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Comentarios sobre las comparaciones del señor doctor Umberto Mazzei

El contagio de la ideología reformista, procapitalista, imperialista (II)

Fuentes: Rebelión

Continúa de la Primera parte

El politólogo florentino, Umberto Mazzei quien acusa a la Revolución Cubana de poder contagiar con errores e ineficiencias a la Revolución Bolivariana, minimiza el genocida bloqueo de los Estados Unidos contra la Isla, critica lo que considera incapacidad cubana para salir adelante y aporta como prueba ¿contundente? el siguiente argumento:

“Tantos otros países sometidos a sanciones como Rusia, Irán o China  continúan prósperos”.

A primera vista este tipo de comparación pudiera asumirse como disparate o broma de mal gusto. Hecha por el señor doctor Mazzei: Profesor Emérito de Relaciones Económicas Internacionales, precisa de ser atendida.

El señor doctor Umberto Mazzei trampea la historia y la Historia. Y esta no es una casualidad en un señor doctor de currículo tan nutrido. En tiempos de guerras híbridas y cognitivas no podemos pecar de ingenuos.

¿China?: Una comparación tramposa

La República Popular China (RPCH) es uno de los países más grandes del mundo, con una superficie de 9.600.013 Km2, y una población superior a los 1.400 millones de personas, hasta muy recién ha sido el país más poblado del planeta. Es hoy la segunda economía del mundo por volumen de PIB en todas las estadísticas. Y la tercera cuando colocan al país frente a la suma del conjunto de la Unión Europea (UE).

Cuando el Partido Comunista Chino tomó el poder en 1949, después de una violenta guerra revolucionaria, el país venía de un largo proceso de intervenciones extranjeras, abusos colonialistas, traumas, fragmentaciones y descomposición social: Durante la resistencia contra la agresión japonesa, desde antes de iniciar la Segunda Guerra Mundial (1937 a 1945), la guerra se extendió a la mitad del territorio chino, y dejó más de 35 millones de personas muertas o heridas. La pérdida económica directa alcanzó unos 100.000 millones de dólares estadounidenses al valor de la época.

Las masacres realizadas por los fascistas japoneses emularon a sus socios nazis. La historiografía producida y enfocada desde la perspectiva colonialista yanqui-europea, desconoce este holocausto, que fue el mayor que se produjo en la Segunda Guerra Mundial.

En 1949 al enorme peso de la destrucción causada por la guerra, se añadía una sociedad eminentemente rural, con un enorme atraso tecnológico y educativo. La Revolución China cambiaria esta realidad, con mucho esfuerzo y trabajo abnegado del pueblo chino. Todavía en la década del setenta del pasado siglo, la cifra de pobres estaba en 250 millones de personas. En febrero de 2021, el gobierno chino anunció que la extrema pobreza había sido eliminada en China.

De visita en el país, caminé bastante por Beijing, fui a provincias, y no vi mendigos, ni pordioseros, ni personas encimándoseme para solicitarme una limosna. Nada parecido a lo que sucede en Paris o en Nueva York. Recordé mi juventud cuando camina por Moscú, Leningrado, Kiev…

Bien conocen los revolucionarios y el pueblo chinos lo que es el bloqueo. Los Estados Unidos no reconocieron oficialmente a la República Popular China (RPCH) durante 30 años, y contra el país ejercieron una fuerte política de acoso político, económico y militar. Mientras, con las derrotadas fuerzas de  Chiang Kai-Shek y el Kuomintang fabricaron una falsa república pro yanqui en la isla de Taiwán. A este régimen le dieron un fuerte apoyo económico, militar y político para mantenerlo como punta de lanza contra el país revolucionario continental. En estos esfuerzos trabajaron en el concierto internacional para legalizar al régimen taiwanés como el único gobierno legítimo de China.

El bloqueo y la hostilidad se mantuvo, hasta que el imperio del Norte oteó la oportunidad de acercar a la RPCH al occidente capitalista, en contra la URSS, el campo socialista europeo y el movimiento revolucionario mundial. Bien sus agencias de espionaje habían evaluado la magnitud y profundidad del sisma chino-soviético.

