Franco se ha despedido de Madrid. La única estatua del dictador que quedaba en pie en la capital fue desmontada la pasada madrugada tras una orden del Ministerio de Fomento. El derribo, controlado desde el aire por un helicóptero, se desarrolló bajo la estricta vigilancia de la policía nacional y municipal. Varias decenas de personas […]
Franco se ha despedido de Madrid. La única estatua del dictador que quedaba en pie en la capital fue desmontada la pasada madrugada tras una orden del Ministerio de Fomento. El derribo, controlado desde el aire por un helicóptero, se desarrolló bajo la estricta vigilancia de la policía nacional y municipal. Varias decenas de personas se acercaron hasta la plaza de San Juan de la Cruz –donde se ubicaba la figura– para ver de cerca el desmontaje. Algunos increparon a los obreros y gritaron contra el Ejecutivo. «Franco forma parte de la historia de España», vociferó una joven desde su coche. Alrededor de la pasada medianoche, media docena de obreros llegaron a las inmediaciones de la estatua, que lleva en pie desde 1959 y está ubicada a la entrada del Ministerio de Medio Ambiente. El departamento que dirige Cristina Narbona, a escasos metros del paseo de la Castellana, está pegado al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y al de Fomento. Los operarios, que previamente habían cubierto la estatua ecuestre con una malla verde, comenzaron el desmontaje con una grúa de la empresa madrileña Transgruma. Lo primero que hicieron fue asir la figura, de unos siete metros y medio de altura, con unos arneses. Acto seguido, intentaron desprender el conjunto del pedestal sobre el que estaba erigido.
Preguntas de la policía
La operación se paró unos minutos después de que la policía municipal –no se sabe quién la llamó– llegara a la zona y pidiera a los responsables del derribo los permisos para acometer la obra. Una vez comprobada la legalidad del desmontaje, los obreros continuaron con su trabajo. A las dos y media de la madrugada consiguieron levantar la estatua ecuestre y trasladarla a un camión especial. A pesar de la fuerte presencia policial –la zona estaba tomada por cinco furgonetas de la Policía Nacional–, muchos vecinos se acercaron para criticar el derribo. Otros aprovecharon para hacerse fotos.
Fomento retira de madrugada la estatua ecuestre de Franco
Los operarios del Ministerio de Fomento tuvieron que emplearse a fondo durante dos horas esta madrugada para taladrar la viga de hierro que anclaba la estatua de Francisco Franco al pedestal. La figura ecuestre del dictador ya no ocupa el lugar en el que estuvo los últimos 49 años.
De noche y ante un centenar de testigos, varios operarios de Fomento se llevaron el último monumento al dictador que quedaba en la capital y cumplieron la iniciativa que el Congreso de los Diputados aprobó en noviembre pasado de retirar de edificios públicos y municipios todos los símbolos franquistas.
Por la tarde, unos obreros de la empresa Andamios Resa habían instalado alrededor de la base una estructura metálica con un acceso que permitía, rodeando el pie del monumento, alcanzar la estatua. A su alrededor, vecinos que paseaban al perro por la zona y algunos transeúntes se paraban a mirar la nueva vestimenta de la estatua. «¡Por fin se llevan a Paco!», exclamó un joven al pasar. Poco después, una señora mascullaba entre dientes: «¿La están quitando? ¿Será capaz ZP…?». En el lateral frente a la estatua, un cartel avisaba de que estaría prohibido aparcar desde medianoche hasta las seis de la madrugada porque una grúa iba a proceder a trasladar parte de la instalación de aire acondicionado del Ministerio de la Vivienda, cuya sede está justo enfrente de la estatua.
<>La figura será almacenada en un depósito de la Dirección de Obras Públicas «hasta que la reclame su propietario», según informó una portavoz del ministerio, que aseguró que el desmontaje contaba con todos los permisos necesarios. Durante la operación fue creciendo el número de curiosos. Una chica rubia exclamó: «Oiga, que debían quitar las de más abajo, que está no molesta». El público aplaudía esporádicamente.>
Reuniones el 20-N
Coincidiendo con el 20 de noviembre, aniversario de la muerte del dictador, se reunían periódicamente junto a su pie militantes de ultraderecha para rendirle homenaje. Pero también ha sido víctima de las agresiones de partidarios de la izquierda, que la cubrían de pintadas rojas.
Desde hace años, los partidos políticos de izquierda han pedido sin éxito su retirada. Hasta ahora ninguna administración había querido asumir la responsabilidad, bajo el pretexto de que no era la titular.
El Ayuntamiento de Madrid aseguraba que pertenecía al Estado, pues en la Relación de Monumentos Conmemorativos y Ornamentales de Madrid, actualizada en diciembre de 2003, figuraba la estatua como «de propiedad no municipal». Esto significaba, añadían desde el Consistorio, que debían velar por su limpieza y buen estado, pero sin el permiso de su dueño no podían retirarla. De la misma manera, aseguraba el concejal de Hacienda, Juan Bravo, que se cuida la estatua La mano, de Botero, que pertenece al Ministerio de Cultura.
También la Dirección General de Patrimonio del Estado, que depende del Ministerio de Economía y Hacienda, afirmó que no aparecía en el Inventario General de Bienes y Derechos del Estado y, por lo tanto, al estar ubicado en suelo municipal, debía entenderse que era de titularidad del Ayuntamiento. Los unos por los otros y la estatua permaneció en la calle.
Incluso terció el consorcio de la Ciudad Universitaria, que integran la Universidad Complutense, la Politécnica, la UNED y el Consistorio. Sacó a relucir un documento del 3 de julio de 1959, en el que el secretario-administrador de la entonces Junta de la Ciudad Universitaria, «cedía el referido monumento con carácter provisional y a reserva de lo que los excelentísimos señores ministros de Educación Nacional y de la Vivienda acuerden respecto al definitivo emplazamiento». De nuevo la pelota estaba en el tejado del Gobierno. Pero hasta ahí continuaba el último rastro legal de la estatua. Si no había títulos de propiedad, el dueño seguía desaparecido.
La polémica tuvo continuidad en el pleno municipal, donde el pasado 19 de noviembre, los grupos de la oposición (PSOE e IU) propusieron alcanzar un acuerdo que permitiera retirar la estatua. Pero el equipo de gobierno, que dirige el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, se negó en redondo.
Durante el debate, el portavoz del PP, Manuel Cobo, citó incluso unas palabras de Felipe González en la prensa para justificar su negativa: «Si era un mérito tirar del caballo a Franco, había que haberlo hecho cuando estaba vivo», repitió Cobo. Éste también consideró «estúpido» que Madrid hiciera desaparecer «los rastros de 40 años de historia».