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El del 21 de noviembre es un paro no una simple marcha

Fuentes: Rebelión

Pretender reducir el Paro Nacional del 21 de noviembre a una simple marcha, ha sido una de las habilidosas estrategias del gobierno nacional y de los gremios que manipulan el país-entre ellos los monopolios de RCN y Caracol-, para disminuir el impacto que puede tener la jornada. Hasta el domingo último, el presidente Duque hablaba […]

Pretender reducir el Paro Nacional del 21 de noviembre a una simple marcha, ha sido una de las habilidosas estrategias del gobierno nacional y de los gremios que manipulan el país-entre ellos los monopolios de RCN y Caracol-, para disminuir el impacto que puede tener la jornada.

Hasta el domingo último, el presidente Duque hablaba del paro como sin duda se referían los cavernícolas al mamut cuando lo veían asomar en la distancia. Les despertaba temor y dimensionaban lo mucho que podía hacer.

Pero su estrategia cambio. Y con él, los ministros. Ahora hablan de una marcha pacífica. Y hay una enorme brecha entre una marcha y un paro. Mientras que la primera tiene un carácter transitorio, con un punto de inicio y otro de conclusión en donde generalmente los participantes se dispersan, el paro está llamado a prolongarse por varias horas o días.

No se trata simplemente de un asunto semántico. El gobierno nacional sabe a qué se refiere. Procura grabar en el imaginario de los colombianos, que se trata de una movilización que, en la mayoría de los casos, no dura más de tres horas.

A partir de allí, todo en orden y nos vamos a casa, ejercimos un derecho constitucional a la protesta y bien sea en navidad cuando los villancicos, la natilla y los buñuelos nos tengan enternecidos, o en enero, cuando no haya pasado aún el guayabo del final del año, nos aplican el «Tome pa´que lleve«. Sí, nos anuncia el paquetazo de reformas y tributario que hoy se ha empecinado en negar.

Otra de las estratagemas utilizadas, es infundirles miedo a las personas. Satanizar el 21 de noviembre, como si fuera el fin del mundo y fuera necesario dejar el testamento firmado antes de salir de casa. El miedo es una herramienta para echar por tierra todo.

Insistir en el tema de los encapuchados, tiene el mismo efecto que se producía en los niños de pueblo cuando llegaba un circo y al ver a los saltimbanquis recorriendo las calles al ritmo de tambores, se escondían detrás de las faldas de sus madres por temor a que les ocurriera algo. Igual el presidente Duque, al advertir sobre supuestas infiltraciones de terroristas y la eventualidad de declarar un toque de queda. En otras palabras, divide con el temor, y reinarás.

Así las cosas, no podemos dejarnos arrastrar por el miedo como si el 21 de noviembre se produjera el acabose ni tampoco, seguirle el juego al presidente cuando pretende circunscribir todo a una simple marcha. Paro es paro y en esa dirección debemos movernos.

Los capuchos, a los que se refieren con tanta insistencia, quizá ni salgan, pero ya el gobierno habrá logrado su propósito: que les tengan pavor en lugar de confrontarlos para que no causen hechos vandálicos.

Nuestra voz no puede dejar de escucharse. Es ahora o nunca. Es por nosotros, por nuestros hijos y por los nietos. Para que tengan derecho a la jubilación, para que no se termine el régimen de prima media, para que no acaben con Colpensiones, para que no hagan una reforma laboral ni pensional y para poner freno a la reforma tributaria regresiva que ha puesto a declarar renta hasta a quienes se rebuscan vendiendo cigarrillos y dulces en una chaza, en un lugar concurrido.

La decisión de hacer notar que estamos berracos con tanta injusticia, está en nuestras manos. Usted y yo no vamos a voltear a Colombia patas arriba, porque esa no es la idea, pero quedarnos callados, tampoco es el camino. ¿Cuál será su decisión?

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Los gota a gota, una multinacional de la usura que debe terminar

Era alegre, apasionado por lo que hacía, solidario y, además, con sus modestos ingresos respondía por dos hermanas, una de ellas con discapacidad. ¿Su error? Caer en manos de los gota a gota, la modalidad de agiotistas más inmisericorde de los últimos tiempos que aprovechándose de la ausencia de crédito favorable, presta con intereses muy altos hasta ahogar a su víctima. Y si no paga, lo mandan golpear. Pagan por que pagan.

Giovanny Arcos, más conocido como Piquiña, era payaso de profesión. Pero el acoso de los prestamistas, lo tenía desesperado. Explotadores que viven de las necesidades del otro. La alegría se le fue del alma, como en el poema «Reír llorando» que alude a Garrid, de Juan de Dios Peza y que alude al gran maestro de Inglaterra que buscaba alivio para sus tristezas.

Por ese motivo Piquiña, decidió saltar al vacío desde la parte superior de un edificio del sur de Cali.

Doloroso porque no hay nada más desgarrador que el funeral de un humorista. Sus colegas, muchos de los cuales lo acompañaron a hospitales y orfanatos donde se presentaba gratuitamente para arrancarles risas a los pacientes, iban con él. Se pintaron la cara, pero sobre el costado de sus mejillas, dibujaronlágrimas gigantes de color azul. Contrastaban con sus labios de color rojo.

Una empresa trasnacional

Como Giovanny, otras doscientas personas han muerto hasta la fecha como consecuencia de la angustia de no poder pagarle a los agiotistas. Hay quienes perdieron vehículos, negocios, casas. Son los explotados de la usura.

Todo es consecuencia de la ausencia de políticas de financiamiento que, con amparo estatal, permita prestarle a quienes no tienen empleo formal.

Pero,hoy día, obtener un crédito en un banco, es solo para quienes tienen cómo sustentarlo y, además, amigos o familiares dispuestos a arriesgarse como fiadores. Por mera necesidad, millares de colombianos se someten a los préstamos con altos intereses que ofrecen los bancos, con la aquiescencia gubernamental.

Es ahí donde los gota a gota entran a llenar el vacío, con visos de bandidaje. La modalidad surgió en la década de los noventa, como una forma de lavar el dinero proveniente del narcotráfico. Y tomó fuerza desde el 2010.

El negocio les ha parecido tan bueno, que sus promotores han extendido los tentáculos a países como Argentina, México, Chile, Honduras, Perú y Ecuador, entre otros. De hecho, la Fiscalía General reportó la captura de jefes de redes con presencia en varios países.

Las víctimas se someten a préstamos por fuera de la ley con intereses impagables.

El desespero, lo más seguro

La ruta es sencilla: Inicia cuando el parroquiano recibe un volante atrayente: «Préstamos sin fiador«, anuncian. Los agiotistas reciben a su potencial víctima con una sonrisa, brindan cafecito, insisten: «Estamos para servirles«.

El drama viene luego, cuando no les pueden pagar las cuotas. Presionan. Amenazan. Y si usted no tiene para darles, lo ofenden y llegan hasta los golpes. Lo amenazan de muerte. Y si aún así no paga, le quitan lo poco que tiene. Y si no tiene… Bueno, basta decir que se han reportado atentados a propiedades, viviendas y personas. Adivina adivinadora, dime quién es…

La situación se ha tornado insostenible. El gobierno colombiano debe poner freno a esta situación. La salida está representada en políticas financieras claras e incluyentes, que permitan al pequeño comerciante, acceder a créditos sin tantos trámites como los que priman hoy día y que han enriquecido a los bancos.

Hasta tanto no se de ese paso, no solo Piquiña sino muchos otros saltarán al vacío, desesperados por las deudas.

Blog del autor: www.cronicasparalapaz.wordpress.com

Rebelión ha publicado estos artículos con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.