Richard Nixon aterrizó en Beijing en febrero de 1972, primera vez que un presidente estadounidense visitaba el país. Los capitalistas siempre habían estado deseosos de volver a explotar las inmensas riquezas del país, y al descongelamiento político le siguió la decisión de numerosas empresas norteamericanas de invertir en China. Las grandes multinacionales pugnaron por acceder al mercado doméstico chino, y también aprovechar los bajos costos laborales para construir plantas industriales orientadas a la exportación.

Los imperialistas apostaron seriamente al fin del proyecto socialista en la RPCH. Por entonces Milton Friedman el más conspicuo gestor de la política contrarrevolucionaria neoliberal, confirmaba la fuerza aparentemente arrolladora del desarrollo económico capitalista, sobre la evolución del sistema político. Con el beneplácito de los Estados Unidos durante la década de 1980, la RPCH se incorporó al sistema financiero internacional. En particular al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo. También en 1980 el país del Norte le concedió a la RPCH el tratamiento comercial de nación más favorecida. En el en 2001. La RPCH entró en la Organización Mundial del Comercio (OMC)

Los estrategas de la vuelta al capitalismo fracasaron con la RPCH. Los yanquis y la oligarquía imperialista transnacional subvaloraron los propios intereses nacionales de China, la inteligencia y las fortalezas culturales y patrióticas del Partico Comunista y del pueblo chino. A fines de 1978 comenzó un programa de reformas dirigido a lo que los comunistas conceptualizaron como “socialismo con características chinas”. El país concentró sus esfuerzos en abrir mercados, atraer inversiones extranjeras y asegurarse la transferencia de tecnologías para modernizar la economía.

En apenas 30 años (con un 45 % de crecimiento del PBI en promedio), China dejó de ser de un país no relevante en la economía global. De representar apenas el 3% del PIB mundial en 1990 al 18% en la actualidad, con un tamaño similar a la Unión Europea (UE) en su conjunto.

La estabilidad político social del país, una altísima tasa de ahorro y de inversión, y el trabajo abnegado de los hombres y mujeres de aquel inmenso pueblo, implicados y beneficiados por el proyecto socialista, fueron los factores claves que generaron el cambio.

Al calor del derrumbe del socialismo en Europa del Este, no faltó el intento oportunista de fabricar una “revolución de color” en China, con los acontecimientos de la plaza de Tiananmen en 1989. Pero lejos de debilitarse las fuerzas socialistas y revolucionarias se consolidaron en la dirección y en la ´profundidad del tejido sociopolítico del país.

¿Puede la actual guerra industrial-comercial iniciada por Donald Trump (2018) paralizar la economía del gigante asiático?

El PIB de la RPCH creció en el 2022 en un 3 %, el PIB de los Estados Unidos fue de 2.1 %. China acaba de crecer el 4,5% interanual en PIB en el primer trimestre de 2023.

El Presiente Joe Biden para no hacer menos de Trump, en su carrera irresponsable de reelección, firmó una orden ejecutiva con nuevos límites a las inversiones estadounidenses en ciertas empresas tecnológicas chinas. A su vez calienta el clima guerrerista alrededor de Taiwán. Solo una guerra contra la RPCH podría frenar los crecimientos y avances… Pero se sabe que esta opción no es la del consenso de la oligarquía industrial y financiera que en definitiva manda en los Estados Unidos. Los costos de la parte estadounidense también serían cuantiosos.

¿Rusia? Otra comparación tramposa

Rusia es el país más extenso del mundo, con una superficie de 17 125 191 Km2, equivalente a algo más de la novena parte de la tierra firme del planeta. Es también el noveno país con mayor población con más de 145 millones de habitantes. En recuperación del desastre de la reconversión capitalista, sigue como una de las economías más grandes. Actualmente por el volumen de si PIB se encuentra en el 11-12 lugar mundial, según las estadísticas   del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Aún con el socialismo derrotado, los Estados Unidos y sus socios guerreristas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) vieron siempre a Rusia como adversario. Es un asunto histórico:

Luego de derrotar la intervención de los imperialistas (1918-1920) -de 14 países según Winston Churchill articulador de la invasión- y derrotar la resistencia armada de la contrarrevolución de estirpe zarista (1921), la Unión Soviética quebró el bloqueo -cordón sanitario se le nombró por los capitalistas- y se convirtió en la economía más importante del mundo después de los Estados Unidos.

