Cuando el mundo entero asiste con horror a la catástrofe nuclear en Japón. Cuando, a pesar de la censura, van apareciendo datos sobre la verdadera gravedad de la situación en tres centrales nucleares japonesas: escapes de radiación, sobrecalentamiento de los núcleos, gran peligro de fusión… Cuando en diferentes países hasta ahora pro-nucleares, como Alemania, sus […]
Cuando el mundo entero asiste con horror a la catástrofe nuclear en Japón. Cuando, a pesar de la censura, van apareciendo datos sobre la verdadera gravedad de la situación en tres centrales nucleares japonesas: escapes de radiación, sobrecalentamiento de los núcleos, gran peligro de fusión… Cuando en diferentes países hasta ahora pro-nucleares, como Alemania, sus gobernantes anuncian la revisión total de su política en relación a la energía nuclear. Cuando en esos países se aprestan a suspender la renovación de la vida útil de sus centrales más vetustas. Cuando diferentes organismos de la UE piden una revisión completa del estado técnico y pruebas de resistencia de las centrales de los países de la Unión y un paréntesis en las intenciones de diferentes gobiernos de prolongar vida útil a centrales ya caducadas o a punto de hacerlo (como la mayoría de las españolas). Cuando todo esto ocurre, ¿qué pasa en España?
Pues muy sencillo. Destacados ministros y políticos del gobierno PSOE-PP (así hay que nombrarlo, puesto que llevan como un año estando de acuerdo absolutamente en todo, si es que alguna vez no lo estuvieron), así como personalidades «técnicas» del macro-negocio de la electricidad están desarrollando toda una cruzada en medios de comunicación, especialmente los públicos, con el fin de convencernos de las bondades de la energía nuclear.
El señor Rajoy nos pide moderación, que no caigamos en alarmismos, y que no perdamos de vista que España necesita la energía nuclear. Una técnico de la industria eléctrica nos explicaba ayer al mediodía en el telediario de la Uno con gesto contrito, nada menos, que lo que está ocurriendo en Japón es la prueba fehaciente de lo segura que es la energía nuclear. Cágate lorito. También nos decía que a ver si vamos a ser tan canallas de aprovecharnos de la conmoción de lo que ocurre en Japón para pedir aquí cosas que «hagan daño a España». Para rematar la jugada el ministro de economía Sebastián, como si fuésemos niños de primaria o fieles oyentes de una homilía, nos decía lo que tenemos que pesar, como única forma de verlo, con respecto a al tema en cuestión: Lo que ocurre en Japón no tiene nada que ver con nada de nada que pueda pasar en España. Son como distintos mundos, como planetas diferentes. Allí tendrán los problemas que tengan pero las centrales nucleares españolas son seguras de la muerte. Los ciudadanos debemos estar pero que muy muy tranquilos. Toda esta información adornada con datos eminentemente falsos sobre necesidades energéticas españolas y la importancia y necesidad de la energía nuclear. Contra tal cúmulo de declaraciones en una sola dirección la Uno solo nos ha obsequiado con el contraste de Cayo Lara pronunciando una sola y corta frase crítica con la energía nuclear.
Sabemos que desde hace años Felipe González y El País vienen realizando una cruzada en la que tratan de que se genere un debate sobre el futuro de la energía nuclear en España. La idea es crear el clima adecuado para la prolongación de la vida útil de las centrales españolas primero, y la construcción de otras nuevas después. Suculento negocio en cuyo pensamiento imaginario unos cuantos se deben de estar frotando las manos. En tal cruzada no han escatimado medios, y su principal logro ha sido que el propio gobierno del PSOE, con su ministro Sebastián -el antiguo ecologista-, a la cabeza, haya tirado a la basura años de apuesta por las energías renovables y se haya subido a toda velocidad al carro pro-nuclear. Parece evidente que en política energética en España quien gobierna es Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa y demás. Parece claro también que quienes toman las decisiones al respecto son poco más que meros asalariados de estas compañías. Pero una cosa es que se llenen los bolsillos desarrollando políticas que benefician a cuatro empresas poniendo en peligro nuestra salud -cosa a la que ya estamos acostumbrados y parece no molestarnos- y otra muy distinta que nos llamen gilipollas desde el telediario y se rían en nuestra cara diciendo cosas que ni ellos se creen. Hasta ahí podríamos llegar, faltaría más.
Fuente: http://www.grupotortuga.com/El-gobierno-espanol-se-deshace-en