El delegado de Levante de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que integra las provincias de Murcia, Alicante, Valencia y Albacete, el sargento retirado de la guardia civil Segundo Morales Ojaos, en contra de lo que afirma reiteradamente, no es víctima del terrorismo, tampoco su mujer, ni su hijo ni ningún otro familiar suyo, […]
El delegado de Levante de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que integra las provincias de Murcia, Alicante, Valencia y Albacete, el sargento retirado de la guardia civil Segundo Morales Ojaos, en contra de lo que afirma reiteradamente, no es víctima del terrorismo, tampoco su mujer, ni su hijo ni ningún otro familiar suyo, según aseguran fuentes del ministerio del Interior. Este dirigente de la AVT que, incluso, dice padecer secuelas físicas por los tres balazos que recibió en acciones en el País Vasco, no participó nunca en ningún operativo antiterrorista, según las mismas fuentes. Morales se caracteriza, sin embargo, por sus tremendistas declaraciones contra la política antiterrorista del Gobierno y su activa participación en los actos y manifestaciones convocadas en los dos últimos años por la AVT, que dirige Francisco José Alcaraz, así como en las convocadas y protagonizadas por miembros de otras organizaciones minoritarias partidarias de la teoría de la conspiración y que enarbolan banderas franquistas, como los Peones Negros, Rosas Blancas y HazteOir .
El nombre de Segundo Morales apareció, eso sí, a finales de la década de los ochenta entre la treintena de miembros de las fuerzas de seguridad del Estado en el Informe Navajas, por el que se puso al descubierto una trama de corrupción, contrabando y narcotráfico en la 513ª comandancia de la guardia civil, con sede en San Sebastián, al mando del entonces teniente coronel Enrique Rodríguez Galindo, que afectó principalmente a miembros de este cuerpo en el cuartel de Intxaurrondo. Fuentes cercanas al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, llegan a descalificar duramente al delegado en Levante de la AVT, al revisar su conflictivo historial cuando fue guardia civil en activo, y consideran que pudiera estar «usando a las víctimas del terrorismo presumiblemente para beneficio propio».
Personalidad paranoide
Segundo Morales -que se hace pasar por Chema en entrevistas a la prensa- se empeñó durante los últimos tres años, de los quince que estuvo en activo en la guardia civil, en conseguir reiteradas bajas médicas aduciendo estar bajo el síndrome del Norte y, finalmente, después de que un tribunal médico certificara que sufría «reacción depresiva prolongada en personalidad paranoide», pasó a la situación de retiro en 1997, según aseguran las fuentes oficiales consultadas.
Conseguir donativos
Desde que fue elegido delegado de la AVT para Levante a finales de 2004, una de las actividades de Segundo Morales es entrevistarse con numerosos alcaldes del Partido Popular para solicitar donativos que dice van destinados a la AVT. Arguyendo que el Gobierno discrimina económicamente a la AVT respecto a otras asociaciones de víctimas del terrorismo, en Murcia ha llegado a entrevistarse y recibir apoyos del presidente de esta comunidad, Ramón Luis Valcárcel, y el alcalde de la ciudad, Miguel Ángel Cámara, ambos del PP, y consta que el alcalde del municipio murciano de Cehegín, asimismo del PP, le ha entregado un donativo de unos 3.000 euros. Desde el ministerio del Interior se ha señalado que la AVT recibe, como el resto de asociaciones de víctimas del terrorismo, las ayudas reglamentarias establecidas por el Estado.
No estuvo en el lugar del atentado
La principal falsedad que Morales viene manifestando repetidamente en entrevistas de prensa, conferencias y ante sus interlocutores del Partido Popular es que resultó gravemente herido, junto a su mujer y su hijo, entonces de corta edad, en el atentado con coche-bomba con sesenta kilos de amonal con el que ETA pretendió cometer una masacre en la madrugada del 25 de julio de 1991 en las proximidades de la casa-cuartel de Belascoenea, en la localidad guipuzcoana de Irún. El ahora delegado de la AVT en Levante afirma que su mujer quedó sorda y tuvo que ser operada de la espalda y el corazón debido al shock que sufrió, y su hijo, «tres cuartos de lo mismo», pero que los dos no han conseguido ser reconocidos legalmente como víctimas, de lo cual se queja. Sin embargo, ni Morales ni su familia estuvieron incluidos en la lista de los dos heridos que fueron hospitalizados y en la de la quincena que fueron desplazados a varios hospitales para recibir asistencia en aquel atentado, y que tras unas pocas horas fueron dados de alta por haber sufrido sólo heridas leves, según aseguran en el ministerio del Interior. Aunque Morales afirma que sacó a su mujer y a su hijo de debajo de los escombros de su vivienda de la casa-cuartel, ni el entonces cabo primero de la guardia civil estuvo en el lugar del atentado ni su mujer e hijos se vieron afectados, añaden las mismas fuentes.
