La ola de incendios que con virulencia arrasa la masa forestal del País no se puede abordar con banalidad y resignación, tal como están haciendo las autoridades autonómicas. Las declaraciones desta tarde, lunes 7 de agosto, realizadas por el Presidente de la Junta da Galiza, después de haber finalizado una reunión extraordinária de su gobierno, […]
La ola de incendios que con virulencia arrasa la masa forestal del País no se puede abordar con banalidad y resignación, tal como están haciendo las autoridades autonómicas. Las declaraciones desta tarde, lunes 7 de agosto, realizadas por el Presidente de la Junta da Galiza, después de haber finalizado una reunión extraordinária de su gobierno, causan estupor e indignación. Afirmar que todo está bajo control y que los medios son suficientes para hacer frente a la situación es una irresponsabilidad impropia de su cargo, además de una mentira que el humo que cubre buena parte da franja atlántica no puede ocultar.
Acabo de llegar a casa después de un viaje de más de cinco horas que habitualmente se realiza en poco más de 80 minutos. La principal vía de comunicación deste país, la AP-9, estuvo cortada em varios puntos, siendo cerrada al tráfico durante horas, y la N-505, la única alternativa para hacer el trayecto Ponte Vedra-Compostela, estaba completamente colapsada. El humo dificultaba la visión encuanto montes, sierras y valles ardian sin la presencia de medios terrestres y aéreos.
Agosto lleva ya un saldo de tres personas muertas, de miles de galleg@s angustiados ante el fuego que se aproxima a sus casas y propriedades, sin más ayuda en muchos casos que el esfuerzo colectivo y solidario de l@s vecin@s.
Y Tourinho -a la salida de una reunión urgente definida como «gabinete de crisis», fruto de una situación de extrema gravedad que provocó la interrupción de sus vacaciones-, tuvo el coraje de afirmar que todo está bajo control y que los medios son suficientes para enfrentar la situación.
No poseo pruebas, ni evidencias empíricas de la existencia de una red criminal que de forma organizada está sembrando de fuego a medio país. Pero no es necesario ser muy perspicaz para constatar esta afirmación. Los incendios petenden provocar alarma social, generar mucho daño, e están vinculados com el asalto especulativo que se prepara sobre las costas y otras zonas, por lo que en esta ocasión están concentrados en el litoral atlántico y en las proximidades de las grandes ciudades. Así, a diferencia de otros años, de momento la provincia de Ourense está quedando al margen de la ola incendiaria. La red pirómana optó por cercar de fuego a Vigo, Ponte Vedra, Compostela, Vila Garcia de Arouça, e en general al conjunto del litoral sur del País, o sea, criar sensación de inseguridad, peligro y caos entre una buena parte de la población gallega concentrada en esta área y en los miles de visitantes en el período estival, y destruir masa forestal y tierras productivas incómodas para los salvages planos especulativos en conivencia con las autoridades municipales corruptas asalariadas del capitalismo mafioso del cemento y del ladrillo. De momento, están alcanzando parte de su objectivo.
Sin embargo, no pretendo analizar las causas de porque arden nuestros montes, un hecho que se viene produciendo desde hace más de tres décadas. Son múltiples e interrelacionadas. Intereses madereros, urbanísticos, vinculados al más gansteril capitalismo, se mezclan con el malestar provocado por los cambios operados en la contratación de las brigadas de incendios por la Conselharia de Meio Rural, y con la imposición de un modelo de desarrollo socio-económico erróneo que provocó el hundimiento de la sociedad campesina y el posterior abandono del rural, convertiendolo en un paraíso donde opera con absoluta impunidad la industria de la madera y sus derivados.
Pero sí debe ser denunciada la atitud de las autoridades autonómicas que, un año después de haber llegado a Sam Caetano, mantienen la misma estrategia aplicada por el PP -ahí están las declaraciones de Jorquera-, y no adoptaron las medidas de choque necesarias para evitar esta desfeita ambiental y socioeconómica que Galiza padece un año más, ante la pasividad de su clase política. Tourinho, Quintana, Soares Canal y Pachi Lopes son responsables directos por su incapacidad en prevenir esta situación, por no modificar la política forestal, e por haber perdido más de un año en dotar a la Junta de medios y recursos suficientes para hacer frente a algo que viene aconteciendo año tras año.
* Carlos Morais es Secretario General del Partido Comunista Galego Primeira Linha y miembro de la Permanente Nacional de NÓS-Unidade Popular.