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El dilema de IU en Extremadura

Fuentes: Rebelión

Hoy, 29 de mayo, se ha reunido nuestro Consejo Político, para comenzar un proceso de consultas a los militantes, así como a la ciudadanía que simpatiza y apoya nuestras propuestas. Se trata de saber si los tres parlamentarios de IU-V-SIEX deben o no, apoyar a los 30 diputados del PSOE para retener el poder, después […]

Hoy, 29 de mayo, se ha reunido nuestro Consejo Político, para comenzar un proceso de consultas a los militantes, así como a la ciudadanía que simpatiza y apoya nuestras propuestas. Se trata de saber si los tres parlamentarios de IU-V-SIEX deben o no, apoyar a los 30 diputados del PSOE para retener el poder, después de haber perdido la mayoría a favor de los 32 diputados que ha conseguido el PP. La decisión se tomará a través de un referéndum en el que participarán ochocientos militantes de IU, junto con otras centenas de simpatizantes.

Como la vida de una organización política no sólo la marca ella misma, sino que viene condicionada por mil factores económicos, políticos y culturales, los militantes de IU nos hemos visto abocados a ser el centro de una vorágine de emociones, que ha sacudido la sociedad extremeña, ante la pérdida de la mayoría parlamentaria del PSOE por primera vez en casi treinta años. ¿Va a significar eso también la pérdida de su poder político, el final de la red de clientes tejida estos años, el tráfico de influencias y las corruptelas? Muchos sueñan con eso; pero muchos otros también se temen, con razón, que eso sea el principio de nuevas corruptelas aún más perniciosas, de más tráfico de influencias y de un clientelismo aún peor del que tenemos.

Si a eso le añadimos que Extremadura es la única Región Autonómica que el PSOE podría gobernar durante los próximos cuatro años, se entiende que todos los focos de atención de la prensa nacional, se hayan dirigido hacia estos humildes militantes de todas las causas perdidas que son los izquierdistas extremeños. Como a la Cenicienta del cuento, de pronto nos hemos visto invitados a la cena de gala del palacio y ahora intentamos que las luces no nos deslumbren.

La alternativa es la siguiente: se nos plantea un dilema -puramente nuestro, donde nadie puede interferir, ni siquiera el Coordinador General de IU Federal, Cayo Lara-, la votación en la Asamblea extremeña para la elección del presidente de la Junta. Una decisión clara sobre un problema de tal envergadura, no puede ser tomada en las altas instancias de la organización, necesitamos el apoyo de todos los militantes y para ello debemos clarificar la opinión de la organización en su conjunto.

En esta Asamblea multitudinaria que ha sido el Consejo Político de hoy, han hablado decenas de personas, algunos eran miembros de IU y otros no, y se ha establecido un primer sondeo acerca de las opiniones mayoritarias. Es verdad que ha dominado el tono pasional. Éste ha sido incluso reivindicado en algunas intervenciones: la razón, en efecto, no es sólo pensar con la cabeza, sino también seguir los impulsos del corazón.

Por otra parte, se han desgranado importantes argumentos a favor y en contra de votar la investidura de Fernández Vara, apoyando el gobierno del PSOE a cambio de algunas reivindicaciones básicas. Pero la opinión mayoritaria es negativa, como intuyen también muchos miembros del partido socialista, que por diversas causas no son partidarios del pacto.

No se ha establecido una hoja de ruta. Esta mañana todavía era pronto para ello. Pero la decisión, que vamos a tomar, puede ser trascendental para el futuro de Extremadura, y de la propia IU a nivel federal. Por eso, es hora de empezar a reflexionar sobre las consecuencias de nuestra decisión. ¿Cuál va a ser el escenario más probable después de esa votación de investidura en caso de que no apoyemos a Fernández Vara?

Lo primero es reconocer que el PSOE actual no es el partido que era hace un siglo, y que no hay gran diferencia entre este partido y su hermano gemelo, el PP. Entre ambos constituyen las dos patas, con las cuales la monarquía borbónica va andando el camino de la historia. Otra cosa son los militantes socialistas, o los obreros que votan a ese partido, y votan también a los sindicatos mayoritarios mientras no haya otra cosa mejor que hacer. Me pregunto cómo van a reaccionar éstos ante la crisis. ¿Seguirán el ejemplo de los jóvenes que se han levantado el 15M, o se irán resignados a sufrir calladamente en casa las consecuencias? ¿No depende eso precisamente de las alternativas políticas que se le puedan ofrecer a la clase obrera?

Creo que el voto socialista indica que existe una mayoría social de izquierdas. No me refiero a los parlamentarios del PSOE, me refiero al voto de los extremeños. Si bien, ese ser de izquierdas está muy diluido, nosotros esperamos que en esta situación crítica vuelva a mostrarse en su desarrollo más luminoso.

IU es republicana, la república es nuestra alternativa. Como nosotros la entendemos, la república no es solo otra forma de Estado, ni tampoco la posibilidad del revanchismo de los sufrientes hijos de la clase obrera, ni la ilusión de una utopía filosófica mal contada. Es verdad, que soñamos con otra forma de sociedad fundada en la solidaridad, que recordamos a nuestros muertos y pedimos justicia para ellos, y que nos impulsan unos ideales que están muy lejos de realizarse. Fundados en esos sentimientos e ideas, ser republicano significa practicar otra forma de hacer política, que consiste en participar con todos los ciudadanos de aquellas perspectivas históricas, necesarias y conscientes, que debemos ir construyendo cada día para seguir siendo humanos.

Por eso, el papel de IU dentro de este Estado -la monarquía constitucional democrático formal-, no puede ser el de participar en el gobierno, sino el de dirigir el proceso histórico, por así decirlo, a contramarcha, desde la oposición. Estamos convencidos de que solo podremos cumplir nuestros objetivos programáticos a través de la movilización de los ciudadanos extremeños, apoyados por la clase obrera consciente. Sabemos que IU ha conseguido estar de nuevo en el Parlamento extremeño, sobre la base de un esfuerzo militante compartido con miles de personas, con las que hemos estado luchando codo con codo, por modificar en un sentido humano los procesos económicos y sociales en los que estamos envueltos. Ni podemos, ni debemos, abandonar esas señas de identidad.

Renunciar al poder dentro del Estado del gran capital, no es renunciar al poder político, sino construir otro poder político: el poder del pueblo trabajador extremeño. Y ahora que el PSOE va a pasar a la oposición, tenemos una oportunidad de oro para generar una movilización colectiva de proporciones suficientes, como para evitar que la crisis del capital la paguen los trabajadores. Una salida de la crisis, que incrementara el dominio capitalista sobre la sociedad, podría traernos el fascismo. Por el contrario, ese pequeño éxito electoral de tres diputados -y la caprichosa configuración que nos ha traído-, puede y debe ser el principio de una pequeña revolución en nuestra tierra.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.