El primer plano del documental «Vidas Minadas» muestra al fotoperiodista desempolvando su cámara, su principal herramienta de trabajo. Gervasio Sánchez lleva 25 años observando el mundo a través del visor: mostrando los conflictos internacionales en la indecencia de sus responsables y en la humanidad de sus víctimas. Por esa tarea, y también por la elaboración […]
El primer plano del documental «Vidas Minadas» muestra al fotoperiodista desempolvando su cámara, su principal herramienta de trabajo. Gervasio Sánchez lleva 25 años observando el mundo a través del visor: mostrando los conflictos internacionales en la indecencia de sus responsables y en la humanidad de sus víctimas. Por esa tarea, y también por la elaboración de «Vidas Minadas», la Muestra Internacional de Cine y Derechos Humanos le ha otorgado este lunes su premio «La Mirada Social», que reconoce la labor de quienes trabajan por la denuncia de las injusticias sociales en el mundo audiovisual. Gervasio Sánchez comenzó su particular búsqueda de las víctimas de minas antipersona en Angola, en septiembre de 1995. Meses después, varias ONG se implicaron en su proyecto, y tras una exitosa exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, la quimera inicial se convirtió en un libro y en un documental: en el montaje que este lunes se ha proyectado en la Academia de Cine, donde el fotoperiodista ha recibido su galardón.
«Lo de los insultos… sólo me pasa a veces» -comenta entre risas Gervasio Sánchez al recordar un pasaje del documental en el que aparece enfadado porque su cámara no funciona. Había buscado sus «Vidas Minadas» en Bosnia, Camboya, Mozambique, Afganistán o Colombia durante los noventa, y años después repitió esos viajes para saber qué había sido de los protagonistas de sus fotografías. «Decidí que estaría muy bien que un equipo de documentalistas siguiese las vidas de estos personajes». Los directores Oriol Gispert y Lluís Gené, también premiados en la muestra, se encargaron de plasmarlo. De mostrar cómo Adis, un joven bosnio mutilado por una mina cuando jugaba al fútbol con sus amigos, ha encontrado novia y se dispone a ser feliz; de contar la historia de Sokheurm, que perdió una pierna de niño y hoy se encarga de recopilar otros casos de amputados en Camboya; de llevarnos hasta la humilde casa de Sofía, en Mozambique, en la que cuida de sus hijos gracias a dos prótesis en sus piernas… que no puede permitirse cambiar. «Cuando se fue Cruz Roja Internacional, el Gobierno de Mozambique dejó de hacer prótesis gratuitas.»
El documental termina recordándonos que cada media hora, las minas antipersona provocan heridas [e incluso la muerte] a alguna persona en todo el mundo. La charla entre Gervasio Sánchez y el público gira en torno a un dedo acusador: el que señala a los responsables de que esas minas no sean desactivadas para evitar nuevas tragedias. «Todos los países de la Unión Europea han firmado el Tratado de Ottawa» -recuerda Sánchez -«pero no lo han hecho por motivos humanitarios. Las minas que se fabricaban en Asia eran tan baratas que no se podía competir«. Y el coloquio gira hacia España, hacia las armas que nuestro país ha vendido a terceros países durante el año 2009, cuyas cifras oficiales conoceremos hoy mismo en sede parlamentaria. «El Gobierno del PSOE llegó al Gobierno instrumentalizando el rechazo de la población española a la Guerra de Irak… y ha triplicado la venta de armas en el último quinquenio. Es imperdonable». En una conversación con Periodismo Humano, Gervasio Sánchez ampliaba sus argumentos basándose en un porcentaje conocido este mismo lunes.
Y maneja una última cifra: «En 2008, España vendió armas a 22 países a los que no podía vender armas según nuestra propia Ley de Control. Lo decente es denunciarlo y lo indecente es lo que hacen los gobernantes». Dice Gervasio Sánchez que no le gusta que se refieran a él como a un «periodista comprometido»; asegura que es sólo un periodista, pero un periodista que entiende el periodismo como un compromiso.