El 20 y el 21 de mayo de 2005 tuvo lugar en La Habana el «primer congreso de la ‘disidencia’ cubana». Organizada, planificada y financiada por Estados Unidos y la extrema derecha cubana de Florida, esa reunión, ampliamente mediatizada, no tuvo los efectos y el éxito esperados. Esta nueva provocación elaborada por Washington con el […]
El 20 y el 21 de mayo de 2005 tuvo lugar en La Habana el «primer congreso de la ‘disidencia’ cubana». Organizada, planificada y financiada por Estados Unidos y la extrema derecha cubana de Florida, esa reunión, ampliamente mediatizada, no tuvo los efectos y el éxito esperados. Esta nueva provocación elaborada por Washington con el fin de ocasionar una reacción del gobierno revolucionario fue un estrepitoso fracaso. A pesar de la colosal financiación, el congreso, que debía reunir cerca de 360 organizaciones «disidentes», cada una de ellas compuesta por miles de militantes según sus organizadores, apenas pudo agrupar a una centena de personas, con profundas divisiones internas como telón de fondo. Además, la reunión pudo desarrollarse sin ninguna intervención de las autoridades cubanas, mientras que durante las semanas que precedían el encuentro, los «disidentes» denunciaban maniobras represivas que nunca ocurrieron.1
El propio Congreso de Estados Unidos participó en la elaboración de esta reunión. En efecto, un subcomité de la Cámara de Representantes aprobó una resolución de apoyo a la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC) de la señora Martha Beatriz Roque, presidenta controvertida del mitin.2 Además, el gobierno de Estados Unidos, mediante su Agencia para el Desarollo Internacional (USAID), concedió un presupuesto de 6 millones de dólares a la organización extremista de Miami, Grupo de Apoyo a la Democracia, con el fin de contribuir económicamente a la realización del encuentro del 20 de mayo de 2005.3
La manifestación de los «disidentes» pudo desarrollarse sin altercados y en presencia de varios diplomáticos y periodistas extranjeros, lo que desmiente las alegaciones de represión gubernamental. Así, los embajadores de Polonia y de República Checa participaron en la reunión. Formando parte de la estrategia de desestabilización de la sociedad cubana orquestada por Washington, la organización de la señora Beatriz Roque también incluyó entre sus afiliados al grupúsculo terrorista de Miami Alpha 66, responsable de varios atentados sangrientos contra la población cubana.4
Varias otras organizaciones de la «disidencia» criticaron fuertemente la reunión realizada por la señora Beatriz Roque. Por ejemplo, el señor Yacel Betitz, representante de un movimiento homosexual, afirmó que «esta Asamblea es para recaudar dinero para vivir ella (Roque) y no para derrocar al régimen de Castro».5 El señor Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación, en cuanto a él, acusó formalmente a la señora Beatriz Roque de estar al servicio del gobierno de Bush y de actuar contra los intereses del pueblo cubano: «No vamos a la asamblea del 20 de mayo porque es un fraude contra la oposición».6
El pequeño número de participantes es muy ilustrativo del mundo de la «disidencia». Efectivamente, Estados Unidos y los «grupos de militantes de los derechos humanos» a su servicio quieren dar la imagen de una oposición numerosa y representativa de la sociedad cubana. En realidad, la cifra de 360 organizaciones anunciada por la señora Beatriz Roque es ficticia, pues resulta que ciertas personas que forman parte del jugoso «comercio de la oposición» presidían varias asociaciones a la vez y eran los únicos miembros de éstas.
El señor Luis Posada Carriles, uno de los más peligrosos criminales del hemisferio americano, actualmente en Estados Unidos, calificó el congreso de «histórico y significativo», y lo apoyó públicamente.7 La prensa internacional, extrañamente complaciente (con algunas excepciones) en cuanto a la presencia de un individuo profundamente implicado en el terrorismo internacional, no se dignó a cuestionar la complicidad de las autoridades estadounidenses en este escándalo.
La Unión Europea tan propensa a prestarse a las maniobras de Washington contra Cuba, se hundió en un ensordecedor mutismo en cuanto al señor Posada Carriles, algunas semanas después de votar contra un proyecto de resolución de la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra que pide una investigación imparcial de las Naciones Unidas en la base naval estadounidense de Guantánamo.8 Evidentemente, resulta más fácil sermonear a una isla asediada que respetar principios éticos frente a la superpotencia hegemónica.