El país de los soviets creció más de dos veces y más rápido que la economía estadounidense. Su producto agrícola lo hizo 80% más rápido y su productividad industrial a un 30%. La industria, que constituía el 34,8% del PIB en el año 1928, alcanzó el 62,7% en 1940.

En la Segunda Guerra Mundial los pueblos de la URSS perdieron 26 millones de habitantes, más 2 millones de personas se notificaron desaparecidas. Casi 20 millones de ciudadanos y ciudadanas fueron heridos, muchos con incapacidad total. El país sufrió enormes pérdidas materiales, prácticamente se desmanteló todo el potencial creado en la etapa de desarrollo económico social que le antecedió, con la desaparición de más de 80 000 ciudades y poblados de todo tipo, 30 mil fábricas y cientos de miles de kilómetros de vías férreas, carreteras y puentes, así como otras obras de infraestructura e instalaciones económicas.

De tan desastrosa situación en 1945, bloqueados tras la denominada Cortina de Hierro, obligada a desarrollar una fuerte carrera de armamentos como disuasivo frente a la amenaza del país cercado por bases militares de los Estados Unidos, para 1989 la Unión Soviética era la tercera mayor economía del mundo, después de Estados Unidos y Japón.

En producción industrial la Unión ocupaba el primer puesto mundial en producción de acero con 147 millones de toneladas, también tenía un primer lugar en aluminio y fundición. En el momento de su disolución la tecnología nuclear, espacial y aeronáutica se encontraban en pleno auge. En 1991, la URSS estaba en los primeros puestos en la fabricación de productos manufacturados como: maquinaria agrícola e industrial, material eléctrico y ferroviario, productos químicos, construcción de vehículos terrestres, navales y en la aeronáutica. El consumo de alimentos del pueblo soviético era el más alto al compararlo con Europa y los Estados Unidos. La salud, la educación y el acceso a la cultura eran derechos masificados y universalmente protegidos. Bien lo constatamos casi medio millón de cubanos que visitamos, estudiamos y nos capacitamos en la URSS.

No es este el espacio para exponer mi consideración y debatir sobre la derrota del Partido Comunista de la URSS y la desaparición Estado soviético. Lo que sí es una verdad inobjetable que el capitalismo comandado desde sus principales potencias, desde octubre de 1917 se sintió amenazado con el triunfo de la Gran Revolución bolchevique. Y tras el reto político e ideológico de construir una sociedad alternativa, con una propuesta de vida mejor que la burguesa, lo fundamental estaba en que el socialismo soviético competía económicamente, y mostró sus logros durante 70 años. El imperialismo, ante tamaña amenaza, actuó en consecuencia, fracasó en unos y otros ataques, hasta que encontró las circunstancias y los elementos de acción para ganar la partida.

A partir de diciembre de 1991 la Federación rusa sucesora de la URSS, se hundió en las terapias de choque, la desorganización, el apogeo de la corrupción y las mafias, que se constituyeron en los carriles de la reconstrucción capitalista.

Fueron tiempos traumáticos para una población que había disfrutado de los beneficios y la seguridad social soviética. Apareció la pobreza en sus formas más excluyentes y humillantes, y se desplomó la esperanza de vida. En menos de 5 años pasó de 69,4 en 1988 a 64,4 años en 1994.  

