Vaya por delante que la música escuchada hasta ahora del proyecto Sumar encabezado por Yolanda Díaz no me chirría en los oídos. Pero espero a conocer también la letra -especialmente la pequeña, esas cláusulas inesperadas que al final se convierten en elemento central del debate- para pronunciarme con mayor seguridad.
Reconozco que como gato escaldado huyo de los hiperliderazgos, porque suelen venir acompañados de un vaciado de militancia y la desaparición de la reflexión colectiva en la toma de decisiones.
Mis reticencias son herencia del cáncer que para la Izquierda cordobesa supuso entregar el bastón de mando con poder absoluto a la nefasta y tránsfuga dirigente Aguilar Rivero y el precio pagado en credibilidad, ilusiones y discurso. Desde entonces ha costado dios y ayuda levantar cabeza y a día de hoy aún no hemos conseguido recuperar el terreno perdido.
Aunque la dirigente gallega transmite mucha más solidez ideológica y coherencia en sus intervenciones públicas, lo que a priori le hace estar a años luz de la exalcaldesa amiga de Juan Carlos I y Griñán.
Pero una vez asentada la polvareda del acto celebrado el pasado domingo 2 de abril en el Magariños, (donde Díaz anunció su candidatura a la presidencia) y realizada la foto final de presencias y ausencias, no he podido evitar la sensación de «déjà vu».
Parece que toca sufrir otra vez en nuestras carnes una historia con muchos elementos comunes a los que se dieron en 2014 con la irrupción de Podemos y la reacción de la IU de Cayo Lara al nacimiento de la formación morada.
Ahora –visto desde la perspectiva que da la distancia y no estar en primera línea- con los papeles aparentemente cambiados: Podemos haciendo el de IU y Sumar el de Podemos.
Mientras los corifeos y “barras bravas” de ambas posiciones, empiezan el despelleje virtual ( ya quisiéramos que la osadía y la capacidad de lucha en las redes, 24 horas de 24 abiertas, la emplearan en las movilizaciones de calle) e intentan rodar una película de buenos muy buenos frente a malos, malísimos. Sin matices y sin hacer prisioneros.
Es como si estuviéramos en una lectura equivocada del eterno retorno de lo idéntico nietzschiano y estemos condenados -para nuestra desgracia- a vivir una Historia cíclica donde los hechos se repiten en otras circunstancias, pero a la vez, pese a los matices, básicamente semejantes.
No conozco personalmente a Yolanda, sí por conversaciones telefónicas a algunos de sus “consejeros áulicos”. Los que en mayo del 2022 dieron luz verde a su presencia en el homenaje a Julio en el segundo aniversario de su muerte organizado por el Colectivo Prometeo para desarrollar la conferencia que le habíamos propuesto “Unidad en la Diversidad” y luego, tres días antes del acto, cuando los carteles estaban en las redes y publicitados, cayeron en la cuenta de que le era imposible venir pues debía asistir a la toma de posesión en Galicia del sustituto de Feijóo, Alfonso Rueda.[1]
No conozco a Ione Belarra. Si he coincidido varias veces con Pablo: cuando vino a Córdoba a explicar a Julio su proyecto y luego en los Foros Sociales del FCSM Córdoba de 2014 y el de Rivas-Vaciamadrid.
Por ambas tengo la simpatía que da la lucha compartida y la visión común del modelo social al que aspiramos. Por Pablo además el cariño ante el afecto que me ha transmitido en los pocos ratos compartidos. Si tuviera que darles a los tres una modesta opinión ante lo que se avecina les diría “cuidadito que las armas las carga el diablo y los experimentos mejor con gaseosa”. Será la experiencia acumulada.
En el Colectivo Prometeo siempre hemos tenido claras varias cosas: trabajar por la Unidad sin tirarnos los trastos a la cabeza, saber que deben emplearse muchas horas en la costura de rotos y descosidos antes de que el desgarrón lo rompa todo y creer a pie juntillas que dentro de la teoría de las dos orillas no sobra ninguna de las personas con las que compartimos trinchera.
Por ello, siempre nos hemos remangado cuando hacía falta para darle forma a la unidad soñada. Poniendo buena cara al mal tiempo de la incomprensión cuando en 2014 lo intentamos por primera vez y no salió, respetando -sin sacar los cuchillos- las opiniones tan diferentes que había en el Colectivo ante las elecciones de diciembre de 2015 (por ello publicamos en nuestro blog el artículo de José Antonio Naz pidiendo el voto a Podemos, el de Rafael Juan pronunciándose por la abstención y el mío defendiendo la opción de la IU encabezada por Garzón) y volcándonos con nuestro trabajo para celebrar la unión alcanzada en junio de 2016.
