Los muros del Senado (su sala noble de ceremonias) se honraron ayer con un acto de homenaje al exilio republicano español, organizado por el PSOE a iniciativa de los propios exiliados y que contó con la colaboración de éstos. Los que sufrieron tortura y exterminio nazi en los campos y los republicanos fallecidos en ellos, […]
Los muros del Senado (su sala noble de ceremonias) se honraron ayer con un acto de homenaje al exilio republicano español, organizado por el PSOE a iniciativa de los propios exiliados y que contó con la colaboración de éstos. Los que sufrieron tortura y exterminio nazi en los campos y los republicanos fallecidos en ellos, fueron también protagonistas de esta jornada.
Verdad en el Senado. Política pegada a la realidad y a la Justicia. El perdón del Gobierno por tantos años de olvido, silencio, criminalización de las víctimas del franquismo, perdón histórico, es la primera vez…, resonó como primer acto de aprobado de tantas asignaturas pendientes. El exilio lo recibió como acto de justicia y con gran emoción.
Las Vivas a la República española (verdadera legitimidad democrática a restablecer) y el despliegue por su hijo, Juan Francisco Ortiz, músico, de la bandera tricolor, cosida, confeccionada, en el campo de exterminio nazi de Mauthausen por su padre Antonio Ortiz, deportado y superviviente, así como los acordes de las composiciones con los recuerdos, vivencias y esperanzas de los exiliados y presos en los campos, que sonaron durante el desarrollo del acto, acompañaron a este primer perdón del Gobierno en boca de su ministra de Justicia, Dolores Delgado. Detrás, 13 rosas rojas. Poesía de Josefa Maturano.
Entre los asistentes, en plano discreto, Ana Messuti, abogada generosa e impecable profesional, prestigiosa abogada de la querella argentina (que aún hoy, 40 años después de la muerte del dictador, no pudo ser querella española) por los crímenes del franquismo, que ha logrado con su trabajo lo que parecía imposible, entre ello: citaciones e imputaciones de la jueza Servini. A los verdugos, como Billy el Niño, el torturador; al ministro franquista Utrera Molina al que ordenó detener la jueza, como al también ministro del Interior, Martín Villa; el levantamiento (primero judicializado) de la fosa de Timoteo Mendieta, la toma de declaraciones imprescindibles a tantas y tantas víctimas, cientos. Un trabajo arduo, encomiable, meritorio los de Messuti y Servini.
«Perdón por tantos años de silencio, perdón por tantos años mirando a otro lado, criminalizando a las víctimas del franquismo», dijo Dolores Delgado, la ministra. Y también dio las gracias «a los héroes y heroínas de la democracia», también (fue su segunda palabra) por lo que todas estas personas nos han legado.
Los republicanos españoles. Víctimas y exiliados. Estas personas, que defendieron la libertad y la democracia contra las armas de un genocida, nos han legado sus valores y ejemplo de vida y a unos descendientes que son la resistencia viva ante tanta injusticia, un recomenzar, y una España en gran medida aún fuera que necesitamos urgentemente recuperar para sentar los cimientos de una auténtica democracia sin franquismo y con inteligencia, humanismo y cotas altas e imprescindibles ya (a 80 años del golpe de Estado) de tolerancia, solidaridad, fraternidad.
Hace falta, sobre todo, el reconocimiento jurídico de las víctimas, la reparación verdadera asentada en una renuncia al régimen franquista, una ruptura, base imprescindible de la Justicia que permitirá al propio gobierno (más allá de su voluntad y perseverancia) superar de una vez por todas y como buen comienzo del edificio, (el único válido), las barreras más torticeras que quienes aún pretenden hacer valer su condición de vencedores o hijos de vencedores de unos crímenes de lesa humanidad, presentan. Así como el firme atar, en cuantas medidas legislativas y de toda índole sean necesarias, para la no repetición.
Ahora que el Parlamento Europeo ha instado a la ilegalización de fundaciones que exalten o glorifiquen el fascismo (que ha abierto la puerta, por ejemplo, a la ilegalización de la Fundación Francisco Franco), ahora que la propia Comunidad Europea acompaña en el corte con la apología del odio y terror, es el momento y están sobre la mesa todas las herramientas. Ahora que la ONU vuelve a exigir a España que atienda a las víctimas del franquismo y la Guerra, no hay excusas.
La declaración institucional de repulsa, perdón y reconocimiento real a todas las víctimas, impulsada por quienes nos gobiernan, debería ser inmediata. Como ha recordado la ONU, no son asuntos de política partidista, sino de principios y derechos generales que conciernen a todos». (En 2014 ya nos lo advirtió el relator de Naciones Unidas).
