La forma como se ha cerrado la crisis vivida durante estos últimos meses en IU y EUPV es muy clarificadora de en lo que, tras 20 años de existencia, ha acabado convirtiéndose esa formación política que, para empezar a caracterizarla, en la actualidad se encuentra totalmente asimilada e integrada – orgánica, ideológica y programáticamente, en […]
La forma como se ha cerrado la crisis vivida durante estos últimos meses en IU y EUPV es muy clarificadora de en lo que, tras 20 años de existencia, ha acabado convirtiéndose esa formación política que, para empezar a caracterizarla, en la actualidad se encuentra totalmente asimilada e integrada – orgánica, ideológica y programáticamente, en el sistema de dominación.
Mientras duró la crisis se pudieron leer y oír interesantes opiniones de miembros de EUPV y del PCE que caracterizaron el proyecto político de IU – liderado por Gaspar Llamazares y la nueva mayoría que se consolidó tras la celebración de primarias – con durísimas afirmaciones que situaban definitivamente, a lo que ellos definían como la nueva IU, como un partido ajeno al campo anticapitalista y definitivamente sumiso a la institucionalidad y a la ideología dominante. Se realizaron análisis que cuestionaban el giro eco-socialista como una apuesta definitiva de convertir IU, al estilo de sus socios catalanes de IC, en una muletilla del PSOE, se denunciaron determinadas posiciones de IU durante esta legislatura (envío de tropas al Líbano, Ley de las Fuerzas Armadas, apoyo presupuestario, Ley de la Memoria Histórica…), se definió a IU como una organización cupular alejada de su cada vez más reducida afiliación, se denunció la voluntad de vender los locales porque para el nuevo proyecto sobraba con abrir oficinas…
Sin embargo, tras un sanedrín de fin de semana, todas estas voces críticas que anunciaban el fin del proyecto de IU se callan y se contentan con una votación que por una mayoría superior al 90% aprueba un programa que no hace más que incidir en la línea de todas y cada una de las denuncias que se habían venido realizando desde que la Presidencia Federal cuestionó una Asamblea de EUPV y promovió unas primarias en el País Valecià al margen de la dirección de EUPV.
¿Por qué las voces críticas con la línea política que representa Llamazares ahora aceptan su programa?
Podría entender que el reconocimiento de los candidatos de EUPV conllevara la aprobación de las listas presentadas por la dirección de IU (ellos y ellas sabrán si votar a favor de la presencia de Joaquín Nieto como número 2 en la lista de Madrid, con el recorrido de este señor junto a Fidalgo en CC.OO, es o no coherente), pero no soy capaz de entender cómo es posible opinar el viernes de forma tan categórica una cosa sobre un programa y la orientación estratégica del partido y el próximo domingo votar, casi aclamar diríamos, todo lo contrario.
Solo se me ocurre una posibilidad: por encima de análisis y propuestas estratégicas que se lleva el tiempo, está el apego al poder de los cargos y dirigentes y la inercia, de la cada vez más exigua militancia (los datos de las consultas realizadas hablan por si solos), de darse por satisfecha si se alcanzan los objetivos que resuelven la coyuntura política, y económica también en muchos casos, de sus dirigentes más cercanos. IU, se ha convertido en una copia exacta de las viejas y rancias maquinarías que son los partidos burgueses de corte socialdemócrata. Una dirección que solo formalmente, y de congreso en congreso, rinde cuentas a su afiliación y que, en definitiva, se retroalimenta y se justifica permanentemente logrando el único objetivo para el que existe: alcanzar cuotas de poder dentro del sistema. Lo dice Llamazares de forma muy clara cuando afirma que quieren un ministerio en el gobierno de Zapatero, lo demuestra a todas luces el Conseller Saura reprimiendo movilizaciones obreras y antifascistas, lleva años realizándolo Esker Batua gobernando en coalición con el partido de la burguesía vasca. El poder es su única meta y prácticamente no hay fronteras que no se puedan traspasar si tras ellas está el objetivo pretendido. Ese es el modelo de partido que de forma tan abrumadoramente mayoritaria han apoyado todos en la reunión del último Consejo Federal de IU. Es sobre estas claves sobre las que se ha recompuesto IU. Es sobre estas bases sobre las que nace una nueva mayoría Federal en IU que aglutina a los que ya son los nuevos líderes de una IU renovada y reafirmada en su giro socialdemócrata (Llamazares, Nieto, Sanz, De Santiago…).
Diría que hasta aquí todo es bastante evidente; casi tan claro como que, en el cambio de cromos para garantizarse el apoyo de más del 90% de los miembros del Consejo, Llamazares entregó a los representantes de EUPV el cadáver político de Isaura Navarro -hasta ese momento su valida política en el País Valencià- , pero ¿sólo es esto?
¿Cómo queda el PCE? Hace 20 años definió a IU como su apuesta estratégica; hoy sus dirigentes o se pliegan al mandato más reformista y a la línea socialdemócrata o son purgados. El PCE, incapaz de controlar y dirigir IU, ha fracasado en su proyecto estratégico y se queda sin espacio y sin posibilidad para reaccionar y construir una nueva alternativa política distinta a IU. IU anula al PCE, el PCE sin IU no es nada.
Nuevamente se abre un periodo de reflexión y toma de decisiones para los y las comunistas del PCE que, defendiendo la necesidad de un partido marxista – leninista al estilo de lo que hoy son los Partidos Comunistas Portugués o Griego, no estén dispuestos a participar en el desarrollo de un proyecto totalmente ajeno a la propuesta que hoy, los y las comunistas, necesitamos ofrecer a la clase trabajadora, los sectores populares y a la juventud de los pueblos y naciones de España. Es hora de decisiones, unos rompieron con el Eurocomunismo en la década de los 70, otros lo hicieron en los 80 y los 90; cualquier momento es el bueno si el paso que se da es romper las ligazones con el reformismo.
* Julio Díaz. Militante del Partido Comunista de los Pueblos de España