La tensión económica y social estuvo a punto de hacer volver a la presidencia del país a un comunista, cuando en las elecciones de 1996 el candidato y secretario general del Partido Comunista Guennadi Ziugánov, quedó como el más votado en la primera vuelta de las elecciones generales, aunque luego en el segundo turno, la ofensiva de todas las fuerzas anticomunista le hizo perder la elección. Realmente aislados de las masas por los graves errores acumulados por la dirección del Partido en la conducción del país, y en descrédito luego de la operación de desprestigio y desmonte de la Historia que fue la llamada glasnost -transparencia decían-, los comunistas no estaban en condiciones de liderar la recuperación del país.

Frente al caos, nuevamente desde la profundidad de las fuerzas morales y materiales del pueblo ruso, surgieron las fuerzas con posibilidad de encabezar la reconstrucción del país. El histórico nacionalismo ruso, renació en su vertiente conservadora y llegó a la dirección del país en 1999.

La restauración de las instituciones rusas desde el nivel de federación hasta las regiones, la recuperación de la disciplina gubernamental y financiera, el control de la renta fiscal que era millonaria y se eludía o robaba, la defensa de los inmensos recursos que poseían, y la reconstrucción de la industria, devolvieron la estabilidad del país. Las mafias y los oligarcas corruptos fueron puestos bajo control.

Desde 1998 la economía empezó a recuperarse y a crecer con fuerza, en parte gracias al alza de los precios de las materias primas, pero no sería hasta 2006 —15 años después del fin de la URSS— cuando el PIB y los salarios volverían a los niveles previos a la caída soviética.

El pacto social se consolidó sobre la base de reasegurar a la población los beneficios mínimos básicos y la seguridad ciudadana que se disfruta en la época soviética. Con la herencia y la expectativa de lo que fue la URSS en materia social, el capitalismo ruso puso en marcha un programa que –sin llegar a la cobertura soviética- superó el horizonte del llamado Estado de bienestar de las democracias liberales de matriz keynesiana, más lo hizo –y hace- en momentos en que el neoliberalismo ha barrido tal “Estado” en la mayoría de las naciones capitalistas.

La arquitectura del tipo de modelo gubernamental actual es muy diferente al asistencialismo soviético, pero inculca y promueve la idea de que los ciudadanos rusos pueden contar y acudir a sus gobernantes. Y esta tipología de relación más que estudiarla en los documentos y análisis rusos, la he comprobado en el terreno, en la propia Rusia, y la ratifique con colegas y amigos rusos, que en su mayoría no son simpatizantes de los nacionalistas en el poder, y le critican numerosos puntos de democracia y derechos políticos, pero como gente honesta no dejan de reconocer lo que en justicia ha sido y es beneficioso para el pueblo ruso.

Tras 19 años de negociaciones –de trabas de las potencias capitalistas para impedirlo-, Rusia se unió a la Organización Mundial de Comercio (OMC), en 2012, y desde entonces se benefició de la condición de país más favorecido en las relaciones comerciales con los Estados Unidos y los países de Unión Europea.

En el criterio de que la estrategia de los Estados Unidos con Europa de aliada, sería la de frenar el crecimiento ruso, para impedir la reemergencia del país como gran potencia y competidora mundial, el capitalismo ruso se preparó para pelear la reconquista de territorios que considera rusos, y el lugar que piensa le corresponde en el concierto internacional. La amenaza del cerco de la OTAN justo en sus fronteras –como en la época soviética-, y la evaluación de un posible conflicto bélico con los fascistas en el poder en Ucrania, colocados y alentados a la cruzada anti rusa por los Estados Unidos, llevaron a la dirección rusa a prepararse para la confrontación.

Los gobernantes rusos burlaron los controles y el espionaje de los estadounidenses y sus socios de la OTAN, y tal como lo hizo la URSS en la Segunda Guerra Mundial, en la profundidad del territorio, rearmaron durante varios años su poderoso ejército, ahora altamente tecnificado, tanto, que hoy sus enemigos en el campo de batalla no pueden negar el asombro, frente a la sofisticada y eficaz maquinaria militar rusa.

La política de recuperación de territorios y de protección a las poblaciones rusas, que tras la desaparición de la URSS quedaron bajo la demarcación de las fronteras de Ucrania, tensó las relaciones con el gobierno fascista de Kiev, y devino en la invasión rusa del vecino país a partir de febrero del 2022. Triste realidad la que han provocado los intereses en pugna.