El congreso de los «disidentes» votó una resolución en perfecta línea con la política estadounidense contra Cuba. La señora Ninoska Pérez Castellón, fundadora del grupúsculo extremista Cuba Liberty Council, declaró que la posición común se correspondía perfectamente con las expectativas del exilio de Miami. «Es fantástico», declaró, pues «numerosos puntos adoptados corresponden con lo que piden los exiliados desde hace mucho tiempo. Ello muestra que los exiliados de Miami y los disidentes no son diferentes».9
Esta confesión no hace sino ilustrar lo que las autoridades cubanas han denunciado desde hace mucho tiempo. Los grupos de «disidentes» en el interior de la Isla no se diferencian de ninguna manera de los extremistas herederos de Batista que preconizan la violencia terrorista y el mantenimiento de las sanciones económicas contra el pueblo cubano. En realidad, se someten al gobierno estadounidense y se encuentran completamente bajo control del señor James Cason, representante diplomático de Washington en La Habana. Este último, presente para supervisar el buen desarrollo de la manifestación, declaró hallarse feliz de asistir a «un acto de democracia en acción».10
El propio presidente de Estados Unidos envió un mensaje en vídeo a la Asamblea reunida en las afueras de La Habana, con el fin de felicitar a las personas que colaboran con la elaboración de su política agresiva. «La ola de libertad se está extendiendo a través del mundo, y un día no muy lejano, alcanzará las costas cubanas», afirmó el señor George Bush. Los asistentes aplaudieron con entusiasmo el discurso del inquilino de la Casa Blanca gritanto «¡Viva Bush!».11 Al hablar de la «ola de libertad», quizás el señor Bush aludía a la que cayó sobre Afganistán o Irak.
La señora Beatriz Roque, que se pronunció abiertamente a favor de las sanciones económicas que estrangulan a la población cubana, dio fin al congreso declarando su satisfacción por «haber cumplido [su] deber para con [la] nación»12, que consiste en servir la política imperial de Washington por unos dólares. Poco importa si ello desemboca en una invasión militar a Cuba. Además, hasta pidió el regreso de las tradiciones democráticas en vigor antes del triunfo de la Revolución, a saber el régimen sangriento de Batista, así como de la elite sobre la cual se apoyaba, hoy día en Florida. Evidentemente, también elogió el capitalismo como modelo de desarrollo.13
La prensa internacional se ofendió por la expulsión de varios parlamentarios y periodistas extranjeros que vinieron a asistir a la reunión.14 No obstante, omitió mencionar las razones que condujeron a las autoridades cubanas a rechazar la presencia de dichas personas. En efecto, cerca de trece individuos fueron expulsados a causa de sus actividades ilegales. Dotados sólo de una visa de turista, lo que prohibe la participación en reuniones políticas, quisieron integrar el congreso en violación de la legislación cubana. Este tipo de incidente, que ocurre diariamente, pasa generalmente inadvertido, pero goza de una notable repercusión mediática cuando tiene lugar en Cuba. Además, esta manipulación mediática es grosera pues no explica por qué numerosos periodistas y personalidades políticas internacionales pudieron asistir, en toda legalidad, al evento de la «disidencia».15
Así, la indignación de geometría variable de la prensa europea carece de credibilidad y sólo refuerza el carácter ideológico de su posición.16 Los medios de comunicación no se escandalizaron cuando Suiza prohibió la entrada en su territorio a militantes anti-globalización o cuando España bloqueó en la frontera a cerca de 8 000 ciudadanos europeos durante la Cumbre de los Jefes de Estado de la Unión Europea en marzo de 2002. Militantes de los derechos humanos que tienen relaciones con los zapatistas son expulsados regularmente de México sin ninguna reacción mediática. Por ejemplo, en noviembre de 2003, el gobierno del señor Aznar se negó a otorgar una visa al viceministro cubano de Educación, Sr. Rodolfo Alarcón, invitado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE).17
Convendría preguntarse también como reaccionarían los Estados francés y español si políticos de América Latina vinieran a apoyar a los separatistas vascos por ejemplo. Al mismo momento en que ciertos diputados europeos afirmaban que se les había denegado la visa para ir a Cuba, Estados Unidos negaba la entrada a su territorio al señor Omar Mora, presidente de la Corte Suprema de Venezuela. Este último, que deseaba ir a Washington para pedir la extradición del señor Posada Carriles, no obtuvo el precioso documento. Para justificarse, las autoridades estadounidenses invocaron, de manera surrealista, una ley antiterrorista. La noticia fue ignorada por la prensa europea.18
La reunión de una centena de personas, covocadas por Estados Unidos con decenas de miles de dólares, para manifestar contra el gobierno cubano bastó para desencadenar el estado de emergencia en el seno de las redacciones de prensa del mundo. Al mismo tiempo, las manifestaciones de miles de latinoamericanos, reprimidas regularmente por acciones violentas (como en el caso de los sin tierras de Brasil, de los desempleados en Argentina o de los mineros de Bolivia) merecen, como máximo, un minúsculo comunicado en la prensa internacional. Nada es sorprendente en una época en que la manipulación de la realidad cubana se ha convertido en una obsesión cotidiana.
