En 1998 el Jefe de gobierno español ordenó a un selecto grupo de asesores organizar una campaña para respaldar a la candidata presidencial venezolana Irene Sáez e impedir a toda costa el triunfo electoral de Hugo Chávez. La aventura injerencista no la pagó el Gobierno español, ni siquiera el PP, sino la petrolera Repsol, entonces presidida por […]
En 1998 el Jefe de gobierno español ordenó a un selecto grupo de asesores organizar una campaña para respaldar a la candidata presidencial venezolana Irene Sáez e impedir a toda costa el triunfo electoral de Hugo Chávez.
La aventura injerencista no la pagó el Gobierno español, ni siquiera el PP, sino la petrolera Repsol, entonces presidida por Alfonso Cortina, así lo asegura el portal español El Confidencial, quien cita fuentes muy cercanas a uno de los consejeros personales del entonces presidente del Gobierno.
Aznar pidió a su íntimo amigo Cortina, máximo responsable de la compañía, que Repsol corriese con todos los gastos del viaje y la estancia en Venezuela de su asesor de cabecera, Pedro Arriola; su futuro yerno, Alejandro Agag; el jefe de Comunicación del PP, Francisco García Diego, y el empresario y más tarde cerebro de la red Gürtel, Francisco Correa. Todos ellos se trasladaron a Caracas por encargo de Aznar para apoyar la campaña de Sáez, ex Miss Universo y rival directa de Chávez en las elecciones presidenciales venezolanas de 1998.
El Confidencial detalla que la misión de los cuatro enviados de Aznar debía ser discreta y alejada de los focos. El objetivo era asesorar a Sáez para ayudarla a diseñar una estrategia electoral con garantías de éxito.
Tras su llegada a La Moncloa en 1996, Aznar culminó el proceso de privatización de la petrolera española Repsol y puso al frente de la misma a Cortina, que hasta entonces había ocupado el cargo de consejero delegado de la cementera Portland Valderribas. Desde su puesto en Repsol, Cortina también trabó una fuerte amistad con Agag -que en aquella época ya era ayudante del presidente del Gobierno-, hasta el punto de que la víspera de su boda con Ana Aznar Botella, en septiembre de 2002, Cortina ofreció al novio una cena de despedida en su domicilio privado.
Aznar, Cortina y Blanco Balín
En la primavera de 1998, antes de enviar a Venezuela a Arriola, Agag, García Diego y Correa, Aznar habló con Cortina y José Ramón Blanco Balín, ahora imputado en el caso Gürtel y entonces consejero y presidente del Comité de Auditoría del Consejo de Administración de Repsol, de la que más tarde llegó a ser vicepresidente. Blanco Balín, presunto testaferro de Correa en la trama corrupta, era íntimo amigo de Aznar desde finales de la década de los 70 y, como él, inspector fiscal de profesión.
El entonces presidente del Gobierno persuadió a Cortina y Blanco Balín, según las fuentes consultadas por El Confidencial, de la conveniencia de apoyar a la candidata Sáez para evitar el triunfo electoral de Chávez, que podría amenazar las inversiones de Repsol en Venezuela. La sugerencia de Aznar fue interpretada por los dos directivos de la petrolera como una orden, añaden las mismas fuentes, que aseguran que aquél les pidió a ambos que se pusieran en contacto con Correa, propietario de la agencia Pasadena S. L., para cerrar los detalles del pago del viaje, la estancia y los gastos de la comitiva presidencial en el país caribeño.
Repsol pagó más de 21 millones de pesetas a Correa -unos 126.000 euros- para cumplir el encargo de Aznar. El sumario del caso Gürtel, sobre el que se levantó parcialmente el secreto a finales del pasado mes de septiembre, recoge un archivo contable que, bajo el epígrafe Gastos Venezuela, reza así: «Gastos generados ante la posibilidad de hacer determinados actos en Venezuela año 98. Asciende a 21.226.000 pesetas, siendo la mayor parte cargos de tarjetas de crédito Visa y Dinners». En ese mismo archivo aparece el siguiente apunte, con fecha 26 de mayo de 1998: «Madrid-Caracas-Bogotá-Madrid, Paco Correa-Alejandro Agag, por importe de 1.012.000 pesetas facturado al PP».
El ex presidente del Gobierno no ha atendido las llamadas de este periódico para ofrecer su versión de los hechos. El pasado jueves, El Confidencial se puso en contacto con los responsables de Comunicación de la Fundación FAES -el think tank del PP que preside Aznar- con el fin de obtener una aclaración sobre la financiación del viaje a Venezuela para asesorar a la candidata Sáez, pero ayer domingo tampoco hubo respuesta.