Frente al castigo de las sanciones de bloqueo económico, comercial y financiero que le impuso el occidente por la invasión, el gobierno ruso resultó eficaz en resistir y estabilizar su economía. Hasta el punto de una nación que tiene restricciones por estar en un conflicto bélico, la estabilidad se mantuvo el pasado año y el contrato social no se desvaneció.

Con la extensión en tiempo e intensidad de la guerra, las sanciones en particular al sector energético, están empezando a surtir efectos sobre la economía y el bienestar de la población. Realmente hoy Rusia enfrenta en el teatro de operaciones del territorio ucraniano a los Estados Unidos y a la OTAN. La política terrorista de los fascistas ucranianos de atacar poblaciones e infraestructura civil al interior de Rusia, tensa la vida social. Es probable que este año 2023 sea mucho más duro para la economía y el pueblo ruso que 2022. Pero:

¿Pueden realmente las medidas de bloqueo y terrorismo de los Estados Unidos y la OTAN y de sus marionetas del fascismo ucraniano paralizar la economía rusa?

En medio de la guerra la economía rusa creció 4.9% interanual en el segundo trimestre de este año 2023.

¿Irán? Más comparación de engaño

Irán no cuenta con las fortalezas económicas de Rusia y China, pero sus potencialidades son significativas, Con una superficie de 1.745.150 Km2, y una población de más de 84 millones de personas, es un país grande en el concierto mundial. Irán para 2021 por volumen de PIB era la economía número 49 en el planeta según el Banco Mundial, y en el lugar 26 en el poco confiable  The World Factbook (20002017) de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)  de los Estados Unidos.

La nación iraní ha sufrido las consecuencias de las políticas de castigo de los Estados Unidos. El país lleva tres décadas de sanciones y bloqueos. La monarquía iraní como gendarme yanqui en el Medio Oriente, gozó de la preferencia y el apoyo de los Estados Unidos hasta su derrocamiento. Tras la Revolución  iraní de 1979, el imperio del Norte americano le impuso sanciones, que se levantaron en enero de 1981, para seis años después continuarlas. La administración de Ronald Reagan le impuso a la nación persa nuevas sanciones en 1987, las que se ampliaron en 1995.

En 2006 el gobierno imperialista con el apoyo de sus socios internacionales, logró la condena del país en el Consejo de Seguridad de la ONU, dando legalidad al cerco tecnológico, financiero y comercial de todo el bloque imperialista que hasta hoy está en ejercicio, en medio además de constantes amenazas de agresión militar, y no pocos ataques realizados por el Estado terrorista de Israel, aliado incondicional de Washington.

La vida de los ciudadanos y la industria iraní han sido seriamente afectadas, pero la economía del país no pudo ser paralizada. Con el 10% de las reservas probadas de petróleo del mundo y el 15% de sus reservas de gas, Irán es una superpotencia energética. Las sanciones y su prolongación tienen un impacto considerable en los precios del petróleo y provoca repercusiones muy negativas para la economía mundial.

A pesar del bloqueo de los Estados Unidos y de sus socios de la UE, la economía de la nación creció en 2.7% en el 2022, y hoy experimenta un notable ascenso, marcado por un crecimiento del 3,3% durante el primer semestre del actual año persa, iniciado en marzo pasado. Se constata además que la producción de petróleo de Irán está en aumento desde mayo de este año.

La Cuba que se compara

La comparación que nos sugiere el señor doctor Mazzei resulta significativa: En el orden territorial Cuba es 149 veces más pequeña que Rusia, 83 veces más pequeña que China, y 15 veces más pequeña que Irán. China tiene una población 127 veces mayor que Cuba, Rusia una población 13 veces mayor que la cubana e Irán tiene una población 7.6 veces mayor que la de la Isla. Cuba al no pertenecer al Banco Mundial y al FMI no está en las estadísticas de estas agencias que consulté, pero si en el ya mencionado The World Factbook  de la CIA, donde los espías-USA nos colocan en el lugar 66. Sin dudas el doctor profesor hace una muy poco seria comparación de desiguales.

