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Según el embajador en Rabat es un símbolo de unión entre ambos países "al margen de ideologías"

El gobierno español participa en el homenaje a un oficial marroquí que apoyó la sublevación franquista

Fuentes: Agencias/laRepublica.es

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha respaldado la decisión de Luis Planas, embajador de España en Marruecos, de asistir a la inauguración de un museo dedicado a un oficial marroquí que apoyó la sublevación franquista. Según Planas, éste es un símbolo de unión entre España y Marruecos, «al margen de ideologías». Mohamed Mizzian, el oficial […]

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha respaldado la decisión de Luis Planas, embajador de España en Marruecos, de asistir a la inauguración de un museo dedicado a un oficial marroquí que apoyó la sublevación franquista. Según Planas, éste es un símbolo de unión entre España y Marruecos, «al margen de ideologías».

Mohamed Mizzian, el oficial homenajeado, «fué un firme defensor de los vínculos y la unidad entre España y Marruecos», por lo que el Ministerio considera adecuado, como «política de Estado», acudir a este homenaje.

Luis Planas sido Diputado nacional por el PSOE por Córdoba, Diputado por el PSOE en el Parlamento Europeo, Diputado autonómico por el PSOE en el Parlamento de Andalucía y Senador. Fue Consejero de Agricultura y de Presidencia de la Junta de Andalucía

Mohamed Mizzian en 1936 se sumó al alzamiento fascista, ascendió más tarde a teniente general, y llegó a ser embajador de Marruecos en España.

En el libro «La batalla de Madrid» de Jorge M. Reverte (Ed.Crítica. Barcelona 2004 página 107) se relata un pasaje que da idea del perfil de este «defensor de los vínculos» entre ambos países:

«Es posible que una de las dos muchachas, de apenas veinte años, a las que interroga el comandante El Mizzian con el periodista americano John Whitaker como testigo, forme parte del contingente de Levante. Una lleva carné sindical en su chaqueta de cuero, la otra dice que no tiene filiación política alguna. Cuando el comandante moro ha acabado de sonsacarles información, las conduce personalmente hasta el edificio que ha albergado una escuela y se las entrega a cuarenta mercenarios que están allí descansando. Los hombres las reciben con un coro de gritos. El periodista protesta, indignado, al oficial. Pero éste sonríe forzadamente y le «tranquiliza»: -No vivirán más de cuatro horas.»