Bajas constantes
Eso sí, Morales recibió unos dos millones de pesetas de indemnización por los daños de su vivienda, al igual que el resto de guardias civiles cuyas viviendas sufrieron desperfectos por la onda expansiva de la bomba. Fue pasados ya cuatro días de aquel atentado cuando Morales empezó a pedir la primera de las bajas psicológicas, que a partir de los tres últimos años que estuvo en activo fueron constantes hasta conseguir su retiro en 1997.
Muy activo en manifestaciones
Desde que Morales se hizo cargo de la delegación de la AVT de Levante a finales de 2004 participa muy activamente en las decenas de manifestaciones que convoca esta asociación tanto en Madrid como en Murcia y otras provincias levantinas, en mesas redondas y conferencias, y concede entrevistas a medios de comunicación contando su caso como víctima, y escribe artículos en contra de la política antiterrorista del gobierno en varios blogs y webs de Internet.
Historial dudoso
El ahora dirigente de la AVT en Levante dice ser hijo de guardia civil y también, nieto, aunque este último extremo no ha podido ser confirmado. Ingresó en el cuerpo en 1976 y causó baja a petición propia en 1979. En 1982 solicitó su reingreso, que le fue denegado, pero que se le tramitó favorablemente en 1984. En su ficha oficial figuran varios correctivos disciplinarios, como los ocho días de arresto por retrasarse en montar un servicio y otros cuatro días por estar en un bar sin protección.
Más mentiras
Según sus propias declaraciones, este ex guardia civil participó en la lucha antiterrorista en los llamados «años de plomo» y su vida en Intxaurrondo fue «horrorosa», como estar en un «gueto», en donde conoció al entonces comandante Enrique Rodríguez Galindo. También afirma que tuvo «suerte» entonces, porque «iba camuflado, con mis greñas, mis pendientes, mi pintas y trabajaba más por libre». Sin embargo, esta «película» montada también por Morales es también incierta, ya que nunca estuvo destinado en el cuartel donostiarra de Intxaurrondo, según las fuentes de Interior.
No participó en operaciones antiterroristas
Morales afirma también que las cicatrices que tiene en su cuerpo son secuelas de otros dos atentados en los que un balazo le atravesó el pie, otro le dio en la espalda y otro en el vientre, y que le han provocado incluso la extirpación de un testículo, y que ello es consecuencia asimismo del dolor que sufre en la espalda. Fuentes del ministerio de Interior aseguran que Segundo Morales nunca participó en «ninguna operación antiterrorista. Si tiene esas heridas, no fue en ninguna refriega contra ETA», afirman.
Más mentiras y delitos
Sin embargo, lo que sí es cierto es que, con el rango de cabo primero, su nombre apareció como miembro de una trama integrada por una treintena de guardias civiles y policías, que incluía al ya teniente coronel Rodríguez Galindo, con indicios de obtener abultados beneficios ilícitos a través de una red de corrupción, contrabando y narcotráfico. Esta trama, que fue investigada en 1988 por el fiscal jefe de San Sebastián, Luis Navajas, en torno a la comandancia de la guardia civil de San Sebastián, fue saboteada desde el interior del propio cuartel de Intxaurrondo a través de la conocida Operación Arca de Noé , dirigida por el mismo teniente coronel Rodríguez Galindo.
Otras actividades ilegales
En el informe secreto que redactó para exonerarse de los indicios de corrupción que recogía el Informe Navajas, Rodríguez Galindo cita al cabo Segundo Morales Ojaos al referirse a los guardias civiles relacionados en la trama de corrupción. Aparece como «el cabo 1º Segundo Morales Ojaos, destinado en la Compañía de Especialistas de Irún, prestando sus servicios en el Aeropuerto de Fuenterrabía, también se tiene conocimiento que ha estado implicado en actividades ilegales de contrabando de tabaco». Un papel fundamental en esa trama la desempeñó el subteniente Francisco Sancho Muñoz, como jefe de la guardia civil que era en el mismo aeropuerto de Fuenterrabía.
Actividades relacionadas con la prostitución
También en otra operación llamada Operación Bidasoa, sobre actividades ilícitas de miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado relacionadas con la prostitución en Irún, aparece citado el entonces cabo primero de la guardia civil Segundo Perales [sic: Morales] Ojaos como autor de un informe de 1990 sobre una prostituta chilena con el alias de Paola o Mariola. Por otro lado, en 1994, la dirección general de la guardia civil desestimó a Segundo Morales su reiterada solicitud de abono del complemento de peligrosidad por zona conflictiva.
