Pretenden, desde la particular interpretación de su Estado de Derecho, hacernos creer que el poder judicial es independiente, que sus miembros no disponen de ideología, ni posiciones políticas. Debe ser cosa de Dios que el PP-PSOE no se hayan puesto de acuerdo para la renovación del máximo órgano de esa parte del aparato estatal capitalista […]
Pretenden, desde la particular interpretación de su Estado de Derecho, hacernos creer que el poder judicial es independiente, que sus miembros no disponen de ideología, ni posiciones políticas. Debe ser cosa de Dios que el PP-PSOE no se hayan puesto de acuerdo para la renovación del máximo órgano de esa parte del aparato estatal capitalista que nos gobierna. También que ese modelo superior de neutralidad permita que su vicepresidente Rosa descienda de su pedestal para tomar partido en la trifulca garzoniana.
No es necesario relatar la multitud de mierdas existentes en ambas organizaciones, la prensa oficial y la extraofial a través de Internet ya las han sacado a luz. Aunque quedarán ocultas muchas otras.
Lo importante de ese escándalo, es sacar a la luz lo que queda oculto, su fondo, la falsedad del llamado Estado de Derecho con su falsa democracia burguesa, la base ideológica en que se sustenta basada en la competencia y la insolidaridad con los seres humanos y el conjunto de la naturaleza, y el carácter de esos políticos que como servidores que son del orden capitalista les posibilita, al margen de los cauces «democráticos», sacar alguna tajadilla política-económica partidaria con la que poder mantener su organización, y cómo no, también particular de los personajillos que militan en esas organizaciones. Son tan egoístas que no respetan las limitaciones que imponen sus normas de juego «democrático», no les bastan las financiaciones que les reconoce su Estado de Derecho, así como las que les facilitan sus amos a través de la banca con préstamos que pueden ser condonados si hacen «bien» su trabajo político. Gracias Sr. Botín, gracias primos Albertos por ser, a través de su poder judicial aplicado a Uds., tan claros ejemplos del «Estado de Derecho».
La minoría social oligárquico-burguesa, desde el llamado Estado de Derecho ejerce un poder capitalista avaricioso y corrupto, necesita de personas corruptas para que, dentro de cierto orden, administren a su favor los bienes solidarios generados gracias a la labor creativa del conjunto de la sociedad trabajadora. Los honrados personajes que de forma idealista se afilian a esas organizaciones integradas en el sistema, ese medio, la forma de funcionamiento es tan individualista, insolidario, dominante y absorbente que en poco tiempo, de hecho, consciente o inconscientemente, son transformados, no pueden evitar el caer en la subyugación ideológica y práctica que ese medio ambiental impone.
Esos escándalos que estamos viviendo, no son nuevos, en anteriores legislaturas se produjeron casos como el de Filesa y otros [1] , que en su momento tuvieron gran trascendencia mediática pero que poco duró, como sucederá con los actuales que también serán olvidados. Entonces en nada cuestionaron, ni ahora, acompañados de la grave crisis económica, cuestionarán la base capitalista en que se sustenta ese pretendido y guarro Estado de Derecho.
A los políticos integrados en el sistema, sean de derechas, de centro y de izquierda, les sale del estómago el grito ¡Estado de Derecho!, con el que llenan su sucia boca y justifican esa forma de dictadura burguesa, que legaliza la ilegalización de la izquierda aberchale (por citar esa reciente expresión sobre el E. de D. de un tal «Callo». L.).
Lo evidentemente triste, es lo que manifestamos los críticos antisistema, nuestra incapacidad para contribuir a que se genere una alternativa revolucionaria capaz de acabar con las constantes manifestaciones de insolidaridad capitalista que se producen a nivel local, nacional e internacional. Las limitadas aportaciones que hacemos no van más allá de la crítica personal, en nada contribuyen a generar organización alternativa, producto de no haber sabido desarrollar aspectos básicos de la filosofía marxista y leninista, fundamentalmente la actualización del método de análisis basado en el materialismo dialéctico que nos permita vernos cómo nos influye negativamente la ideología dominante en nuestras discrepancias políticas y que nos impiden, entre nosotros mismos, ser más solidarios y menos individualistas, para poder incidir con objetividad en acabar con la atomización a la que nos tienen sometidos; así como sobre la función histórica del Estado y la Democracia, comprender cómo es ese Estado que sirve a la gran burguesía oligárquica nacional e imperialista, y cómo debe ser la organización que queremos y que favorezca a la mayoría social explotada y alienada para organizarse de forma alternativa como clase dominante.
Una organización que por su fondo y forma en nada se asemeja al Estado de la minoría social burguesa. Cómo, desde la realidad política que nos toca vivir, saber instrumentalizar revolucionariamente los resquicios legales para generar organización alternativa de poder, unificando la lucha por arriba, desde las instituciones burguesas, y desde abajo, desde las organizaciones sociales, primero como forma de lucha reivindicativa y finalmente ese tipo de organización como forma de poder de la mayoría social trabajadora. Un verdadero Estado de Derecho alternativo que por su fondo y forma de democracia directa permanente de abajo arriba posibilite a la mayoría social trabajadora ejercer el control político-productivo.
Una organización estatal que acabe con la división clasista, sociedad civil (los llamados a producir y obedecer) y clase política (los tribunos llamados a dirigir y mandar), porque existe el mecanismo organizativo de democracia directa permanente que lo posibilita.
Nota:
[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Corrupci%C3%B3n_urban%C3%ADstica_en_Espa%C3%B1a