La cárcel madrileña de Carabanchel, cerrada y abandonada desde hace 10 años, tiene sus horas contadas. El martes de madrugada máquinas excavadoras comenzaron las tareas de demolición bajo la atenta mirada de los guardias de seguridad, que desde la semana pasada vigilaban el centro. Miembros de la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto y del […]
La cárcel madrileña de Carabanchel, cerrada y abandonada desde hace 10 años, tiene sus horas contadas. El martes de madrugada máquinas excavadoras comenzaron las tareas de demolición bajo la atenta mirada de los guardias de seguridad, que desde la semana pasada vigilaban el centro.
Miembros de la Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto y del Foro de la Memoria recorrían el lugar indignados. Consideraban que el derribo había comenzado con «nocturnidad y alevosía», como señaló uno de sus portavoces, Julián Rebollo. Estaban preocupados.
Desde hace tiempo reclaman que no se derribe la cúpula del recinto y que en su lugar se construya un centro de memoria histórica. Incluso el juez Baltasar Garzón, en el reciente auto en el que se declara competente para investigar los crímenes del franquismo, pedía información a Interior para estudiar si paralizaba el derribo o no.
Vecinos indignados
Diferentes organizaciones sociales denunciaron ayer, con una concentración frente a las puertas de la antigua cárcel, el inicio de un derribo que ni siquiera s e ajusta a lo pactado por Mercedes Gallizo, Secretaria General de Instituciones penitenciarias. Una demolición llevada a cabo h oras antes también de que se debatiera en el Congreso la propuesta sobre el futuro de la cárcel, planificada para ayer martes y que se saldó con la negativa de PP y PSOE a salvar el derribo del histórico edificio e instalar en él un Centro por la Memoria Histórica y por la Paz.
La plataforma de vecinos y ex-presos habían presentado una propuesta de preseervar parte del edificio como espacio para preservar la memoria histórica de lo que allí sucedió.
Igualmente acusaron al gobierno de pretender matar dos pájaros de un tiro: tapar los posibles crímenes franquistas allí ocurridos, las ejecuciones y torturas realizadas por funcionarios del régimen fascista; y evitar que el movimiento vecinal empuñen el arma de la memoria histórica.
Contra la decisión de otros organimos e instituciones del Estado
Además los denunciantes recordaron la existencia de informes contrarios al derribo:
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Mercedes Gallizo se comprometió el miércoles 15 con los representantes vecinales y de ex-presos estudiar la situación y dar una contestación definitiva en una semana, es decir, el 22 de octubre.
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El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid emitió un comunicado solicitando el mantenimiento de todo o parte de la cárcel por sus valores arquitectónicos e históricos.
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El Defensor del Pueblo pidió al Ministro del Interior la creación de un centro por la Memoria de los que allí padecieron la represión de la dictadura.
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El Juez Baltasar Garzón va a solicitar informes sobre la cárcel en el contexto de su investigación de los crímenes del régimen franquista, lo que podría conllevar la paralización del derribo.
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El Congreso de los Diputados debatía ayer martes una propuesta sobre el futuro de la cárcel.
Carabachel y el Valle de los Caídos
Los vencedores del golpe de Estado fascista pueden mantener un sórdido monumento, hecho con el dolor y la sangre de muchos prisioneros políticos, como es el Valle de los Caídos. Pero el gobierno de Zapatero no permite que la cárcel de Carabanchel pudiera haber sido una contraparte para el recuerdo y la memoria histórica.
Si persiste en acabar con la cárcel de Carabanchel ¿por qué no derribar también el mausoleo franquista del Valle de los Caídos?