En general la economía se encuentra por debajo de los niveles de actividad alcanzados en 2019. Las importaciones cayeron alrededor de un 30% y las exportaciones un 45% desde 2018 hasta fines del 2022. La manufactura y la agricultura están estancadas y en declive. Hay más 400 empresas estatales con pérdidas.

No posee Cuba ni el petróleo iraní ni las grandes riquezas de Rusia y China. Nuestra factura se circunscribe a los limitados recursos del turismo, los servicios, el complejo de la biotecnología y la industria farmacéutica –sectores también muy saboteado por el imperio-, más algunos rubros agrícolas y mineros tradicionales.

Con historias diversas, si es coincidente la posibilidad que han tenido los tres países que menciona el señor doctor Mazzei, de resistir adversidades, sanciones y bloqueos desde las riquezas que poseen sus naciones. Ningún pueblo del mundo ha resistido seis décadas de bloqueo. Los iraníes nos acompañan en la resistencia desde hace tres décadas. En Rusia se consideraron lo suficiente fuertes, y hasta se prepararon para la contingencia de una guerra que sabían no iba a ser solo contra Ucrania.

No reitero si precisamos más la situación cubana:

Cuba es miembro de la OMC desde el 20 de abril de 1995, pero es un miembro discriminado. Dentro del entramado de leyes del bloqueo existe la de Clasificación Arancelaria de 1962, que niega el estatus de nación más favorecida a nuestro país. Súmese que la Ley Torricelli, estableció restricciones sobre tráfico naval y prohíbe el comercio cubano con las subsidiarias estadounidenses radicadas en terceros países. Acusados durante años, y ahora vuelta esa patraña de patrocinar el terrorismo, hemos sido sometidos al sistema de medidas restrictivas que con esta condición se aplican automáticamente en el entramado internacional, no hay comercio “favorecido”, ni “libre”, ni financiamiento internacional que fluya con normalidad.

Durante el gobierno del presidente Donald Trump (2017-2021) la guerra económica contra Cuba arreció su perversa acción. A la legislación y el entramado criminal del bloqueo, se le añadieron 243 medidas más, las que sobresalieron por su minuciosidad para cerrar espacios y colocar nuevos impedimentos. La administración yanqui minada de ultraconservadores, terroristas y mafiosos cubanoamericanos, identificó la pandemia de covid como oportunidad para hundirnos más en la crisis económica: 55 de las nuevas restricciones Trump las aprobó en el 2020, en plena batalla contra la covid. Cuba ese año sufrió una caída de casi un 11% de su PIB.

Una vez más se atentó contra la vida de los cubanos y cubanas. A pesar de existir el camino de las licencias para importar desde el territorio norteamericano medicinas y equipos para la salud con pagos al contado, se nos negó poder comprar en los Estados Unidos y a empresas estadounidenses en terceros países, los equipos que más nos urgían para salvar vidas. Y tuvimos que salir a buscarlos y traerlos en los más distantes y costosos mercados. Claro, esto no lo refiere el señor doctor Mazzei, cuando nos intenta “descubrir” el comercio limitado y restrictivo, que nos obliga el imperio a tener con los agricultores y otros proveedores estadounidenses.

A este hacer se añaden los efectos disuasivos e intimidatorios extraterritoriales, asociados de la inclusión de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, firmada por el presidente fascistoide en enero de 2021, a días de salir de la Casa Blanca.

El acto desvergonzado de la inclusión en la Lista de patrocinadores del terrorismo y todo el paquete genocida del republicano Trump, lo mantuvo inalterable la actual administración demócrata del presidente Biden.

