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Comentarios sobre la perspectiva histórica del señor doctor Umberto Mazzei

El contagio de la ideología reformista, procapitalista, imperialista (I)

Fuentes: Rebelión

Umberto Mazzei se autopresenta como un politólogo florentino nacido en Venezuela, que ha estudiado en el país donde nació y también en los Estados Unidos, España, Francia e Italia. Ha sido empresario, funcionario, docente y consultor. Es Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Florencia. Profesor Emérito de Relaciones Económicas Internacionales y director durante veinte años del Instituto Sismondi de Ginebra (Suiza), ahora se dedica a la investigación. Residente en Almería (Andalucía), “por su buen clima invernal y para publicar en español que es su idioma materno”.

El señor doctor Mazzei publicó en Rebelión (https://rebelion.org/los-errores-de-cuba-son-contagiosos/), en Aporrea, en su muro en Facebook… un texto donde proclama, titula y afirma que “Los errores de Cuba son contagiosos”.

Me interesa comentar la proclama que realiza este señor doctor sobre esa suerte de covid contagiosa del comunismo cubano, de la que públicamente alerta a los revolucionarios del mundo, en particular a los que gobiernan la Venezuela bolivariana.

La falsa prosperidad neocolonial

Sobre la crítica situación que hoy tenemos con la producción agrícola cubana, el señor doctor Mazzei nos regala una “explicación histórica”: “El problema no es nuevo y viene desde la política agraria inicial de la Revolución –afirma- cuando se desorganizó la ejemplar  productividad agrícola de  Cuba…. Quién destruyó  la producción  agrícola cubana  basada en  unidades medianas propiedad de campesinos que en época de Prío Socarras era ejemplo para Latinoamérica. No se  puede culpar del desmantelamiento de aquel modelo de producción agrícola eficaz al malvado bloqueo norteamericano”, concluye el politólogo florentino

El señor doctor Mazzei hace afirmaciones de desacierto. El Censo de 1953 y el Manual Estadístico Nacional e Internacional de 1958, confirman que la pequeña y mediana burguesía y los campesinos propietarios en Cuba no garantizaban la suficiencia alimentaria del país. A la producción de viandas y vegetales se destinaba solo el 22% de las tierras en cultivo. Unos 500 mil trabajadores agrícolas –el 35% del total de la fuerza laboral del país- apenas producían alimentos en pequeños autoconsumos y fincas privadas. Del exterior, y casi exclusivamente de los Estados Unidos, se importaba más del 50% de las calorías consumidas y el 60% de las proteínas.

Afirma el señor doctor Mazzei: “Desde  que  Cuba enfatizó la zafra como actividad sociopolítica ejemplar y la exportación de azúcar como centro de la actividad agrícola revolucionaria quedó  claro  que Cuba  perdió la soberanía alimentaria”. Y un punto de partida está que no podíamos perder lo que nunca tuvimos, desde el siglo XVI a la fecha.

Las estadísticas del Anuario Azucarero de Cuba en el pasado siglo, confirman que entre 1934 y 1958 el azúcar representó 62,4% del valor total de las exportaciones cubanas. La economía cubana estaba estructuralmente deformada, con marcados rezagos tecnológicos en el sector agropecuario e insuficiente desarrollo industrial, caracterizándose por su condición mono productora y mono exportadora. El 25 por ciento de la tierra estaba en manos extranjeras, yanquis en lo fundamental.

Se debate entre historiadores y estudiosos de la economía cubana, sobre el curso que siguió la producción agropecuaria tras el triunfo de 1959. La Historia resulta en instrumento importante para entender el presente y proyectar las salidas posibles. Pero no soy persona calificada para este tema. Hay suficiente y muy seria literatura, hecha por prestigiosos economistas cubanos. El señor doctor Mazzei, si quisiera consultar y debatir sobre esos estudios lo pudiera hacer directa y personalmente con los que más saben sobre el asunto en la academia cubana, los conoce prácticamente a todos, compartió con estos especialistas aquí mismo en La Habana, durante los congresos económicos a los que asistió. No pocos lo conocen por sus años de colaboración y amistad para con la Revolución Cubana.

La utopía hecha realidad

Si estoy en posibilidad como historiador de demostrar, que el deplorable estado de la economía al triunfo de la Revolución tenía como expresión una triste realidad social. La clase obrera y los trabajadores urbanos, vivían en precaria situación, y el estado de la población campesina era aún peor. Los productores agrícolas privados que refiere el señor doctor Mazzei apenas llegaban al 3% de la población rural. En una encuesta realizada en 1957 sobre el nivel de vida del obrero agrícola por la Agrupación Católica Universitaria –una organización nada simpatizante del “comunismo-, se obtuvieron escalofriantes en una muestra seleccionada de 2 500 familias.