Ha sido éste de ayer, día 15 de enero, un primer paso; un perdón necesario para la verdad, justicia y reparación que pidieron los descendientes del exilio con rotundidad y las propias víctimas presentes, como Nicolás Sánchez Albornoz, un hombre que escapó de los trabajos forzados de Cuelgamuros a que se vio sometido, exiliado después en Argentina. No olvidó en su discurso a quienes suelen olvidarse: los más humildes. Un perdón y primer acto de reparación que el Gobierno se ha comprometido a continuar con un año dedicado al 80 aniversario del exilio, con multitud de actos por toda España y los lugares de acogida y retirada que contarán con la presencia de su presidente, Sánchez.
Las intervenciones sobre la situación y lo necesario más claras y emotivas, rotundas y valiosas correspondieron en el Senado, ayer, a Sánchez Albornoz y a la delegada en Francia y portavoz de Asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE), Amparo Sánchez Monroy, como no podía ser de otra manera, pues son las víctimas y sus descendientes (también víctimas) que han sufrido en sus carnes las consecuencias de un golpe al Estado legal y democrático, la dictadura y el exilio y la deportación, quienes están legitimados y conocen de primera mano lo que procede reparar, saber, y sobre lo que ha de hacerse Justicia.
Su testimonio, su colaboración, su inclusión en las tareas necesarias, todas, ha de ser la prioridad de Estado y de este Gobierno, acompañando en la tarea a otros colectivos asociaciones e individuos que trabajan en esta Memoria Histórica, que más que pasado, es futuro. Inclusión de las víctimas, no siendo ni relegados, ni convidados de piedra, ni intervinientes de segundo nivel en cada una de las iniciativas y comisiones de trabajo. Ha de contarse con los que saben la verdad, y pueden aportar más y más excelentemente, en cualquiera de los pasos a dar (no se entendería, en lógica, otra cosa), como se puso de manifiesto al director general para la Memoria Histórica, Fernando Martínez, por parte de los miembros de una comisión de víctimas, historiadores, investigadores, y delegados de asociaciones, a la que recibió en el Ministerio de Justicia terminado el acto del Senado, y ante la que afirmó el compromiso del Gobierno con la Memoria y la Reparación.
Un censo de víctimas, la toma de las riendas por parte del Estado en el levantamiento de fosas que aún quedan por toda España y Europa y norte de África, la anulación de sentencias por juicios franquistas, la anulación de la Ley de Amnistía que dio cobertura legal a la Impunidad franquista que hoy aún padecemos, el reconocimiento y reparación del expolio cometido, la visibilidad y pedagogía incluyendo planes de estudio y programas en medios de comunicación, todas estas medidas de Justicia, asignaturas pendientes de la democracia, tienen que comenzar su recorrido ya, pues como dejó constancia Amparo Sánchez, de lo peor de lo peor de lo sufrido, de lo pasado, «más que la miseria y los entierros, es el abandono en que te ha dejado la patria».
Entre los homenajeados: 18 supervivientes, como Juan Aznar, de cien años, que se exilio en Francia; María Gloria, enlace en la frontera con Francia; Nely Fernández, evacuada con meses, Luis Azcarate, exiliado en México; Sánchez Albornoz, forzado de Cuelgamuros, que se exilió en Argentina, César Navarro, niño exiliado, hoy presidente del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, masón, representante también de esos masones que nunca se inclinaron ante la dictadura y fueron ferozmente perseguidos y asesinados. Entre los homenajeados también: Libertad Fernández, que era bebé cuando cruzó la frontera en brazos de su madre; Margarita Zornoza, exiliada en Venezuela. Entre los colaboradores del acto: Elsa Osaba, en primer orden, incansable luchadora, sufrió como exiliada en Francia, descendiente de deportados, de represaliados en grado sumo, alma y artífice de este y otros homenajes… Los músicos: Juan Francisco y David Ortiz, hijo y nieto del republicano citado al principio que consiguió sobrevivir al campo de exterminio y que confeccionó la bandera. Ellos emocionaron con sus melodías y con el despliegue de la bandera de la República española, así como con una composición de Juan Francisco, que recordó los 186 escalones de la muerte del campo de exterminio de Mauthausen y los anhelos de libertad. Una copia de esta bandera quedó depositada como regalo en el Senado y entregada a la ex senadora y miembro de la Ejecutiva del PSOE, María Jesús Castro. Y Ludivina García Arias, exiliada en su día a México, ex presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio.
Este año habrá, como aseguró el responsable de Memoria, Fernando Martínez, muchos reconocimientos y homenajes. El mejor homenaje es la normalización democrática de manos de la ruptura definitiva con el franquismo, y la Justicia, no simbólica sino real, a sus víctimas que son, en definitiva, la raíz viva sin la cual la democracia carece de sentido y nuestra España está mancada, incompleta, vacía de realidad, vacía de cultura y posibilidades de un progreso cierto.