Notas
1 Rui Ferreira, » Grito de ‘libertad’ de disidentes en Cuba «, El Nuevo Herald, 21 de mayo de 2005.
2 El Nuevo Herald, » Resolución apoya reunión de disidentes «, 21 de abril de 2005.
3 Wilfredo Cancio Isla, » Millonaria ayuda para la democracia en Cuba «, El Nuevo Herald, 13 de mayo de 2005.
4 El Nuevo Herald, » Actividad febril para la reunión de disidentes «, 14 de mayo de 2005.
5 Andrea Rodríguez, » Disidentes cubanos se preparan para un controvertido congreso «, El Nuevo Herald, 13 de mayo de 2005.
6 Rui Ferreira, » Expectativa por reunión de disidentes en Cuba «, El Nuevo Herald, 20 de mayo de 2005.
7 Andrea Rodríguez, » Cuba : Luchas internas y presión oficial opacan cita de disidentes «, El Nuevo Herald, 19 de mayo de 2005.
8 Granma, » Unión Europea presionó y votó en contra de investigar situación situación de prisioneros en guantánamo «, 21 de abril de 2005. www.granma.cu/espanol/2005/abril/juev21/18ginebra.html (sitio consultado el 22 de abril de 2005) ; Granma, » Escandaloso voto de UE en Ginebra refleja incapacidad de seguir política propia «, 22 de abril de 2005. www.granma.cu/espanol/2005/abril/vier22/18decla.html (sitio consultado el 23 de abril de 2005) ; Alexander G. Higgins, » Comisión de la ONU rechaza pedido de Cuba sobre Guantánamo «, El Nuevo Herald, 21 de abril de 2005.
9 Nancy San Martin, » Castro Foes Outline Reform Vision «, The Miami Herald, 23 de mayo de 2005.
10 Rui Ferreira, » Grito de ‘libertad’ de disidentes en Cuba «, op.cit.
11 Nancy San Martin, » ‘ATriumph’ in Cuba as Dissidents Gather «, The Miami Herald, 21 de mayo de 2005.
12 Andrea Rodríguez, » Dissidents’ Havana Organizing Proceeds, Undisturbed «, The Miami Herald, 23 de mayo de 2005.
13 The Miami Herald, » General Resolution of the Assembly to Promote Civil Society in Cuba «, 23 de mayo de 2005.
14 Le Monde, » L’UE hausse le ton contre Cuba «, 21 de mayo de 2005.
15 Le Monde, » La répression s’intensifie à Cuba à l’occasion d’un congrès d’opposants «, 20 de mayo de 2005.
16 El Nuevo Herald, » Fustigan la expulsión de diputados y periodistas «, 23 de mayo de 2005.
17 Pascual Serrano, » Esos que se indignan por la expulsiones cubanas «, Cuba Debate, 22 de mayo de 2005.
18 The Miami Herald, » U.S. Revokes Judge’s Visa «, 28 de mayo de 2005.