Estas familias: Disponían como promedio de no más de 25 centavos diarios, para comer, vestir y calzar. El 60% vivían hacinados en bohíos de techo de guano, y piso de tierra, de uno o dos ambientes, sin letrina sanitaria, ni agua corriente. El 90% se alumbran con luz brillante. El 3% no tenían luz de ninguna clase. Solo un 11% de las familias encuestadas tomaban leche, un 4% comían carne y el 2% consumían huevos. El 14% padecían o habían padecido de tuberculosis. El 13% habían contraído la tifoidea. Y un 36% confesaban estar parasitado, lo que hacía pensar que el porcentaje real era mucho más alto. El 44% no había asistido jamás a una escuela. El 43% era analfabeto.

El tiempo de duración de las zafras azucareras era la fundamental garantía de trabajo. Un 10% de los obreros agrícolas y campesinos precarizados laboraba un mes al año, el 52 % lo hacía hasta cuatro meses y solo el 6% tenía ocupada su fuerza durante todo el año. El 65,2% de la población económicamente activa cubana tenía empleo, el resto, un 10% estaba desocupada o subempleada.

Las discriminaciones por razones de género y sexo, profundizaban aún más la situación de pobreza y exclusión de la mayoría de los cubanos y cubanas. En el citado Censo de 1953 las trabajadoras representaban solo el 17.1%, de los empleados: Los cubanos de piel negra pudieron solo acceder al 3,15% de los títulos profesionales, y el 88% de estos recibía salarios de menos de 59 pesos mensuales. En la población infantil existían altos índices de mortalidad infantil, desnutrición, enfermedad y una bajísima expectativa de vida. En la encuesta de la Agrupación Católica cuatro cifras reflejan el estado deplorable de la educación en 1958: Un millón de analfabetos absolutos -23,6 % de la población mayor de 10 años-; más de un millón de semi-analfabetos; 600.000 niños sin escuela y a la vez diez mil maestros sin empleo.

Los cubanos podemos decir con orgullo que todas estas lacras de la economía capitalista neocolonial fueron resueltas. Y el señor doctor Mazzei sabe que me asiste la verdad. Lo constató en sus viajes a Cuba, primero lo pudo disfrutar en el conjunto masivo y exquisito de los trabajadores del habanero Palacio de las Convenciones. Pero el señor doctor prefiere callar y contarnos su excursión a las vegas de Vuelta Abajo, donde con moneda cubana solo pudo comprar ron.

El período especial

El señor profesor Mazzei sentencia: “Al final  de la década de los 90, cuando cesaron las ayudas de la desintegrada Unión Soviética y Cuba  debió alimentarse de su propia agricultura, los cubanos pasaron hambre, porque la  abundante retórica oficial sobre  los éxitos de la Revolución no era nutritiva”.

El señor doctor Mazzei hace una afirmación fea y superficial que recusa la verdad histórica: Recordemos que en apenas meses, Cuba se quedó sin un abastecedor estable y a precios justos de combustibles, piezas de repuesto, fertilizantes, de la inmensa mayoría de los insumos de la economía nacional y de buen parte de los alimentos de su canasta básica. Las consecuencias fueron desastrosas para la producción material y en ramas como la ganadera, las pérdidas fueron dramáticas, con afectaciones en los productos lácteos y cárnicos hasta ahora no resueltas. El Producto Interno (PIB) de la nación cayó en –35 por ciento, mientras las importaciones se redujeron en un 75 por ciento. El déficit fiscal se disparó al 33 por ciento del PIB en 1993, cuando entre los economistas se considera que solo un 5 por ciento, resulta un nivel peligroso para cualquier economía.

La desaparición del campo socialista europeo y de la URSS, la desorganización de la producción, el apogeo de la corrupción y de las ,mafias, y la llegada al poder en Rusia y en los otros Estados de elementos contrarrevolucionarios, proclives a la política anticubana de los Estados Unidos, sumó al bloqueo yanqui, un segundo bloqueo. Oportunista, el imperio arreció su presión.

La abrupta llegada del período especial precisó de la concentración de todas las energías de la nación, en las tareas más inmediatas y trascendentales de supervivencia y defensa, junto al proyecto socialista, de la vida de todos y cada uno de los cubanos y cubanas. En las críticas circunstancias del período especial el país se vio en la necesidad de iniciar un proceso de ajustes y reformas económicas, reintroducir las relaciones de mercado y abrir sectores de la economía nacional a la propiedad privada, la participación y la inversión del capital extranjero, sin abandonar la regulación planificada de la economía, ni el dominio de la sociedad sobre el curso del desarrollo socialista.