Y eso nos lleva a pedir que debemos enarbolar nuevamente la bandera de la empatía, cuidados y apoyo mutuo. Es imprescindible si queremos que llegue a buen puerto una iniciativa capaz de reconectar y volver a ilusionar a la parte de la ciudadanía que tiene de referente a la Izquierda.
Y para que la hoja de ruta llegue a buen puerto hace falta que en el barco quepan todas y se sientan cómodos todos, sin que nadie perciba el aroma de un “Diktat”[2] donde se ha ninguneado a personas u organizaciones.
A los que piden sangre desde el graderío de la plebe y están preparando el pulgar para bajarlo al grito de “Matadlos” (mientras los senadores/capitalistas aplauden) creo que les vendría bien repasar experiencias anteriores.
Como la falla que ahora se está abriendo entre Sumar y Podemos siga agrandándose vamos a volver a perder los de siempre. Luego nos lamentaremos mientras decimos “No era esto, no era esto”.
Siempre se nos olvida que en la Izquierda a duras penas multiplicamos y con mucho esfuerzo sumamos contando con los dedos de una mano. Pero somos geniales a la hora de restar y superdotados para dividir. Por ello tonterías las justas.
Y si se dejase quietecito el twitter y así evitar poner la chorrada insultante tipo “Fuera telepredicadores” o cualquier gracieta similar que va buscando meter el dedo en el ojo ajeno, mejor.
Me maravilla lo mucho que algunos y algunas utilizan en público el nombre de Julio y el poco caso que le hacen a la hora de la verdad ¿Para cuándo lo de dejar el carnet en la puerta de la sala y debatir sobre «programa, programa, programa» por ejemplo?
Aunque estemos en Semana Santa la mayoría somos de la estrofa “ni en dioses, reyes ni tribunos está el supremo salvador…” así que no nos conviene hacernos monoteístas de Yolanda, Irene o el “sursum corda”. Politeístas descreídos estamos más guapos. Basta con mirar al Panteón de Roma[3] para ver que sigue enterito. Lo mismo tenemos que refrescar los conceptos aprendidos en la infancia para distinguir quien es rival y quien amigo.
Creo sinceramente que el mundo de Podemos ha perdido la capacidad de ilusionar que tuvo, pero en cambio conserva intacta la de hacer mucho daño si la brecha se hace insalvable y termina presentándose las próximas generales solo.
Basta con coger un programa informático y empezar a hacer simulaciones sobre los efectos de la ley D’Hondt en la mayoría de circunscripciones provinciales si concurren dos fuerzas similares y la segunda, aunque quede minoritaria se lleva un buen puñado de votos de ese segmento ideológico. Aunque sea por estrategia egoísta quienes están al frente de los aparatos partidistas, deberían tenerlo en cuenta.
Termino. Quedan pocos meses para las generales y el tiempo se agota. Aún hay mimbres para construir un edificio bonito donde todo el mundo quepa, pero también yesca para que ardan los chiringuitos y todo quede reducido a cenizas.
Conociendo nuestra pulsión pirómana yo empezaría a acumular agua (paciencia) y a quitar de en medio los encendedores.
Y no olvidemos: existe la tradición hispana de acudir en masa en auxilio del vencedor, pero también hemos acuñado por estos lares la del “numantinismo”. No vayamos a terminar todos y todas cantando lo de “antes muertos que sencillos”.
Notas:
[1] No lo tomamos como un desaire, simplemente expresamos nuestra infinita gratitud a las personas que llenaron magníficamente y en pocas horas el inesperado vacío creado, (Manolo Monereo y Juan Torres) y a las que con generosidad nos dijeron que estaban a nuestra disposición para lo que quisiéramos (Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez).
[2] El ‘Diktat’ fue la expresión que los alemanes utilizaron para definir el Tratado de Versalles tras la I Guerra Mundial; una imposición por la fuerza de una serie de medidas draconianas donde no se tuvo para nada en cuenta su opinión y su capacidad de cumplirlas
[3] Templo de “ todos los dioses” erigido por Agripa alrededor del 27 a.C, y vuelto a remodelar enteramente por Adriano entre el 123-128.
Juan Rivera. Colectivo Prometeo.
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