En su patético esfuerzo por hacerse perdonar la retirada de tropas de Irak, el gobierno español ya no sabe qué hacer. Primero fue el aumento de tropas en la ocupación de Afganistán. Ahora es ofrecer Canarias como prenda para la estrategia nuclear norteamericana de cercar Rusia con una red de plataformas de lanzamiento de misiles […]
En su patético esfuerzo por hacerse perdonar la retirada de tropas de Irak, el gobierno español ya no sabe qué hacer. Primero fue el aumento de tropas en la ocupación de Afganistán.
Ahora es ofrecer Canarias como prenda para la estrategia nuclear norteamericana de cercar Rusia con una red de plataformas de lanzamiento de misiles antimisiles antes del 2013, que está emponzoñando las relaciones internacionales a un nivel que no se veía desde la llamada «guerra fría». Y que tiene ahora una derivación para Canarias como para echarse a temblar.
El gobierno metropolitano del señor Zapatero ha pedido al Alto Mando de la OTAN que convierta al Archipiélago en una base de lanzamiento de esos misiles, para apuntar no sólo a Rusia sino a Marruecos, Sahara Occidental, Mauritania, Mali y otros países africanos.
Canarias se convertirá de esta manera en un objetivo nuclear de primer nivel. Ya sabemos por qué forros y entretelas se pasa España la opinión de los canarios, expresada de forma contundente con el rotundo No a la OTAN que dimos en 1986.
El gobierno español arguye que esto se hará para «protegernos del terrorismo». Mentira que se cae por su propio peso porque ni los terroristas ni los países convertidos en objetivos tienen misiles capaces de llegar a nuestro territorio.
«Hablar de terroristas es cómico», ha dicho Putin, «ellos tienen otros métodos». Y claro, ante esos «otros métodos» Canarias sí que es vulnerable. Y más ahora que el gobierno español quiere ponernos por delante como plataforma de agresión.
Porque el llamado «escudo antimisiles» no es otra cosa que una batería de misiles de última generación que, si bien es cierto que pueden utilizarse como interceptores de otros misiles de alcance medio, no dejan de ser ojivas estratégicas de alta precisión y una demoledora capacidad ofensiva. Por ejemplo, contra países africanos que se salgan del dogal al cuello de Washington o de Bruselas.
No sólo no sirve para prevenir ataques terroristas, que es un asunto de inteligencia -¿se acuerda cuando esto mismo lo decía usted, señor Zapatero?-, sino que nos pone en el disparadero como blanco para atentados. Que viva el turismo, o sea.
(*) Teodoro Santana es Secretario Nacional de Unidad del Pueblo (Canarias)