En medio de una drástica reducción del nivel de vida y de alimentación de nuestro pueblo, cuando en el mundo occidental repercutía el derrumbe de la URSS convertido en pesimismo y renuncias a los ideales comunistas, y el imperio arreció sus ataques con la pretensión de adelantar lo que consideraban una segura muerte o la claudicación de la Revolución Cubana; se logró resistir y salvar la Revolución.

La capacidad de resistencia y victoria que en la década del noventa demostró la Revolución Cubana, el hecho de que la severa crisis económica no deviniera en crisis política; ratificó como cualidad incuestionable del socialismo cubano, su extraordinario apoyo de masas, demostró el heroísmo de nuestro pueblo en el trabajo honrado, y que la mayoría del pueblo cubano estaba por el socialismo.

Lo que afirmo tiene la veracidad y la prueba de la historia, si no, no estaría contando esta Historia.

La compra de alimentos

El señor doctor Mazzei que nos intenta dar lecciones de historia económica de Cuba, y se remonta al período del presidente ladrón Carlos Prío Socarrás (años 1948-1952), no aclara que los Estados Unidos desde hace más de un siglo, es el mercado más atractivo para comprar alimentos que tiene la Isla. El factor de la cercanía geográfica y las potencialidades productivas de la agricultura de esa nación, hacen la oportunidad en diferencia con importar desde otros países y regiones. Antes de la Revolución, Cuba ocupaba el noveno lugar en el mercado de exportación de productos agrícolas de los Estados Unidos.

No dice el señor doctor que este mercado histórico lo construimos los cubanos con el aporte desigual de la “reciprocidad” impuesta en un tratado de 1903, que formó parte de la operación de extorsión de la Enmienda Platt. Olvida que ese mercado apoyó con preferencias y solidaridades “de la parte cubana”, la participación estadounidense cuando entró de lleno en la Segunda Guerra Mundial (1941-1945), y luego también aportó en la perdida aventura invasora de la Guerra de Corea (1950-1953). Olvida el señor doctor dar noticia de que de ese mercado fuimos despojados por el bloqueo.

El señor doctor Mazzei tergiversa la compra de alimentos que realiza Cuba a los Estados Unidos, para intentar demostrar flexibilidad y relajamiento de la política de bloqueo. Cierto que Estados Unidos incorporó una excepción en el año 2000 al permitir la venta de alimentos, pero nos niegan créditos, y obligan al gobierno cubano a pagar en efectivo los productos que compran a los agricultores estadounidenses. Por demás se impone la falta de reciprocidad pues Cuba no puede vender sus productos a importadores interesados en territorio del país norteamericano.

Bien sabe una persona versada en comercio internacional como el señor doctor Mazzei, que las condiciones que nos imponen son muy desiguales, onerosas. Que prácticamente nadie en el mundo compra al contado, y si con líneas de crédito. . No solo calla el politólogo florentino, además nos pretende abochornar.

El señor doctor Mazzei nos explica que el efecto de los subsidios a la exportación que facilita Estados Unidos a sus productores agrícolas, es un tipo de dumping,  porque destruye la producción  local de los países pobres, y desarraiga a los campesinos, que como no pueden competir con los precios subsidiados  del maíz  y el arroz norteamericanos, se ven obligados  a emigrar a pie desde América Central  hacia Estados Unidos y desde  África, en pateras, hacia Europa. Y a continuación no acusa el señor doctor de doble moral: Afirma que el mismo dumping  de productos agrícolas que realiza Estados Unidos y Cuba deplora en la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo utilizamos en nuestro beneficio: El dumping norteamericano según el señor doctor fue y es “muy conveniente para  abastecer  a Cuba”.

Olvida el señor doctor Mazzei los criterios de los agricultores estadounidenses, que se sienten afectados por el bloqueo. En marzo del pasado año una delegación de la Coalición Agrícola EEUU-Cuba -coordinación de más de 100 miembros de organizaciones nacionales y agrícolas estatales, corporaciones y productores-, de visita en la Isla se refirió a esta realidad:

La imposibilidad de los créditos y las desventajas que ello les acarrea frente a otros proveedores alrededor del mundo que si pueden ofrecerlos, fue muy significada por los visitantes. Esta realidad hace que los agricultores estadounidenses, actualmente casi no exporten trigo a Cuba. Se han quejado estos productores al gobierno del Norte, han propuesta y solicitado soluciones, pero la respuesta ha sido el silencio.

Sabe el señor doctor Mazzei que aún en las condiciones que nos imponen, cada vez que tenemos efectivo compramos los alimentos en los Estados Unidos, porque con precios de competencia, a 150 o 200 kilómetros un contenedor de pollo, siempre será más barato que traerlo de Brasil, Argentina o más lejos en Europa o Asia.