Un tipo conflictivo
Lo que también es cierto, según Interior, es que su nombre apareció entre los de otras doscientas personas en una lista incautada al comando Donostia de ETA en 1996. Pero Segundo Morales Ojaos ya se encontraba desde hacía un año antes en el cuartel de la guardia civil del municipio murciano de Águilas, a donde había ido destinado, y en donde seguirá «teniendo problemas», por lo que le fueron abiertos dos expedientes disciplinarios por faltas graves. Por esas fechas frecuenta mucho un bar que abre en Águilas Jimmy Jiménez Arnau, del que al parecer es amigo. Es a partir de 1996, estando ya destinado en Águilas, cuando empieza a «agudizar» y hacer más continúas sus bajas psicológicas, alegando el síndrome del Norte, consiguiendo el retiro en 1997, tras el informe del tribunal médico que le diagnostica «reacción depresiva prolongada en personalidad paranoide». Para las fuentes de Interior consultadas, Morales «echó mucho cuento y teatro durante largo tiempo» hasta conseguir su baja definitiva en la guardia civil, y añaden que «siempre fue un hombre conflictivo y enfrentado a sus compañeros». Hoy, Segundo Morales se llega a quejar incluso de no tener la «roja» (la medalla al mérito con distintivo rojo), a la vez que acusa a la dirección general de la guardia civil de tener «abandonadas» a las víctimas del terrorismo de este cuerpo.
Ya utilizaba el alias de «Chema»
Morales Ojaos ha confesado asimismo que utiliza el nombre falso de Chema como delegado de la AVT en Levante porque dice seguir estando en las «listas de ETA desde hace mucho tiempo», pero, según las fuentes consultadas de Interior, Segundo Morales ya utilizaba este alias cuando estuvo en activo.
Mucho que esconder
Las historias inciertas del delegado de la AVT de Levante «degradan a las verdaderas víctimas del terrorismo, que deben tener y tienen nuestro mayor respeto y el de toda la sociedad», señalan fuentes cercanas al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Añaden que la actitud de una persona como Morales demuestra la «poca exigencia» que se da en la asociación que preside Francisco José Alcaraz que, para «fortalecer la defensa de las víctimas, debería promover una auditoría rigurosa de su asociación». La AVT recibe de la Administración unos 350 mil euros anuales. Respecto a los donativos que recibe Morales desde ayuntamientos y comunidades, agrega esta fuente que «o pudiera estar embaucando a alcaldes y presidentes autonómicos del PP o éstos están muy cómodos con un personaje que tiene mucho que esconder».
Delegado en Levante
Segundo Morales es un hombre de unos cincuenta y un años, alto y robusto, con cambios de voz y aspavientos en sus alocuciones que no deja indiferentes a quienes tienen la oportunidad de escucharle, que en ocasiones suele dejarse una larga melena, llevar un pendiente en la oreja y que suele montar en moto de gran cilindrada. Cuando en una reunión de noviembre de 2004, en Madrid, los dirigentes de la AVT decidieron crear delegaciones en toda España al objeto de potenciar y coordinar su trabajo y reactivar mejor a sus asociados, coincidiendo con la estrategia de esta asociación de manifestarse contra el Gobierno, Segundo Morales Ojaos fue elegido delegado para Levante, según sus propias palabras, «por votación de los asociados», «democráticamente», y por «ser víctima» de una asociación de la que «sólo se puede ser socio si se es víctima o familiar directo». Morales fijó entonces la sede de la delegación de Levante de la AVT en Cartagena, en donde reside.
En la línea Alcaraz
Entre sus ataques a la política antiterrorista del Gobierno, Morales ha realizado afirmaciones del tenor de que es «una cagada» y «traiciona y humilla a las víctimas», o que el supuesto proceso de negociación representa un «olvido de la sangre vertida por nosotros». En uno de sus artículos publicados en internet llega a decir de Gorka Landaburu, director de Cambio 16 y víctima del terrorismo: «Hablas de que la AVT está politizada. Con ello me demuestras que no te has rehabilitado socialmente».
Rosas Blancas, Peones Negros…
En la manifestación contra el terrorismo convocada por el Foro Social y la Asociación Inti Raimy el pasado mes de enero en Murcia, a la que por vez primera se unió el Partido Popular de esta comunidad, Segundo Morales, en nombre de la delegación de Levante de la AVT, se negó en redondo sumarse a la misma esgrimiendo que «Zapatero quiere seguir negociando con los terroristas». Sin embargo, sigue manifestándose contra el Gobierno en nombre de la AVT y junto a Peones Negros o Rosa Blancas en manifestaciones donde son enarboladas banderas españolas de la dictadura.