El encierro de los trabajadores de Izar en Gijón y las protestas en Manises y Sevilla contra el preacuerdo firmado por UGT y CC OO con la SEPI sobre la venta de los cuatro astilleros públicos han obligado a las centrales sindicales a replantearse su posición. CC OO y UGT se han reunido con los […]
El encierro de los trabajadores de Izar en Gijón y las protestas en Manises y Sevilla contra el preacuerdo firmado por UGT y CC OO con la SEPI sobre la venta de los cuatro astilleros públicos han obligado a las centrales sindicales a replantearse su posición.
CC OO y UGT se han reunido con los trabajadores de Izar Gijón encerrados en el barco hospital recién construido Juan de la Cosa y que debía ser entregado antesdeayer al Ministerio de Trabajo en unos días. Portavoces del comité de empresa de Izar Gijón confían en que el encuentro sirva para reconducir el conflicto. Un diálogo ahora roto porque la dirección sindical y los trabajadores mantienen posturas enfrentadas.
Los trabajadores defienden el acuerdo firmado con la SEPI en diciembre del 2004, en el que se garantizaba la venta conjunta de los astilleros. Por otro lado, los sindicatos defienden el preacuerdo firmado estos días en el que se permite la venta por separado. A cambio, la SEPI garantizará los puestos de trabajo durante 10 años.
Por otra parte, más de 200 trabajadores celebraron una asamblea en el astillero, en la que votaron a favor de la venta conjunta de centros navales, manifestándose posteriormente por las calles de Gijón. Durante el recorrido, que discurrió sin graves incidentes, aunque sí se quemaron varios contenedores y se hicieron explotar varios petardos, protestaron ante la sede del PSOE y el ayuntamiento de Gijón. Los trabajadores portaban una pancarta con el lema: «Zapatero, embustero, nos cierran el astillero».
Un largo languidecer de los astilleros españoles
La industria naval española, con un gran peso del sector público, era una de las más importantes a escala mundial a finales de los años 70, pero las diferentes políticas neoliberales auspiciadas por el FMI y el BM, bajo amparo de la OCDE, que desarrollaron el PSOE en los años ochenta y, posteriormente, el PP en la década de los noventa, acabaron por liquidar este patrimonio de todos.
El penúltimo capítulo en la desaparición definitiva del grupo público de astilleros, reunidos bajo la empresa IZAR, tuvo lugar hace un par de años, cuando los sindicatos CC OO, UGT y CIG firmaron un acuerdo con el gobierno del PSOE, después de varias jornadas de huelga que paralizaron varias partes del país.
El acuerdo se basaba en ir vendiendo los astilleros públicos a firmas privadas, pero con el compromiso de un plan de viabilidad, un cierto control público, reflejado en parte del accionariado, y el compromiso de que la venta se hacía en conjunto y no fraccionando más al grupo. El reciente acuerdo en contra ha provocado que se haya quebrantado el apoyo de los trabajadores a las direcciones sindicales.
La política de privatización de astilleros y la práctica desaparición del grupo públicos IZAR contrasta con la necesidad de un mayor número de buques tanto para la industria privada española como para el Estado, tal y como quedó claro en su día con el desastre del Prestige, situación que no ha cambiado. Los más críticos con esta situación han sido el PCE e IU, así como el sector de Agustín Moreno dentro de CC OO.
La deslocalización parece, en un principio, estar detrás de la crisis de los astilleros españoles, sin embargo el mayor competidor, Corea del Sur, no parece basar su competitividad en los salarios, prácticamente al mismo nivel que los españoles, si no más bien a un política industrial clara y al apoyo de los organismos internacionales del capital, que apuestan decididamente por el sector naviero privado, mayoritario en el país asiático.