Entre los muros del Ministerio de Justicia, cerca del retrato de ilustres pensadores y juristas republicanos, se oyó también el ruego, en nombre de la vergüenza y la legitimidad democrática, de que la monarquía, en el trono por la mano del dictador genocida, no esté presente ni aproveche en ningún sentido los actos de homenaje y reconocimiento al exilio que se vayan a celebrar, ni se permita su presencia en cualquiera de los acontecimientos relacionados con las víctimas y los héroes democráticos jamás, como ya ocurriera por parte de la alcaldesa Anne Hidalgo, con gran desacierto, en los actos de inauguración del Jardín de la Nueve en París. Es una ofensa a las víctimas y no son más que operaciones borbónicas de marketing y lavado de imagen, que no se pueden consentir e imponen en cuanto pueden.
El discurso lúcido y honesto de Sánchez Albornoz
El historiador Nicolás Sánchez Albornoz recordó lúcido, honesto, valiente y comprometido, con palabras de reivindicación, que «no es mucho lo que el Estado ha hecho en los últimos 80 años» para curar «la herida provocada» por el exilio que continuó en la posguerra y la dictadura franquista. Dijo que ni la concordia ni la equidistancia ha llegado para todos aún. Y frente a los que se llenan la boca de democracia, y pese a los reconocimientos, por ejemplo, a La Nueve que liberó París, que dijo, «no basta», frente al silencio… y el «para unos silencio y para otros nada», pidió, que tanto déficit no tarde en ser corregido y desparezca. Como subrayó, es bien cierto que el horror no ha concluido para tantos, a los que falta volver a su tierra. Como dijo también, «el reino de España es responsable último de la diáspora», de las antiguas, como la judía y morisca, y de la del 39 en adelante. Como recalcó, no solo los intelectuales deben recibir reconocimiento, como lo han recibido ya algunos, sino «el exiliado de a pie que permanece ausente en la memoria colectiva». Habló el historiador del desembarco de Normandía, de tantos republicanos que con su lucha primera, permitieron la gesta clave de liberación de Europa de la ocupación nazi y reclamó que se subsane en el futuro en concreto este déficit de que no haya un solo recordatorio oficial en sus playas, como en tantos lugares. También habló del expolio y de la ausencia de indemnizaciones, de resarcir a los pequeños campesinos a los que se confiscaron tierras.
La otra intervención de calado fue la de Amparo Sánchez Monroy, que llegó a Francia con su madre con un año y recordó como el historiador que los combatientes contra el dictador y golpista Franco «fueron los precursores de la guerra contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial». Amparo preguntó en alto: «¿Dónde está el reconocimiento oficial de la patria?», «¿En qué libros de texto para las escuelas se explica lo que pasó?», dónde están los censos y la verdad. Reclamó la anulación de la Ley de Amnistía de 1977 que «blinda la impunidad de los crímenes franquistas»; un censo de exiliados y que los libros de texto recojan, entre otras cuestiones, la epopeya de los 500.000 refugiados que entre enero y febrero del 1939 cruzaron los Pirineos y fueron precursores de la lucha de los aliados contra el fascismo. Localización y clasificación de las fosas comunes; reconocimiento de todas las víctimas incluidos los guerrilleros y las víctimas de los nazis. También.
La ministra de Justicia reconoció «el derecho a la verdad,- justicia y reparación y a la no repetición a través de los populismos emergentes».
Además asistió al acto la Ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo. Algunas víctimas reclamaron en la reunión posterior con el responsable de Memoria, que se estudie y se abra la posibilidad de atención psicológica para las personas que han sufrido los traumas de la guerra, represión y exilio, transmitidos generacionalmente y que sufren en silencio.
El PSOE estuvo bien representado en el acto de la mañana. Su presidenta, Cristina Narbona y la portavoz en el Congreso, Adriana Lastra, intervinieron reclamando justicia y reparación.
Entre las Asociaciones y Fundaciones y miembros presentes: Terres de Mémoire (s) et de Luttes; Asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE); Asociación de Descendientes del Exilio (Pilar Nova); Amical de Mauthausen (Concha Díaz), Fundación Largo Caballero (Almudena Asenjo); Querella Argentina por el Exilio y Deportacion; Association Terres, Memoires et Luttes y 24 Agosto 1944. Benito Bermejo, uno de los historiadores más destacados del momento de temas de exilio, gran experto en Deportación. Eliane Ortega Bernabeu, que de manera independiente y con gran esfuerzo, lleva una lucha destacable a favor de los exiliados de África, los que sufrieron represión y trato más que vejatorio en los campos, por ejemplo, de Argel y que son grandes olvidados.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.