Las erogaciones realizadas para proteger a los cubanas y cubanos durante la pandemia de Covid, la depresión mundial post pandemia, la coincidencia de calamidades naturales y accidentes, el peso de los deterioros acumulados del período especial: deterioros económicos, de infraestructura y servicios sociales, de aumento de la migración del campo a la ciudad, de fracturas en la cohesión socio moral de los individuos menos comprometidos, atemorizados o ganados por el imperio, con aumento de la indisciplina social y la corrupción, y un sector de funcionariado contaminado de burocratismo e inmovilidad; constituyen las realidades que en su conjunto han creado la parálisis económica que hoy nos afecta.

El país ha estado con dificultades en cadena: sin reservas de gas licuado, trigo, arroz… En espera angustiosa de que se concrete una compra carísima en el mercado mundial, y que los insumos y alimentos imprescindibles, puedan embarcarse rompiendo el cerco de la Lay Torricelli, y llegar a Cuba con el costo incrementado por lo que se denomina entre los proveedores “el riesgo Cuba”.

Con voluntad de hacerlo, estamos sin posibilidades de poder pagar a los acreedores de deuda y en tanto sin financiamientos ni créditos, lo que se completa con la baja inversión de capitales, todo lo que resulta en lo fundamental de la persecución del bloqueo con la codificación extraterritorial de la guerra económica hecha en la Ley Helms Burton.

¿Posee idea el señor doctor Mazzei de cómo se articula la dirección y la gobernabilidad de un país que enfrente tamañas realidades?

Los datos macro económicos tienen expresión muy dramática en los hogares golpeados por un alta y creciente inflación, la escasez de alimentos y medicinas, así como la amenaza de falta de fluido eléctrico y de volver a los apagones diarios.

Las medidas tomadas y el trabajo que se realiza –!porque en Cuba se trabaja y produce y buscan alternativas!- hizo que el PIB se expandiera a un 1,3% en 2021, y que tuviera un ligero crecimiento del 1,8 por ciento en el 2022. Y se espera que en el 2023 continúe esta tendencia de paulatina recuperación. Si sabemos que tal ritmo de incrementos, no nos garantiza el crecimiento que necesitamos, ni para relanzar la macroeconomía, ni para resolver la situación que atraviesa en sus hogares la familia cubana.

Con estas realidades objetivas, el mercado, la psicología, la ideología y la ética del tener sobre el ser nos cerca tanto o más que el bloqueo, los nuevos sujetos capitalistas que actúan entre nosotros, la vuelta del vivir burgués y de la expectativa del vivir así como modelo de éxito, se combinan con el estrechamiento de las posibilidades estatales de mediar y apoyar materialmente la sostenibilidad del modo de vida socialista. La asfixia del bloqueo y el encantamiento del consumismo burgués incentivan la migración, que nos roba talentos, fuerza de trabajo joven y familias que Cuba necesita para el hoy y el mañana.

¿Cómo salir de esta terrible situación? Estamos conscientes de que tenemos que hacer más y mejor, ya se hace, y falta hacer mucho más. Pero no merece el señor doctor Mazzei que le comentemos sobre este punto.

Además de las sesiones públicas de la Asamblea Nacional y de otros espacios institucionales de análisis y debate, hay en las redes un enjundioso debate al que se puede acceder, donde economistas y otros especialistas cubanos, desde y para la Revolución critican y proponen al gobierno.

Sepa sí el señor doctor Umberto Mazzei que no vamos a perder la Revolución. No posee Cuba ni el petróleo iraní, ni las grandes riquezas materiales de Rusia y China. Pero si la fuerza y el orgullo de nación, el trabajo honrado y la convicción de lucha de estos pueblos. Y tanto como los bolcheviques y los comunistas chinos que fundaron las naciones modernas, que hoy modelan un nuevo orden internacional, tanto como los iraníes en su hermoso hacer revolucionario, los comunistas cubanos no nos rendiremos.

Y en lo que en la urgencia nos desenredamos de la brutal madeja de males y maldades provocadas por el imperio dentro y fuera del país, en lo que resolvemos nuestras insuficiencias, no saberes y excrecencias, no vamos a permitir que nos envenenen con mentiras.

No vamos a permitir una suerte de glasnost perniciosa y canalla, ni dentro ni desde fuera. Verdades y razones nos sobran.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.