siquiera tienen una oficina abierta al público», critica el secretario general de los Técnicos de Hacienda.
Una fórmula polémica y muy extendida es la de utilizar 99 mariachis para completar el cupo mínimo de 100 accionistas. Una empresa tapadera se encarga de buscar nombres para rellenar las listas y, en la práctica, una sola persona es la que controla las inversiones, lo que va en contra del espíritu con el que, supuestamente, se crearon estas sociedades para inversiones colectivas.
Fuente: Artículo publicado en el nº3 de la revista mensual de La Marea.