Yoani Sánchez vuelve a sorprendernos a todos con su artículo «Goliat al rescate de David», publicado en el suplemento dominical de El País. Resulta que al revisionismo histórico de Pío Moa le ha surgido un serio competidor, pues Yoani llega al extremo de querer revisar hasta la Biblia. Así, leemos en su apasionante artículo joyas […]
Yoani Sánchez vuelve a sorprendernos a todos con su artículo «Goliat al rescate de David», publicado en el suplemento dominical de El País. Resulta que al revisionismo histórico de Pío Moa le ha surgido un serio competidor, pues Yoani llega al extremo de querer revisar hasta la Biblia. Así, leemos en su apasionante artículo joyas como esta, con la que pretende resumir la situación actual: «[Es] como si a la gastada metáfora de David y Goliat le hubieran agregado una nueva escena, donde no hay honda ni sangre ni pelea, sino la sonrisa agradecida de un hombre diminuto hacia el grandullón que acaba de abrirle la bolsa de las monedas«.
Esta genialidad de Yoani nos sirve para arrojar nueva luz sobre toda la historia del siglo XX y lo que va de XXI. Por ejemplo, cesen ya los «tópicos» -a lo Oliver Stone- para enturbiar la actuación norteamericana en Vietnam. Los EE UU masacraron a varios millones de vietnamitas de manera altruista y porque querían regalarle a ese país una «bolsa de monedas». Lo que pasa es que la cabezonería comunista no lo entendió. ¿Y la guerra de Irak? Otro ejemplo claro. Los países pobres y rebeldes se empeñan en no dejar que «se les abra la bolsa de las monedas» y, a veces, se hace necesario bombardearlos y reducirlos a cenizas para que acepten ese regalo.
Yoani nos enseña mucho de historia. Véase si no el emotivo final de su artículo, donde celebra abiertamente el curso tomado por los acontecimientos, ya que «al menos sé que ningún otro niño cubano tendrá que gritar consignas alrededor de una hoguera, donde un muñeco esperpéntico [del Tío Sam] se quema y la maestra hunde -con saña- el sombrero de rayas rojas en las llamas«. Conmovedor.
A Yoani Sánchez le duele en su sensible corazón que se quemen muñecos yanquis en Cuba. Normal, si miramos los extractos de su cuenta corriente. Con su inefable talento literario, Yoani destaca dramáticamente la «saña» con que se queman esos muñecos. Por lo visto es una tragedia ver a niños gritando consignas contra el imperialismo. Eso sí, no hay «saña» alguna ni nada «esperpéntico» en la situación de otros niños de otros países latinoamericanos más sumisos a los dictados del amo del norte. Esos otros niños, a diferencia de los cubanos, no tienen zapatos, ni médico, ni han leído jamás un cuento. Probablemente pronto, si no ya, tendrán que trabajar del día a la noche, ganando lo justo para ir a trabajar al día siguiente hasta que abandonen este mundo y sus hijos tomen el relevo. Pero, claro, tendrán el fantástico privilegio de no quemar (¡y encima con saña!) jamás esperpénticos muñecos del Tío Sam.
Yoani denuncia incansablemente la falta de libertad de expresión en Cuba. Lo hace expresándose libremente desde su residencia habitual en La Habana, escribiendo esas mismas palabras (¡no hay libertad de expresión en Cuba!) allí, en Cuba, tanto en su blog como en el diario web de la oposición, 14ymedio.com (cuya propia cabecera reza «Diario hecho en Cuba»), sin ser detenida. Pero ojo, no hay libertad de expresión en Cuba. Ya lo dice la tele. Ah, y tampoco hay libertad de movimientos, aunque ella misma se fuera a vivir varios años a Suiza y luego volviera, sin el menor problema para entrar o salir. Pero, además, la magistral Yoani sugiere confusamente que en Cuba no hay internet, aunque ella y sus amigos escriban cada día sus inspiradas ocurrencias usando precisamente la red. Por cierto, incluso «sin acceso a internet», el twitter de Yoani sigue a otras 100.000 cuentas. ¿Quizá sea que lo administra telepáticamente?
