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Los restos corresponden a vecinos de Murchante asesinados en la Guerra Civil

El hallazgo de 7 cuerpos en Fustiñana abre una nueva fase de exhumaciones de fusilados.

Fuentes: Nabarralde

La Asociación de Familiares tiene 30 peticiones más tras una excavación sin precedentes desde los años 70 y primeros 80

El hallazgo en la Bardena de Fustiñana de siete cuerpos de otros tantos vecinos de Murchante «desaparecidos» desde 1936 supone en la práctica el inicio de una nueva etapa de exhumaciones de cadáveres de fusilados de la Guerra Civil en Navarra ( hubo más de 3.000 y parte de ellos no han sido encontrados aún ) gracias a la iniciativa y la labor de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, que ya tiene otras 30 solicitudes. La localización de la fosa tuvo lugar este domingo a mediodía en unos trabajos llevados con total discreción por los familiares de los asesinados, pero con las supervisión técnica de la Sociedad de Estudios Aranzadi. De hecho, para garantizar la integridad de los restos, se optó por volver a tapar la tumba colectiva y aplazar un trabajo de campo más minucioso hasta dentro de dos semanas.

La localización de la fosa fue posible «gracias al testimonio de personas anónimas de Fustiñana que han aportado – o aportaron antes de fallecer – sus testimonios», explica al Asociación.

Esta historia comienza en mayo, cuando el colectivo recibió la petición de los familiares de uno de los fusilados. «El empuje de estas personas, la constancia de esta asociación y la colaboración de Aranzadi han hecho posible que hoy el pueblo de Murchante y la sociedad navarra hayan colmado ese vacío que suponen los desaparecidos. En la Navarra del siglo XXI es vergonzante que los familiares, con la única ayuda de estas asociaciones, tengan que andar por las cunetas buscando a los suyos, sin ninguna ayuda institucional y sin ningún apoyo oficial», indican en un comunicado en el que recuerdan la declaración extraordinaria del Parlamento del 10 de marzo del 2003 como importante, aunque no se haya traducido en cuestiones concretas.

No obstante, recordando el espíritu de esa declaración (respaldada por todos los partidos menos por UPN, que se abstuvo) reiteraron que «los familiares ni viven del pasado ni quieren venganza, sólo justicia». Por ello, dirigiéndose a quienes critican la recuperación de la memoria histórica, les piden que «traguen saliva cada vez que recordéis que nos habéis intentado dar lecciones para no actuar con venganza , cuando estos familiares han navegado siempre en la estilosa educación de quién se sabe con la razón y no necesita grandilocuentes términos ni gestos de rencor ante algunos políticos que no han sabido, o querido, estar a la altura. Nos pedís homenajes para todos, cuando en Navarra las balas sólo tuvieron una dirección. En ninguna de nuestras declaraciones – añaden -, en ninguno de nuestros actos públicos, nunca, hemos actuado con odio ni con sed de venganza, antes al contrario, hemos actuado con serenidad y siendo conscientes de que teníamos que cerrar las heridas para mirar al futuro. Nunca más y para nadie aquellos horrores» concluyen en su nota en la que recuerdan que próximamente se va a presentar en sociedad el proyecto para construir en Sartaguda un Parque de la Memoria con una escultura en colaboración con firmas como Montxo Armendáriz, Atxaga o Ulibarrena. En el acto (el día 8 en Burlada) se proyectará un documental.

Siete trabajadores de izquierdas

Cuando el reloj marcaba exactamente las 13.20 horas y el cierzo barría la Bardena secando las lágrimas de los familiares que desde hacía ya tres horas seguían las evoluciones de la máquina excavadora, el ruido del metal sobre la tierra cambió de tono al chocar con el cráneo y la tibia de un cuerpo. Los expertos de Aranzadi mandaron parar al operario. Estaba claro. Lo que no pudo ser hace dos años con el infructuoso intento de recuperar los cuerpos de dos mendavieses al pie de Montejurra, se convertía en realidad en la otra punta de Navarra. Todavía no se puede saber a quién pertenecen esos primeros restos, la punta de iceberg de la fosa común. Pero los nombres de los desaparecidos son:

Hilario Chueca Ayala (50 años, jornalero); Roque Jarauta Chueca (57 años, 2 hijos, afiliado a la UGT); Genaro Ochoa Lorente (31 años, jornalero); Julio Orta Simón (59 años, 7 hijos, panadero afiliado a la UGT); Antonio Pérez Ullate (32 años, estanquero); Ricardo Roselaguirre (71 años y 6 hijos); Mauricio Simón Arriazu (28 años, estanquero, presidente de la UGT).

Murieron por pedir tierra y libertad.