El derrame de petróleo del Prestige, que se hundió el 13 de noviembre de 2002 frente a la costa gallega con más de 77 mil toneladas de combustible, afectó también la salud humana, reveló el lunes El País. En un amplio reportaje, el diario dice que la marea negra causada por el fuel derramado afectó […]
El derrame de petróleo del Prestige, que se hundió el 13 de noviembre de 2002 frente a la costa gallega con más de 77 mil toneladas de combustible, afectó también la salud humana, reveló el lunes El País.
En un amplio reportaje, el diario dice que la marea negra causada por el fuel derramado afectó a miles de voluntarios y pescadores que participaron en las labores de limpieza de las costas.
Explica que dolores de cabeza, síntomas respiratorios, irritaciones oculares, problemas gastrointestinales, alteraciones psicológicas o trastornos del sueño, fueron los primeros síntomas observados en las personas que estuvieron en contacto con el fuel.
Desde un principio, la Asociación de Defensa Ecológica de Galicia (ADEGA) y la Plataforma Nunca Máis avisaron de posibles efectos tóxicos a largo plazo, fundamentalmente cancerígenos y mutagénicos, por la presencia de benceno e hidrocarburos aromáticos policíclicos.
Luis Díaz Cabanela médico y responsable de Salud Ambiental de ADEGA, recuerda que ellos demandaron el inicio inmediato de estudios epidemiológicos realizados por investigadores especializados a corto, medio y largo plazos.
Señala que el primero empezó con cuatro meses de retraso, por lo cual es posible que la cantidad y la composición del fuel cambiara sensiblemente respecto a los momentos iniciales. Ahora se empiezan a conocer los datos de esos estudios.
Los primeros provienen de Galicia, de la Universidad de la Coruña, y señalan que la exposición repetida al fuel causó daños en el ADN y hormonales.
Agrega que más información arrojará una investigación auspiciada por la Sociedad Española de Patología Respiratoria cuyos datos preliminares apuntan a un impacto en los síntomas respiratorios a largo plazo en las personas expuestas al combustible.
Las conclusiones del trabajo de las investigadoras de la Universidad de la Coruña Beatriz Pérez-Cadahia, Blanca Laffon y Josefina Méndez, confirman que la exposición al combustible produjo alteraciones biológicas -daño en el ADN- en el organismo de los limpiadores.
Sin embargo, reconocen que ese deterioro posiblemente sea reparado con facilidad por el organismo aunque, en los individuos que llevaban más tiempo limpiando el fuel se han detectado lesiones no reparables, lo cual no quiere decir que produzcan patologías.