Las violaciones de derechos humanos le preocupan muchísimo a Yoani Sánchez, pero no en toda la isla de Cuba. No. Hay una parte, llamada Guantánamo, donde por lo visto no hay ningún problema. Así, ni en su blog ni en esta web opositora encontraremos -por mucho que nos esforcemos en buscar- la menor denuncia sobre las medievales violaciones de los derechos humanos en Guantánamo, ese admirable soplo de aire fresco y de libertad . Al fin y al cabo esa zona ya ha sido «liberada» del «totalitarismo comunista», ¿no?
No es de extrañar a la luz de todo esto que Yoani añore a Batista y haya escrito cosas como que con él había más libertad que ahora. O ese surrealismo, que nada tiene que envidiar al mejor Buñuel, según el cual la sanidad y la educación ya eran universales entonces. O cosas como que el bloqueo económico norteamericano no es para tanto y que es solo «una excusa» de Fidel para seguir oprimiendo a su pueblo. Así, genialidad tras genialidad, Yoani Sánchez se ha abierto hueco en todos nuestros hogares. ¡Pobrecita, cuánto ha sufrido viendo quemar muñecos del, bondadoso según ella, Goliat!
Pero que nadie sea malpensado. Yoani Sánchez no es estúpida (ni mucho menos, sino todo lo contrario). Y si habla de «bolsas de monedas» de Goliat es porque esas bolsas realmente existen. Ella lo sabe muy bien. Sin trabajo alguno reconocido (excepto publicar genialidades en su blog), ha acumulado medio millón de dólares en solo unos años. ¿Cómo es posible?, se preguntarán algunos ingenuos. ¡Si la pobre no sabe ni escribir! ¡Y encima se permite el lujo de decir que García Márquez, el autor de minucias como Cien años de soledad, no se merecía el Premio Nobel de Literatura (suponemos que a su juicio Obama y Kissinger sí se merecían el de la paz) por ser amigo de Fidel Castro!
La cosa es muy sencilla: si Yoani (aunque no sepa escribir) no tiene un pelo de tonta, el Tío Sam tampoco. Y los amigos europeos menos. Pongamos un eje mplo de estos últimos, por ser los que más directamente nos (machacan) atañen: Yoani Sánchez creó su blog «Generación Y» en 2007. Pues bien, ya en 2008 recibió el Premio de Periodismo «Ortega y Gasset», dotado con 15.000 euros y otorgado por el diario español El País (sí, el mismo donde podemos leer hoy su peculiar revisión del Libro de Samuel). Antes y después de Yoani Sánchez, este premio se ha otorgado siempre a prestigiosos periodistas o escritores que presentan una larga carrera literaria. Pero ya se sabe: la ocasión merecía la excepción.
Desde entonces y hasta el día de hoy, han sido innumerables los premios y ayuditas recibidos por Yoani. Gracias a su bondadoso Goliat, en solo unos años la bloguera ha acumulado casi medio millón de dólares. ¿A que ya van cuadrando las cuentas? ¡Pueblos del mundo, escuchen a esta representante de la libertad! Goliat no busca robarles para incrementar su bolsa de monedas. No. Lo que busca es abrirles esta bolsa y darles dinero. Y en realidad así es. Otra cosa son los intereses de usura a los que este dinero se preste. Bien lo saben África y Latinoamérica, que padecieron en los años 80 la «crisis de la deuda», siendo obligados a recortar las pocas prestaciones sociales que, con esfuerzo, habían logrado establecer y los pocos derechos laborales que, a base de huelga y porrazos, habían podido conquistar. Ya se sabe, «lo primero es pagar la deuda» a los pobres banqueros del norte, no vaya a ser que este verano no puedan comprarse lo último en yates. Hay que ser realistas, hay «prioridades absolutas», las cosas son así. ¿A quiénes creen que les hemos copiado el Artículo 135 de nuestra inmodificable y modificada Constitución?