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El hombre feroz

Fuentes: Rebelión

Imaginemos que a la mente de un ser humano se le adiciona, mediante una proeza científica, la psique de un león feroz. Se le incorpora también la conciencia de que posee la ferocidad del león potenciada por su inteligencia humana. La razón domina y regula su comportamiento para poder vivir en sociedad. Con la integración […]

Imaginemos que a la mente de un ser humano se le adiciona, mediante una proeza científica, la psique de un león feroz. Se le incorpora también la conciencia de que posee la ferocidad del león potenciada por su inteligencia humana. La razón domina y regula su comportamiento para poder vivir en sociedad.

Con la integración de la inteligencia a la ferocidad animal aparecen nuevos comportamientos que el animal no poseía. Aparece el placer de ver sufrir a su víctima, el ensañamiento, el juego de matar y de hacer sufrir. La psique animal solo era feroz, la inteligencia humana le incorpora la dimensión de la locura y del placer morboso de sentirse poderoso.

Ese es el prototipo del ser humano actual. Ni más ni menos. Tal como el león no siente culpa al matar una gacela de pocos meses que no puede correr a la velocidad de su madre. El hombre feroz no siente culpa ni tiene piedad por nada ni nadie, los demás son objetos solo él importa. La capacidad de empatía (ponerse en el lugar del otro) ha desaparecido, él es bueno, los demás son los monstruos.

Para ese nuevo hombre matar es normal, manipular y hacer sufrir a los demás seres humanos es normal, robar es normal, el sentimiento de culpa le es ajeno. Es más, el placer morboso mencionado al actuar así, está incorporado e integrado en su vida diaria. Esa imagen pertenece al 99% de la humanidad actual. Egoísmo, insensibilidad al dolor ajeno, ambición desmedida de poder y dinero, perversidad ilimitada, venganza desproporcionada, desprecio por la verdad, engaño sin medida.

Cada día me convenzo más de que el ser humano es un proyecto fallido, salvo por ese 1% que es el que permite que aún el mundo tenga habitantes. La idea no es mía, es del el gran líder responsable de la liberación de la India, Mohandas Gandhi, conocido como el Mahatma (Alma grande) Gandhi. Todo este escrito es solo una paráfrasis de su frase «el mundo sobrevive porque todavía quedan algunos hombres buenos». Hoy todavía me conmueve.

Me propongo y los invito con todo cariño a que ensayemos la bondad. Da mucha paz. La vorágine de maldades emociona y entretiene pero nunca olvide: un día, usted va a morir como todos. Al menos deje un buen recuerdo.

Guillermo F. Parodi es escritor, profesor universitario, miembro del Observatorio Internacional de la Deuda y de los colectivos Rebelión y Tlaxcala ( www.tlaxcala.es ), la red de traductores por la diversidad lingüística.