Si hay un dato elocuente en estas elecciones es la derrota estrepitosa del Gobierno. El PSOE se ha quedado fuera del Gobierno de la práctica totalidad de las Comunidades autónomas, de ayuntamientos emblemáticos como Barcelona o Sevilla y ha perdido más de 1,5 millones de votos. Cuando en medio del aplauso de los banqueros, la […]
Si hay un dato elocuente en estas elecciones es la derrota estrepitosa del Gobierno. El PSOE se ha quedado fuera del Gobierno de la práctica totalidad de las Comunidades autónomas, de ayuntamientos emblemáticos como Barcelona o Sevilla y ha perdido más de 1,5 millones de votos. Cuando en medio del aplauso de los banqueros, la patronal y el FMI, Zapatero puso en marcha su plan de despidos, reformas laborales, pensionazo… sabia que se inmolaban por el bien del sistema y a buen seguro que lo ha logrado. Una vez más los que se presentan como la «izquierda» abren desde el gobierno la puerta a la derecha. Al PP le ha bastado una campaña que colocó la crisis económica en el centro de su denuncia y callarse que ellos harán lo mismo que dicte el FMI, para capitalizar una parte del descontento social.
Pero resumir las elecciones en un «giro a la derecha» de la sociedad es una caricatura de la realidad. Las elecciones vinieron marcadas por los centenares de miles de jóvenes y sector populares que el 15M tomaron las calles y después las plazas y cuyo símbolo ha sido la Puerta del Sol.
Pero también el descontento social y la bronca contra el gobierno se colaron por la estrecha ranura de las urnas. Un millón de votos en blanco y nulos, el resultado más alto de las tres últimas décadas hizo de esta opción la cuarta fuerza electoral. En Catalunya la abstención superó el 45% y en el País Vaco la irrupción de Bildu fue un varapalo no solo para el Gobierno sino para el régimen mismo. La ley de partidos y la persecución a la izquierda abertzale demostró que querían dejar fuera al 25% del electorado vasco, a la fuerza política que más concejales ha obtenido.
Zapatero, fiel al compromiso adquirido con los 41 grandes magnates de la Banca y las multinacionales, ratificó que agotará su mandato. Ya aclaró que no se trataba de seguir por seguir, sino para «aplicar las reformas pendientes«. Ahora, desde el desacreditado gobierno y desde los «populares» Ayuntamientos y Comunidades, proseguirán las «reformas estructurales», los recortes a la educación, la sanidad, los servicios públicos… y con ellos ahondarán en el desempleo, la precariedad y las reducciones salariales, todo para «reducir el déficit público» o lo que es lo mismo, pagar la deuda a los bancos y hacer de la educación o la sanidad un buen negocio para un puñado de capitalistas, tal y como manda el FMI y la UE.
Cada día que se mantenga el Gobierno de Zapatero no será «un freno a la derecha» sino la imposición de los planes de ajuste contra los trabajadores/as, la juventud y los sectores populares. Como venimos diciendo desde Corriente Roja, o somos los trabajadores y la juventud los que echamos a este gobierno desde la calle o lo acabarán haciendo desde las urnas Rajoy y compañía.
«La diferencia entre una salida y otra para los millones de parados, para los jóvenes precarizados y con salarios de miseria, para los jubilados… es notable. Si es la movilización obrera quien echa al gobierno, será un palo en la rueda de los planes de los banqueros y el FMI y venga quien venga después, nos va a encontrar en la calle con más fuerza para enfrentarlos y a ellos con menos fuerza y legitimidad social para aplicar esos planes» (Pagina Roja, Enero 2011)
Por eso la tarea es que las movilizaciones abiertas el 15M y las múltiples luchas obreras no paren. Al calor de esas luchas tenemos que dar pasos para que todos esos/as activistas y las organizaciones políticas y sindicales que hemos venido enfrentando los planes del gobierno y la derecha, trabajemos por conformar un Frente de los Trabajadores y la izquierda que plante cara en la calle a los planes del Gobierno y pueda ser en las próximas elecciones generales una referencia alternativa para los centenares de miles que desde la calle gritamos: ¡que NO, que NO, que no nos representan!
Editorial de Página Roja n.º 4, publicación mensual de Corriente Roja.