Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
Ino Galparsoro pronto no será alcaldesa de Mondragón; el pueblo de Isaías Carrasco puede tener próximamente alcalde del PSE-EE, si el PNV mantiene lo expresado por boca de Iñigo Urkullu y los cargos electos de EAE-ANV mantienen la postura de hasta ahora en torno a la actividad de ETA.
Si los electos de EAE-ANV no rechazan que ETA haya amenazado a los miembros del PSE-EE, el PNV les pedirá que dimitan, mediante las mociones que dice que presentará en cada ayuntamiento. Si no hay grandes imprevistos, los electos de EAE-ANV se mantendrán en la suya ―con excepciones como la de Derio―1 y, evidentemente, no dimitirán. Urkullu anunció, con Joseba Egibar al lado, cuál sería el siguiente paso: «el PNV se reunirá con el resto de partidos y expresará la postura para poner en marcha las iniciativas institucionales necesarias, siempre teniendo en cuenta todas las medidas, esto es, desde la condena política hasta la moción de censura. Así garantizaríamos que las instituciones vascas estén dirigidas con compromiso ético y democrático». No lo prometió literalmente, pero se le entiende: moción de censura.
Lo que está sucediendo en Mondragón ya nos ha dejado varias lecciones. Sobre el PNV, por ejemplo. De ser compatibles, las dos principales corrientes internas del partido están empujando hacia dos direcciones alejadas. El martes el Gipuzko Buru Batzar2 (GBB) decidió que era perjudicial para la normalización política la dinámica de mociones de censura, y el mismo día Juan José Ibarretxe habló por boca de la portavoz Miren Azkarate para lanzar un mensaje similar. El miércoles no decidió el GBB, sino el Euzkadi Buru Batzar.3 Y abrió la puerta, además de a la moción de censura en Mondragón, a la opción de presentarla también en otros pueblos en que tiene la alcaldía EAE-ANV. En la conferencia en el Foro Martin Ugalde, preguntaron a Urkullu si esa dinámica de mociones de censura ayudaría o perjudicaría, en su opinión, a la normalización política. No contestó. Dijo que la «ausencia de miedo» es el primer paso para conseguir la paz y que no hay «ausencia de miedo» mientras haya ciudadanos amenazados.
La violenta respuesta del PSOE a la decisión inicial del PNV y el que los peneuvistas hayan entrado en vereda tan rápidamente arroja algo de luz sobre las relaciones actuales entre ambos partidos y sobre la dimensión del interés de esa relación. Los peneuvistas soñaron en cierta ocasión con la necesidad de los votos del PNV para que José Luis Rodríguez Zapatero fuera presidente del Gobierno de España, pero después de las elecciones está quedando cada vez más claro que es la corriente mayoritaria del PNV quien tiene más interés o necesidad en entenderse bien con el PSOE, para tener abierta la puerta del acuerdo, que al revés.
En efecto, el PSOE, si ha mostrado algo en el umbral de la investidura, es que prefiere empezar sin el apoyo de los nacionalismos periféricos, aunque esta elección obligue a Rodríguez Zapatero a resignarse a la mayoría simple. Está escrito: el PSOE ni siquiera le pedirá apoyo y el PNV seguramente se abstendrá, siempre presto a seguir el diálogo. Queda muy lejos, al menos por ahora, aquel acuerdo semejante a la declaración de Downing Street que le propuso Juan José Ibarretxe, y también el «verdadero acuerdo» que ahora le plantea Urkullu, ese acuerdo político «especial», «que no tiene nada que ver con esta o aquella competencia sin transferir». El mensaje de los socialistas es claro: negociaciones políticas de enjundia, no, pero entendimiento mutuo, sí; eso sí, las condiciones las ponemos nosotros y, para empezar, ya sabéis lo que debéis hacer en Mondragón.
Detrás de esta estrategia no están sólo los intereses del gobierno de Rodríguez Zapatero. También están los cálculos de Patxi López. Hoy mismo se pondrá el PSE-EE a la conquista del palacio de Ajuria Enea, el proceso de nombrar candidato a lehendakari antes que ningún otro, como hace cuatro años. Patxi lehendakari no era más que un lema hace cuatro años, pero este año los socialistas intentarán hacer creer que están convencidos de que puede ser verdad y, para aparecer como alternativa bien diferenciada del PNV, les será útil que en Madrid éste no tenga tratos demasiado grandes.
Mondragón muestra aún más. Al tiempo que asumía el asesinato del «miembro del PSOE» Isaías Carrasco, ETA ha amenazado a los miembros del PSOE en su último comunicado, aunque no sea literalmente, pues está claro qué quiere decir cuando hace notar a los militantes del PSOE que no se quedará «de brazos cruzados». Otro paso para agrandar aún más un grupo ya desde antes grande. La organización armada de izquierda abertzale está dispuesta a acometer con la fuerza de las armas al enemigo político.
En vista de que tragarse ese paso tendría que ser difícil para la totalidad de la militancia política, la izquierda abertzale política mantiene su comportamiento de hasta ahora: no valorar, en esencia. Con los principales dirigentes injustamente encarcelados y sin representación política legal, ahora la izquierda abertzale que representan los «electos independentistas» no está en la mejor situación para cambiar la dinámica de años; pero el malestar que ha causado entre muchos miembros de la izquierda abertzale el asesinato de un ex concejal y el desacuerdo que seguro que ha creado la amenaza de actuar contra meros militantes debería tener alguna influencia en la organización armada que tiene como norte político principal dar la palabra al pueblo.
Berria, 5 de abril de 2008
http://www.berria.info/testua_ikusi.php?saila=harian&data=2008-04-05&orria=009&kont=007
1 Alusión al «rechazo» expresado por el concejal de ANV de Derio (Vizcaya) ante un atentado contra la Casa del Pueblo de dicha localidad. (n. del t.)
2 Máximo órgano del PNV en Guipúzcoa, presidido por Joseba Egibar. (n. del t.)
3 Máximo órgano del PNV, presidido por Iñigo Urkullu. (n. del t.)