Sabe el señor doctor Mazzei sobre este comercio con alimentos – y también con algunos equipos y medicamentos-, y lo sabe mi vecino carpintero con familia en el país del Norte. En general como cualquiera actividad comercial pública y legal, sabe de ella todo el que lea y se informe sobre las relaciones Cuba-Estados Unidos. Las cifras de las compras del gobierno cubana pueden consultarse en los reportes también públicos del Departamento de Agricultura del gobierno yanqui (USDA, por sus siglas en inglés)… Pero el señor doctor en el texto que comento tiende sobre esta actividad un manto de sentidos oscuros.

Escribe el señor doctor Mazzei sobre “unos barcos repletos de comida norteamericana que discretamente salen de Nueva Orleans, y no de Miami, vienen abasteciendo a Cuba.  A los incrédulos sugiero confirmar lo que digo en las estadísticas públicas del sistema aduanero de Estados Unidos”.

Gato por liebre: Lo qué nos propone el señor doctor Mazzei

Quienes intentan desconocer la deficitaria situación económica de partida al triunfo de la Revolución en 1959, e incluso una muy publicitada operación de maquillaje de la dictadura de Fulgencio Batista y Zaldívar que está en marcha, se refieren a una Cuba con indicadores positivos en un grupo de áreas, y sobre todo comparan el país con sus pares de América Latina y el Caribe, para llegar a la conclusión de que Cuba era para la época una de las naciones de “mayor desarrollo” de la región. Este es el camino recién asumido por el señor doctor Umberto Mazzei.

Carlos Marx y Federico Engels, no pudieron prever que el socialismo triunfaría primero en Rusia, la potencia capitalista más atrasada de su época, y que sería definitivamente en el mundo subdesarrollado, donde alcanzaría hasta hoy su más firme concreción. Aún en la consideración de que primero se darían las revoluciones socialistas en Europa y los Estados Unidos, Federico Engels, no dejó de prever la complejidad que nuestros países tendrían que vencer “antes de llegar también a la organización socialista”.

El subdesarrollo heredado, el mercado capitalista y la globalización transnacional amenazan al socialismo en Cuba desde antes de su proclamación en 1961. Esta pesada herencia y nuestra cuota de aprendizajes sobre las incomprensiones y los errores en la forja de la nueva socialidad; explican buena parte de nuestras dificultades en la transición socialista. La principal insuficiencia está en que no hemos podido armar un patrón estable de desarrollo.

Nuestros retos de aprendizaje y crecimiento en la búsqueda de la sociedad del humanismo y la prosperidad sustentable, constituyen variables que no pueden evaluarse en responsabilidad y magnitud, sin colocar en análisis la oposición constante del imperio de los Estados Unidos. El socialismo en Cuba se ha articulado como realidad, resistiendo la colosal oposición y la agresión sistemática del poderoso vecino.

No se puede soslayar que la vida cubana está lacerada en profundidad, por la más prolongada y cruel guerra económica y política a escala internacional, que haya resistido nación alguna en la época contemporánea.

El daño económico ocasionado por el bloqueo en seis décadas cuantificado hasta el pasado año a precios corrientes, ascienden a 150 mil 410,8 millones de dólares. Tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más de 1 billón 326 mil 432 millones de dólares.

Hemos vivido una paz constantemente transgredida. En el marco de la política de terrorismo de Estado del país del Norte, en los años de Revolución, se han producido 713 actos de terrorismo contra Cuba, 56 de ellos se realizaron precisamente a partir de 1990, organizados y financiados desde territorio norteamericano. Hasta el 2010 las acciones terroristas habían causado 5,577 víctimas, con 3,478 cubanas y cubanos muertos y 2,099 incapacitados.

El señor doctor Umberto Mazzei nos propone olvidar la historia y las realidades de la agresión y sus terribles impactos. Lapidario afirma: “Sólo el Gobierno cubano debe dar cuenta de la escasez de alimentos, sufrimientos y privaciones que sufren en Cuba”.

El señor doctor Umberto Mazzei nos propone desestimar las realidades de la agresión y sus terribles impactos. Y lo hace a través del carril del desmonte de la Historia: Engaña sobre la historia económica de Cuba. Escarba para desenterrar a un súper corrupto como Prío Socarras y re simbolizarlo. Tergiversa y silencia para intentar contaminarnos con la desmemoria.

Más, el señor doctor Umberto Mazzei procura abochornarnos en el concierto de los países pobres, y nos acusa de doble moral, de cómplices y beneficiarios de la política proteccionista –dumping conceptualiza- del país del Norte. Trampa y desmemoria histórica del señor doctor: No comenzamos a comerciar con los Estados Unidos en el 2000, reiniciamos un comercio centenario, ya lo he mencionado.

Sí, contaminado con la ideología reformista, procapitalista, imperialista, el señor doctor Umberto Mazzei asume el desprestigiado acto de hacer pasar gato por liebre.

Segunda parte

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.