El día de la presentación oficial del documental The Day the Diplomacy Died, la periodista y cineasta irlandesa Bernie Dwyer denunció una vez más el encarcelamiento, hace ya más de 11 años, de los Cinco Héroes cubanos, prisioneros en cárceles USA, acusados de delitos que no cometieron -como así puntualiza en la cinta el abogado […]
El día de la presentación oficial del documental The Day the Diplomacy Died, la periodista y cineasta irlandesa Bernie Dwyer denunció una vez más el encarcelamiento, hace ya más de 11 años, de los Cinco Héroes cubanos, prisioneros en cárceles USA, acusados de delitos que no cometieron -como así puntualiza en la cinta el abogado norteamericano José Pertierra-, mientras los llamados disidentes cubanos (mercenarios a sueldo de la Mafia contrarrevolucionaria de Miami) financiados por el propio gobierno de Obama a través de políticos protectores del terrorismo contra Cuba (Ileana Ross Lehinen, Lincoln Diaz Balart), no sólo están siendo liberados a pesar de sus delitos, gracias a la buena voluntad del gobierno de Raúl Castro, sino que son recibidos casi como héroes por ministros; miembros del Parlamento español; figuras de primer orden del PP y el PSOE; presidentas de autonomías, recibiendo dinero, alojamiento y dietas para una cómoda estancia en España, en tanto el paro fustiga a casi el 22% del mundo laboral hispano. Curiosa solidaridad.
El día que murió la diplomacia, es un testimonio claro y rotundo acerca de esta insólita situación jurídica, en la que quienes han luchado por evitar atentados y crímenes resultan encarcelados, y aquellos que los promueven son ensalzados por Falsimedia como presuntos combatientes por la libertad. Malos tiempos estos en los que los delincuentes se confunden con mártires, y quienes dejan su vida por evitar asesinatos acaban en prisión.
En el documental, absolutamente imprescindible para cualquier demócrata, varios de los agentes de la seguridad del estado cubano (alguno de ellos entrevistado por quien firma estas líneas), infiltrados entre las filas de tales disidentes, se patentiza la hipocresía de los medios de comunicación habituales, así como de dónde, cómo y porqué, esos contrarrevolucionarios reciben instrucciones, dinero y regalos desde la Oficina de Intereses Norteamericanos de La Habana, sus contactos en USA, sus actividades delictivas, etc.
Un filme necesario, repito, para comprender de una vez por todas que, como acertadamente dijo el periodista cubano Manuel David Orrio (agente Miguel) el mismo día de la presentación oficial de la cinta marca de forma precisa la enorme diferencia entre quienes se oponen honesta y democráticamente a la Revolución, y quienes dedican su tiempo a permitir que los asesinos como Luis Posada Carriles u Orlando Bosch sigan matando inocentes ciudadanos en USA o en Cuba.
Rebelión brinda a sus lectores esta primicia, contando con el permiso de su realizadora y productora del filme del que hablamos.
Ver documental completo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=118835
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