El Gobierno de Lakua hizo ayer pública una declaración en la que responde a Rodríguez Zapatero que la autodeterminación es un derecho no negociable, y sin cuyo reconocimiento no será posible un acuerdo de normalización. Batasuna coincidió en que sin derecho a decidir no habrá resolución del conflicto. El presidente dijo anteayer que el derecho […]
El Gobierno de Lakua hizo ayer pública una declaración en la que responde a Rodríguez Zapatero que la autodeterminación es un derecho no negociable, y sin cuyo reconocimiento no será posible un acuerdo de normalización. Batasuna coincidió en que sin derecho a decidir no habrá resolución del conflicto. El presidente dijo anteayer que el derecho no figura en el ordenamiento constitucional español ni de ningún «país democrático».
El Gobierno de Lakua y Batasuna coincidieron ayer en responder al presidente del Gobierno español que el derecho a decidir es la clave de la normalización política en Euskal Herria y en recordarle que la autodeterminación se ha ejercido en varias ocasiones en la Europa democrática.
No es habitual que el Ejecutivo autonómico haga declaraciones públicas de respuesta a las autoridades del Estado, pero Lehendakaritza se sintió obligada ayer a salir al paso de las afirmaciones realizadas la víspera por Zapatero en el Congreso, donde afirmó que el derecho de autodeterminación «no existe en nuestro ordenamiento constitucional ni en ningún ordenamiento constitucional de los países democráticos».
Refiere el Gobierno de Ibarretxe el artículo 1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU, en el que se recoge textualmente que «todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural».
Derecho que no se negocia
El escrito de Lehendakaritza asegura que «este derecho no es negociable, es un derecho que todo pueblo posee, y su negación implica negar la propia existencia de los pueblos en general, y de Euskadi en particular, al mismo tiempo que niega el principio establecido por Naciones Unidas».
Recuerda a Rodríguez Zapatero que «en la Europa democrática hay ejemplos más que suficientes de cómo se ha ejercitado este derecho universal, respetando siempre la decisión democrática de la ciudadanía».
Hay además una afirmación en la declaración del Gobierno de Lakua que puede resultar muy importante de cara a un proceso de normalización. «Lo que se debe pactar afirma Lehendakaritza es el ejercicio de este derecho, por medio del diálogo y el acuerdo entre las formaciones políticas».
El Ejecutivo de Ibarretxe concluye con la consideración de que «no será posible alcanzar un acuerdo de normalización política si no se alcanza asimismo un acuerdo sobre el derecho a decidir de Euskadi. Y ésta es la cuestión el contencioso político- que está pendiente desde la abolición foral de 1839, desligado y muy anterior, por tanto, de la horrorosa e inhumana violencia de ETA».
Dado que las palabras de Zapatero en el Congreso respondían a la pregunta de si negociaría cabe suponer que con ETA, aunque no se explicitaba el derecho de autodeterminación, el texto de Lakua recoge también la idea de que «las cuestiones políticas deben ser negociadas única y exclusivamente por los agentes políticos y posteriormente deben ser refrendada por la ciudadanía».
El ejemplo de Irlanda
El dirigente de Batasuna Joseba Permach, por su parte, aseguró que el presidente del Gobierno «es consciente» de que «la resolución del conflicto en Euskal Herria pasa por garantizar que los vascos puedan determinar libremente su futuro y tener reconocido su derecho a decisión». A su juicio, es «fundamental» el reconocimiento de ese derecho para «afrontar cualquier proceso de solución en parámetros democráticos», y no se trata de una petición de la izquierda abertzale «sino de una mayoría social amplia que existe en este pueblo».
El dirigente independentista recordó a Zapatero algunos ejemplos de «cómo en los últimos años este derecho ha servido en Europa», entre los que destacó el «conflicto político y armado» de Irlanda, que «se ha resuelto, entre otras cosas, porque se ha reconocido el derecho de autodeterminación». Por ello, recomendó al presidente español que «en esas reuniones que tiene a menudo con el señor Blair le pida una copia del Acuerdo de Stormont y vea y compruebe cómo el derecho de autodeterminación tiene absoluta validez para la resolución de conflictos en parámetros democráticos».
También el presidente del EBB, Josu Jon Imaz, habló de las palabras de Zapatero, señalando que lo que había querido entender al presidente es que no negociará el futuro político de Euskadi «con una organización terrorista que es ETA y ese principio es democrático». Pero reiteró que la autodeterminación es un derecho.
Aznar pide a Dios que no se esté negociando sobre eso
El ex presidente del Gobierno español José María Aznar alertó desde Lisboa sobre una fragmentación de España y se mostró preocupado por las negociaciones entre el Ejecutivo actual y ETA, que dio por hechas. «Pido a Dios que no se esté negociando la autodeterminación del País Vasco», afirmó. Según dijo, antes el debate era cuánto tardaría España en entrar en el G-8 y ahora «si España existe o no».
El presidente no garantizó lo que se dice que garantizó
Tras el pleno de control del miércoles en el Congreso, la lectura unánime que hizo la prensa incluido este diario fue que Rodríguez Zapatero garantizaba al PP que no negociaría el derecho de autodeterminación de Euskal Herria. Probablemente todos los medios interpre- tamos correctamente lo que el presidente del gobierno español quiso decir, pero no fuimos fieles a lo que realmente dijo. Se puede comprobar en el diario de sesiones.
Mariano Rajoy había registrado una pregunta con el texto de «¿garantiza el presidente del Gobierno que usted y su partido no negociarán ni aceptarán el derecho de autodeterminación?». Y la que le formuló de forma oral fue muy similar: «¿Usted se compromete a no negociar ni aceptar el derecho de autodeterminación?».
La contestación de Rodríguez Zapatero, tras decir que ese derecho no figura en el ordenamiento constitucional español, fue «la pregunta tiene una respuesta muy fácil: no».
Es decir, no garantiza, no se compromete.
Rajoy, que no estuvo especialmente ágil en su réplica, volvió a preguntar al presidente: «¿Garantiza usted que no va a negociar la autodeterminación en el País Vasco?» «¿Garantiza usted que no va a pagar un precio político a los terroristas?».
Y Zapatero insistió: «No. ¿Otra vez quiere oirlo? No».
O sea, no garantiza que no vaya a negociar ni que no vaya a pagar un precio político.
Tal vez no era eso lo que quería decir, pero quizá algún día necesite echar mano de la literalidad de sus palabras.