Parecía que estaba superada la división entre la izquierda y la derecha hegelianas, pero el tiempo tiende a acuñar sus monedas esenciales y vuelve, una y otra vez, como si fuera el eterno pitagórico. Esta vez, por lo que respecta a nuestro tema, en forma de farsa, infamia y estupor. El fiscal anticorrupción de Palma, […]
Parecía que estaba superada la división entre la izquierda y la derecha hegelianas, pero el tiempo tiende a acuñar sus monedas esenciales y vuelve, una y otra vez, como si fuera el eterno pitagórico. Esta vez, por lo que respecta a nuestro tema, en forma de farsa, infamia y estupor.
El fiscal anticorrupción de Palma, Pedro Horrach, es un fiscal que, se presupone, debe combatir la corrupción en su ámbito de intervención por todos los medios legales a su alcance. Es un servidor público, esa es su función, su misión si se quiere remarcar la importancia de su tarea.
Sus últimas declaraciones, en la tarde del pasado miércoles, una vez se supo la imputación de doña Cristina, parecen abonar la metáfora de la inversión hegeliana a la que hacía referencia. Pero esta vez, desde la derecha, no desde la izquierda hegeliana, como fue el caso de Marx y de Engels pongamos por caso.
En opinión de don Pedro, una vez hemos sabido lo sabido, no existe ningún elemento incriminatorio contra la hermana del Rey de España. Nada nuevo bajo el sol monárquico. Eso sí, él mismo, en su escrito final de acusación para la apertura del juicio, reclamará que la esposa del yernísimo pague 600 mil euros -¡100 millones de las antiguas pesetas!- como responsabilidad civil en tanto que partícipe a título lucrativo de los negocios ilícitos de su marido, el conde palmesano (ella es la condesa. ¿Seguirán con ello?).
Pero no es este el punto. Todo suena a música oída, como este compás que suena tan estridente como en otras recordadas ocasiones: «La Infanta ha sido imputada por ser quien es».
Palabra de don Horrach. Ha añadido: si se hubiera tratado de otra persona, no estaría imputada en el caso Nóos y no se hablaría de ella. Nada, sin comentarios. ¡La justicia es injusta con ella! Pero no por favorecerla sino por lo contrario, por perseguirla sin descanso y, sobre todo, sin motivo. ¡La inversión desde la derecha de la que les hablaba!
Pero en verdad, ¿la Infanta, doña Cristina, ha sido imputada por ser quien es? ¿La prensa y los medios en general la ha tratado como la ha tratado por ser hija de Reyes? Más allá, ¿el mismo fiscal la ha tratado como la ha tratado por ser quien es o ha sido más bien el único que ha obrado con criterio justo? ¿De verdad?
Ya puestos: ¿cómo es es ella, que diría o cantaría Perales?
Pues alguien que, digamos «probablemente», participó en actividades defraudatorias; alguien que, según todos los indicios, se ha lucrado con negocios oscuros más que oscuros; alguien que ha participado en una trama que tiene nudos que bordean lo peor de las actividades del capitalismo desalmado sin entrañas; alguien que, además, con reales ayudas familiares paternales, ha hecho todo lo posible (y algo más) para el enriquecimiento propio y el de su marido; alguien que contestó con evasivas 533 veces respondiendo, sin responder; a 400 preguntas del juez, alejando, además, falta de memoria y apelando a la ignorancia, aun sabiendo que la tal ignorancia nunca es un argumento muy convincente; alguien, además, que conoce bien el tema, es una ejecutiva de nuestro sistema financiero.
De hecho, de todos los implicados en el caso Nóos, la única persona imputada hasta el momento por blanqueo de capitales es la hija del antiguo rey borbónico de España. Según el auto de imputación, doña Cristina blanqueó fondos de Aizoon, sin control fiscal, para fines personales ajenos al funcionamiento de su singular empresa.
¿Entonces es por este ser quien es por el que ha sido imputada la ejecutiva en activo de Caixabank? ¿No debería hacerlo sido?
Ni que decir tiene que su defensor, don Miquel Roca, se ha cogido como un clavo ardiendo a las declaraciones del fiscal anticorrupción. ¿Defensor y fiscal juntos en la larga marcha hacia la defensa de lo indefensable? ¿Otro ejemplo de inversión derechista hegeliana?
¿Y siguiendo instrucciones de quién?
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